La figura del intelectual fue dominante en el siglo XX. En el siglo XXI, sin embargo, los medios de comunicación se han transformado, la tecnología ha cambiado el modo en que discutimos y la cultura literaria e histórica no ocupan el mismo lugar que en el pasado. Y, por supuesto, la política es distinta. Todo eso, como refleja esta conversación, ha afectado al intelectual y su quehacer.