Imperceptiblemente, los signos se acumulan. De forma insidiosa y aleve, irregulares, dispersos, como espaciados adrede para dificultar su lectura. No el simple deterioro fiฬsico, verificado apenas en lo cotidiano, el esfuerzo maยญyor exigido por cada uno de los actos y pequenฬos rituales del diฬa, ni siquiera la contrariada sorpresa, instintiva rebelioฬn derrotada del brusco enfrentamiento a la marchita juventud de tu fotografiฬa: la irrupcioฬn maฬs bien, en un momento de vaga felicidad irresponsable, de ese corte inopinado, brutal, que desbarata previsiones y caฬlculos y te abandona inerme a la conciencia de una irremediable caducidad.
Conducir, por ejemplo, a la amanecida, a traveฬs de un seยญreno y luminoso paisaje, por una apacible, casi desierta caยญrretera comarcal olvidando, es verdad, seguฬn descubriraฬs maฬs tarde, que se trata de un viernes, diฬa trece y estaฬs por contera en el departamento franceฬs nuฬmero trece, algo que cualquier supersticioso podriฬa interpretar erroฬneamente como una deliberada provocacioฬn, detenerte en la senฬal de alto plantada en el cruce con la nacional de Saintยญ-Reฬmy a Tarascon, atender a la llamada de un sujeto de edad mediaยญna que, al otro lado de la encrucijada, con una pobre y desยญlucida maleta en la mano, te pregunta si puedes llevarle contigo a un pueblo vecino y, despueฬs de comprobar que te pilla de paso, atravesar la calzada, olvidaฬndote, en el interยญvalo del breve diaฬlogo, de mirar auฬn a la izquierda y oiฬr de repente el zurrido estridente de unos frenos, segundos anยญtes del encontronazo que reduciraฬ tu automoฬvil a triste chatarra. Salir titubeante del vehiฬculo y afrontar el rostro ceฬreo, descompuesto de miedo, del choฬfer del camioฬn, inยญvoluntario mensajero de un aviso del destino, precisamenยญte un aฬrabe; dirigirle, en su lengua, unas palabras para tranquilizarle y escuchar sus balbuceos โno sorprendido en absoluto por lo insoฬlito del hecho de que el europeo presuntamente herido converse con eฬl en su idiomaโ, la salmodia a media voz de los Kulchi fi yid Allah y otras foฬrmulas de acatamiento a lo Escrito entretejidas con exยญclamaciones de accioฬn de gracias. Inverosiฬmil diaฬlogo en la carretera nevada de vidrio, sin experimentar todaviฬa dolor alguno por la unฬa del pulgar arrancada de cuajo mientras adviertes que el causante indirecto del lance huye a toda prisa con la maleta a cuestas y la duenฬa de la tienda situada en el cruce, tras permitirte telefonear al amigo en cuya casa te has hospedado, encaja sin pestanฬear el precio de la llamada. Soฬlo perplejidad por tu presencia en un mundo algodonoso y fantasmal, objeto de piedad o indiscrecioฬn de los inevitables mirones, junto a la gura magra y enยญvejecida del desamparado magrebiฬ transportista de fruta que, pasado el apuro, se esfuerza en establecer tambieฬn una simple composicioฬn de lugar โdanฬos, responsabilidaยญdes, necesidad de prevenir al amoโ, aguardando la llegaยญda de la policiฬa.
Reproducido con autorizaciรณn de Alianza Editorial.
(Barcelona, 1931) es escritor, uno de los miembros mรกs relevantes de la llamada Generaciรณn del 50 espaรฑola. La editorial Galaxia Gutenberg publicรณ sus Obras completas.