La editorial Sexto Piso ha publicado Los espejos venenosos, un conjunto de relatos inรฉditos del escritor serbio Milorad Pavic (1929-2009). Con un original y agudo prรณlogo del tambiรฉn escritor serbio Goran Petrovic, los lectores espaรฑoles, con esta cuidada ediciรณn, descubrimos a un autor que ya despertรณ entusiasmo con sus innovaciones narrativas en Diccionario jรกzaro o en Paisaje pintado con tรฉ, novelas en las que experimentรณ y dio a conocer esas fรณrmulas estilรญsticas que lo vinculan con Borges, Perec o Italo Calvino. Hablamos de la narrativa hipertextual, de historias sin principios ni finales acotados, narraciones en las que el lector es tambiรฉn parte necesaria en la elaboraciรณn del relato.ย
En Los espejos venenosos, no obstante, nos encontramos un estilo que se distancia del Milorad Pavic experimental. Aunque sin abandonar sus dosis de imaginaciรณn, dominio de la tรฉcnica narrativa, inteligencia, asombros en los desenlaces. Estos relatos conservan lo esencial de la literatura del escritor serbio, que es lo esencial de la mejor literatura, pero prescindiendo de esa otra experimentaciรณn suya, tan caracterรญstica y que por otra parte tanta atenciรณn merece (la renovaciรณn formal de sus novelas supuso una ruptura de cuanto se vino haciendo en la novela europea del siglo XX).
Los relatos del conjunto se caracterizan por ser historias concisas, que evocan paisajes de la Serbia natal, periodos de la historia del paรญs, costumbres, todo un recorrido por la cultura de los Balcanes. Las tramas, en numerosas ocasiones, consisten en conflictos muy bien planteados y resueltos; conflictos que desembocan en una especie de fรกbula. En una enseรฑanza. De estos cuentos destaca la manera en la que Milorad Pavic, como si de una sofisticada maquinaria se tratara, compone todas las piezas โpersonajes, trama, desenlacesโ, las cuales une entre sรญ, desarrollando una mecรกnica literaria que suena a maestrรญa. Es una imaginaciรณn sobresaliente tratada con un oficio formidable. Una suma que da lugar a estas historias, deliciosas por fondo y por forma. Por su, digamos, aspecto formal, y por la manera en que nos las cuentan.
Hay en el volumen frases que llaman la atenciรณn, como esta: โCon el tiempo llegan los aรฑos en que, como compaรฑeros de paseo, ya no escogemos a la gente con la que nos unen la juventud y las viejas amistades, sino las enfermadesโ. O esta: โDesde que tengo uso de razรณn odio dos cosas: mi rostro y mi nombreโ. Son asertos con los que se da comienzo a dos de los relatos. Estos suelen tener un patrรณn comรบn: desde el principio nos introducen en la historia con una imagen o una reflexiรณn elocuentes. Y partir de ahรญ, captada nuestra atenciรณn, nos dejamos persuadir por aquello que el escritor nos quiere contar. Por los diferentes y precisos engranajes con los que Pavic da movimiento al texto; un movimiento cuyo sentido total descubrimos al terminar la lectura. Es una de las muchas cualidades que denotan lo excelente de esta obra del escritor serbio: cรณmo los relatos ofrecen esa mimada labor de artesanรญa. Nada es casualidad, todo estรก medido, equilibrado, para reservarnos una emociรณn, una verdad, una sorpresa.
La historia de Serbia, y del este de Europa, estรก muy presente en estas pรกginas. Asรญ en el relato โEl medio hermanoโ, con el trasfondo de las primeras dรฉcadas del siglo XX, la Gran Guerra, la Segunda Guerra Mundialโฆ O en โEl calendario rojoโ, con una entretenida intrahistoria de ficciรณn en el contexto de la Revoluciรณn de Octubre. Se percibe la influencia de la cultura del este en esta recopilaciรณn de breves narraciones de Milorad Pavic โal igual que en sus novelas mรกs conocidasโ. Una atmรณsfera cultural que discurre por los relatos, y que nos aporta en la lectura, con referencias que tanto evocan y cuya fascinaciรณn nos resulta inevitable.
Milorad Pavic, ademรกs de excelente e interesante novelista, fue poeta, traductor y estudioso de la literatura serbia, en concreto del barroco y del clasicismo, de los siglos XVII al XIX. Ese ambiente acadรฉmico, universitario, tambiรฉn se refleja en Los espejos venenosos. Recreaciรณn, fรกbula y acaso memoria personal convergen en โDos estudiantes de Irakโ, donde leemos un pรกrrafo memorable del conjunto:
โLa belleza es tan pesada y su creaciรณn requiere de tanto esfuerzo que sentimos alivio en cada contacto con ella, porque en la distribuciรณn universal de la energรญa en el mundo nos ahorraron cierta cantidad de trabajo. El esfuerzo ajeno invertido en la belleza nos libera de nuestra porciรณn de cansancio, nos ahorra cierto gasto de energรญa, de ahรญ viene el deleite con la belleza. Nosotros, en realidad, descansamos en la bellezaโฆโ.
El estudioso, el investigador erudito, tambiรฉn se intuye en โEl jardรญn de Shakespeareโ, texto que sabiamente combina ficciรณn y no ficciรณn, cuento y ensayo.
En Los espejos venenosos nos adentramos en la magistral tรฉcnica de un escritor destacado โquien sutilmente nos enseรฑa sus clavesโ, al tiempo que conocemos sus temas, sus influencias culturales. Nos sumergimos en una serie de relatos que llevan la personalidad literaria โtan acusadaโ de Milorad Pavic, y que bien podrรญan funcionar como una antologรญa de la obra del intelectual serbio: tanto de su pensamiento como de su vida y carrera literaria.
Los espejos venenosos.
Milorad Pavic.
Selecciรณn y prรณlogo de Goran Petrovic.
Traducciรณn de Dubravka Suznjevic
Sexto Piso, 2022. 264 pรกginas.
Gonzalo Gragera es poeta y colabora en The Objective, Clarรญn y el Diario de Sevilla.