Fernando del Paso contaba que su interés en la historia de la Intervención comenzó en la niñez, cuando se enteró de que habíamos tenido un emperador rubio de barbas azules, que “se habían echado al plato en Querétaro”, y cuya esposa había enloquecido. Que sentía ternura por Maximiliano y por Carlota porque ellos habían venido a México con buenas intenciones y habían caído en una trampa enorme. Que la muerte de Maximiliano, fusilado en el Cerro de las Campanas, y la locura de Carlota, que duró 60 años, le habían dado dimensiones griegas a ese melodrama personal. Que también sentía cierta compasión por Juárez, porque entonces México era un país que apenas comenzaba a nacer como república y con todo se enfrentaba a una gran potencia europea, y Juárez había logrado triunfar gracias a su terquedad. Que aunque el Benemérito había cometido grandes errores antes de la Intervención y otros grandes errores después, durante ella se había comportado de una manera extraordinariamente digna, con una fe, con una firmeza y con un convencimiento notables.
Que la idea del Imperio no le causaba ningún conflicto, que había sido una idea loca, equivocada, una trampa con sus momentos de esplendor. Que él quería hablar de la tragedia personal de Carlota y de Maximiliano, y para ello había tratado de asumir la imparcialidad desde su posición de mexicano —no desde el punto de vista de todos los mexicanos—, desde la posición de un mexicano cuyo punto de vista había cambiado luego de una larga estancia en Europa. Que todo aquello había requerido de un gran esfuerzo, y que había trabajado en los capítulos que no corresponden al monólogo de Carlota como un loco, y en los que sí corresponden al monólogo de Carlota había trabajado como una loca.
Que incluso mientras escribía José Trigo y Palinuro de México había dedicado un buen tiempo a alimentarse del Imperio y de la Intervención francesa, y que de todas maneras, antes de empezar con la escritura de su tercera novela, había dedicado dos años enteros sólo al proceso de investigación. Que uno podía pasarse 25 años concentrado en conocer los pormenores de esa historia sin terminar, que uno podía pasar la eternidad escudriñando tan sólo las hemerotecas. Que al final había llegado el momento de darle el papel de Aquiles a la imaginación y el papel de la tortuga a las pesquisas.
Decía del Paso que había escrito Noticias del Imperio con un lenguaje mucho más directo que el de José Trigo y Palinuro de México, un lenguaje más asequible a los lectores, quizá porque él, como escritor, había evolucionando de una manera muy peculiar, yendo de lo muy complicado a lo menos complicado, y luego a lo menos complicado todavía; quizá, en cambio, porque en su tercera novela debía predominar la historia y no los juegos del lenguaje. Que su visión del Imperio tenía un humor trágico y un humor negro, humores que le habían permitido emprender esa lucha desesperada por reinventar aquellos años, y que al final del día se sentía más o menos satisfecho con el resultado: había asumido una responsabilidad hacia su público —cualquiera que fuera su responsabilidad—, sobre todo hacia sus públicos francés y mexicano.
Que él nunca se había sentado ante la máquina de escribir diciéndose a sí mismo que iba a comenzar un proceso de escritura que durara diez años, porque escribir representaba una angustia enorme para él, una angustia que crecía conforme avanzaba en sus libros; que había comenzando Noticias del Imperio pensando que iba a tomarle solamente un par de años, que se había propuesto con firmeza no escribir un libro mayor de 350 páginas. Que su voluntad de intercalar los monólogos de Carlota con el resto de los capítulos le había permitido, al final, escribir un “mamotreto” de sólo 670 páginas y no de tres mil como pudo haber sido, un libro que esperaba pudiera leerse en la cama.
Que una vez perdió en París el manuscrito con el monólogo de Carlota, en una banqueta de la estación Gare du Nord, que se dio cuenta cuando iba en un taxi, y que se bajó del taxi y regresó corriendo tres kilómetros hacia la estación Gare du Nord, que perdió tres kilos de sudor mientras pensaba que allí se había terminado todo para él, y que finalmente pudo encontrar el maletín —donde además del monólogo de Carlota estaban su pasaporte y su chequera—, en la Oficina de objetos encontrados —como se llaman en Francia— y no de Objetos perdidos —como se llaman en cualquier otro país del mundo—. Que cuando le contó la anécdota a Rafael Tovar y de Teresa, este le ofreció sacar un juego de copias en la embajada, pero que del Paso prefirió sacar las copias en una papelería para que fueran pagadas por él mismo, y que Tovar y de Teresa decidió resguardar dos juegos del manuscrito en dos cajas fuertes de la embajada.
Decía del Paso, hacia el final de su vida, que ya no sabía bien a bien qué decir de Noticias del Imperio porque le habían hecho muchas preguntas al respecto, y que la que más se había reiterado era si de verdad Carlota había tenido un hijo, a lo que él contestaba que a ciencia cierta no lo sabríamos nunca, pero que, aparentemente, sí.
Decía José Emilio Pacheco que 1987 había sido un año espléndido para la literatura mexica, a pesar de que el país, en su opinión, se hallaba en medio del derrumbe, porque ese año se habían publicado Cristóbal Nonato, de Carlos Fuentes, Incurable, de David Huerta, pero sobre todo Noticias del Imperio. Que del Paso era un escritor que se había propuesto escribir obras maestras en el terreno de las pirámides, y una novela que no estaba hecha sólo para ser leída, sino para ser habitada meses enteros. Unos días después de la muerte de Fernando del Paso, sus lectores decimos que nos queda el consuelo de la relectura, de volver a ese libro pródigo que tiene la extraña cualidad de ser al mismo tiempo novela y una cátedra magistral de escritura creativa.
Fuentes:
https://www.youtube.com/watch?v=toW1tOXmbME
https://literatura.inba.gob.mx/entrevista2/3175-paso-fernando-del-entrevista.html
http://revistamercurio.es/images/pdf/mercurio_180.pdf
https://www.proceso.com.mx/145911/noticias-del-imperio-en-imprenta
http://www.fondodeculturaeconomica.com/Editorial/Prensa/Detalle.aspx?seccion=Detalle&id_desplegado=55153
https://www.nexos.com.mx/?p=5456
https://www.proceso.com.mx/147600/noticias-del-imperio
(ciudad de México 1984) Narrador. Fue becario de la Fundación para las Letras Mexicanas y director de la revista Los suicidas.