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Mis raras, II: Maggie Nelson

ยฟQuรฉ hace rara a una escritora? ยฟSer poco conocida (o menos conocida de lo que deberรญa), excรฉntrica, marginal, rebelde? ยฟNo adaptarse a las normas sociales de su tiempo? En la segunda de las tres entregas de esta serie, la imprescindible Maggie Nelson.
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Llevo tiempo obsesionada con un libro que encontrรฉ hace seis aรฑos en una librerรญa de Saint Marks, en Nueva York, que ha dejado de existir. Mรกs bien, el libro me encontrรณ a mรญ (perdรณn por la cursilerรญa, pero en serio, asรญ fue). No tenรญa planeado comprar algo ese dรญa, sรณlo estaba en el lugar esperando a una amiga cuando lo vi en una de las repisas. Nadie me lo habรญa recomendado, no habรญa escuchado nunca el nombre de su autora ni sabรญa de quรฉ se trataba, pero lo tomรฉ porque me llamรณ la atenciรณn la simpleza de su portada azul con un cuadro blanco al centro y la palabra: Bluets. Para convencerme bastรณ la primera lรญnea: Supongamos que empiezo diciendo que me he enamorado de un color.

Cuando lleguรฉ a casa, lo leรญ de corrido y al dรญa siguiente regresรฉ a la librerรญa por otras tres copias para regalarlo (no hay mayor acto de amor hacia un libro que el impulso de compartirlo (bueno, de hecho hay otro del que hablarรฉ mรกs adelante y que tambiรฉn tiene que ver con ese impulso)). Ese mismo dรญa preguntรฉ por los demรกs libros de su autora, Maggie Nelson, de la que para entonces ya habรญa leรญdo un par de entrevistas en lรญnea: era joven, rubia, de gesto severo. Habรญa crecido en California y coleccionaba cosas azules. Salรญ de ahรญ con uno de sus libros de poesรญa, Something Bright, Then Holes, y me di a la tarea de hacerme de todo lo que habรญa escrito, que en ese entonces eran siete libros y ahora son nueve.

Nelson es una escritora compleja, brillantรญsima, que se pregunta las cosas de tal modo que sacude hasta las certezas mรกs sรณlidas. Su escritura desarma porque cada palabra estรก acomodada con precisiรณn, meticulosamente, pero sin pedanterรญa. Tal vez tenga que ver que su niรฑez, en la que siempre estuvo rodeada de gente interesada en las palabras, con su formaciรณn acadรฉmica en literatura inglesa o con su voraz apetito como lectora. Asรญ la recuerda el escritor Wayne Koestenbaum, que estudiรณ con ella en la Universidad de la Ciudad de Nueva York (CUNY): โ€œEl lenguaje de la crรญtica le quedaba como anillo al dedo. Ya tenรญa la personalidad y era mucho mejor que yo, mejor que cualquier persona que yo conozca, en armar un pรกrrafo de tal modo que fluyera siguiendo la pista de un argumento de un modo elegante. La virtud de estar encendida de preguntasโ€.   

A partir de aquel encuentro en Saint Marks, Nelson se convirtiรณ en una de las escritoras que mรกs me intriga, una rara, y por lo tanto una de mis favoritas. Decรญa antes que comprar varias copias de un libro para regalarlo, sin saber siquiera a quiรฉn ni cuando ni por quรฉ motivo lo harรกs, es un gran acto de amor hacia รฉl. El otro es traducirlo.

La traducciรณn es quizรก la forma mรกs รญntima de tocar un libro, porque requiere una lectura que se le acerque por todos los รกngulos posibles: una aproximaciรณn increรญblemente atenta y, si se hace por gusto, cariรฑosa. Ademรกs puede ser contagioso, porque se conserva siempre en la escritura propia algo de lo que se ha traducido. O a menos ese optimismo sentรญ yo cuando decidรญ traducir Bluets, primero, y despuรฉs The Argonauts, su libro mรกs reciente. No he terminado ninguno de los dos. Avanzo lento, pensando mucho en cada pรกrrafo, porque son de una densidad que no permite prisa. Por ejemplo รฉste, uno de los primeros de Los Argonautas:

Antes de conocernos, habรญa pasado la vida entregada a la idea de Wittgenstein de que lo inexpresable estรก contenido, ยกinexpresablemente!, en lo expresable. Esta idea no es tan popular como su mรกs reverencial de lo que no se puede hablar hay que callar pero es, creo, mรกs profunda. Su paradoja es, literalmente, por quรฉ escribo, o cรณmo es que me siento capaz de seguirlo haciendo.

Todavรญa no sรฉ en quรฉ gรฉnero acomodar los libros de Maggie Nelson en mi librero. Bluets es poesรญa pero es ensayo (y no sรณlo ensayo, ensayo filosรณfico); The Argonauts es ensayo pero es novela pero es autobiografรญa; The Red Parts es crรณnica pero algunos de sus capรญtulos son poemas y otros son como estar viendo un documental. Jane es un libro de poemas que cuenta una historia de su infancia. The Act of Cruelty es ensayo y crรญtica y, por momentos, tambiรฉn poesรญa.

Maggie Nelson es rara porque se resiste a la clasificaciรณn. En entrevista con Maggie Lange, Nelson dijo sentirse identificada con Foucault, que, cuando le pidieron que describiera su sexualidad, contestรณ simplemente que se identificaba como lector. A esto me gustarรญa aรฑadirle la idea de la poeta Eileen Myles de que los poemas son como fiestas a las que todo mundo estรก invitado. Quizรก es una buena manera de pensar en Nelson: una lectora que organiza fiestas en las que todo puede pasar.

 

En la primera entrega, Marosa di Giorgio

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(Ciudad de Mรฉxico, 1984). Estudiรณ Ciencia Polรญtica en el ITAM y Filosofรญa en la New School for Social Research, en Nueva York.ย Esย cofundadora deย Ediciones Antรญlopeย yย autora de los libros Las noches sonย asรญย (Broken English, 2018), Alberca vacรญaย (Argonรกutica, 2019) y Una ballena es un paรญs (Almadรญa, 2019).


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