Las acciones a favor de la cultura han dejado mucho que desear en el presente sexenio. Elefantes blancos que acaparan el presupuesto, becas que se demoran, abandono de museos y bibliotecas, extinción de fideicomisos en otro tiempo exitosos, trabajo precarizado. En distintas áreas, del cine a la música, del teatro a la televisión pública, los creadores y trabajadores de la cultura han denunciado carencias que terminan por afectar finalmente al público. Sin embargo, vale la pena preguntarse: ¿ha fallado solo la administración actual o estamos ante al agotamiento de un modelo que, por décadas, ha privilegiado la participación del Estado en el desarrollo cultural? En este número, Letras Libres quiere, en primer lugar, hacer escuchar las voces de quienes hacen cultura en este país, conocer sus necesidades y prestar atención a sus propuestas; pero también buscar una discusión informada sobre cómo mejorar las fuentes de financiamiento, a fin de no depender de las veleidades ideológicas de cada gobierno.