No pienso, no me quejo,
no disiento, no duermo.
No me lanzo ni al Sol, ni a la Luna,
ni al mar, ni a la nave.
No siento el calor de estas paredes
ni el verdor del jardín.
Ya no espero la dádiva
que anhelaba y soñaba.
No me alegra la mañana
ni del tranvía su correr sonoro.
Sin ver el día vivo,
olvidada de la fecha y del siglo.
Sobre una cuerda a punto de partirse,
soy un pequeño volantinero.
Soy una sombra de la sombra de alguien.
Soy un lunático de dos lunas oscuras.-— Traducción de José Manuel Prieto