Hay un intento de encontrar semejanzas entre la invasiรณn del Capitolio de Estados Unidos hace dos aรฑos y los actos golpistas y ocupaciรณn de los edificios de los tres poderes del gobierno de Brasil que ocurrieron este domingo en su capital. Es natural buscar este paralelismo, dado que detrรกs de cada uno de estos hechos hay expresidentes derrotados en las urnas. Pero para una mejor valoraciรณn de este momento dramรกtico, prefiero llamar la atenciรณn sobre las diferencias, que son enormes y fundamentales para entender el proceso que nos trajo aquรญ.
La primera es que, en el caso estadounidense, ni los militares ni las instituciones de la repรบblica se quedaron calladas. Al contrario: con la ayuda de la prensa y la sociedad civil, iniciaron una contundente tarea de defensa de las instituciones democrรกticas, que condujo a la detenciรณn, hasta el momento, de casi un millar de golpistas que participaron de alguna forma en la invasiรณn del Capitolio, el 6 de enero de 2021. Tambiรฉn se sabe que el alto mando militar estadounidense temรญa el golpe de Estado que intentaron los partidarios del expresidente, y se opusieron, situรกndose prontamente en defensa de la Constituciรณn de ese paรญs. Todavรญa falta mucha gente por localizar y arrestar, pero las instituciones estรกn trabajando para ese fin.
ยฟY aquรญ en Brasil?
Desde hace meses, por no decir aรฑos, hemos visto a un presidente de la repรบblica incitar a una parte radicalizada de la poblaciรณn a apostarse frente a los cuarteles y pedir un golpe de Estado. Una de las primeras ocasiones se dio al inicio de la pandemia de covid-19, cuando el mundo miraba con horror el aumento progresivo de muertes y Brasil perdiรณ en aquel รบnico dรญa 2 mil 400 personas como consecuencia de la enfermedad. En ese momento, el expresidente Jair Bolsonaro convocรณ a la poblaciรณn a acudir al Cuartel General en Brasilia para protestar contra el Congreso brasileรฑo y el Supremo Tribunal Federal.
Ese 19 de abril de 2020, Bolsonaro pidiรณ efusivamente la intervenciรณn militar en el paรญs, con el cierre del Congreso y del Tribunal. Dijo entonces: โEstoy aquรญ porque creo en ustedes. Y ustedes estรกn aquรญ porque creen en Brasil. No vamos a negociar nada (…) Todos, sin excepciรณn, tienen que ser patriotas y creer y hacer su parte para que podamos colocar a Brasil en el lugar destacado que se merece. El pueblo al poder. Hacer todo lo que sea necesario.
ยฟY quรฉ se ha hecho desde entonces?
Nada lo suficientemente fuerte como para prevenir nuevos ataques a la democracia brasileรฑa. En esos dรญas, en algunos canales de noticias incluso se discutiรณ (ยกincreรญble!) si el hecho era realmente grave o no. Pero desde entonces, esas manifestaciones se volvieron mรกs frecuentes y se extendieron a distintas regiones de Brasil. Todas, a su vez, fueron estimuladas y tuvieron algรบn grado de apoyo del propio Bolsonaro, sus hijos o sus simpatizantes.
A pesar de la inequรญvoca gravedad de los hechos, una parte importante de las instituciones de la repรบblica no puso lรญmites. Nada hicieron las Fuerzas Armadas, nada hizo el ministro de Justicia de la รฉpoca, el exjuez Sergio Moro, quien dรญas despuรฉs dejarรญa su cargo, acusando al presidente de intervenir polรญticamente en beneficio propio en la Policรญa Federal. Augusto Aras, procurador general de la repรบblica, no actuรณ en defensa de la Constituciรณn, ni tampoco el entonces gobernador del Distrito Federal, el mismo y apรกtico Ibaneis Rocha, quien apenas hoy reaccionรณ contra los actos golpistas, aparentemente por temor a que la responsabilidad por el intento de golpe de Estado y los actos terroristas recayeran sobre รฉl. Lo que se ha visto desde entonces, sin embargo, ha sido una cierta naturalizaciรณn de estas amenazas antidemocrรกticas en la rutina de la sociedad brasileรฑa.
Por lo tanto, el estallido golpista de ayer no puede ser visto como algo inesperado, ya que estaba siendo preparado desde hace mucho tiempo y turboalimentado desde que el presidente Lula ganรณ las elecciones. Corresponde ahora que las instituciones cumplan con su deber con mayor celeridad y castiguen con rigor a quienes participan o participaron en las agresiones contra la democracia de los รบltimos aรฑos y en el intento de golpe de Estado de ayer en Brasilia. Es importante recordar las mรบltiples formas de participaciรณn en estos actos, que van desde quienes actuaron presencialmente, invadiendo y saqueando bienes pรบblicos, pasando por quienes organizan y financian al golpismo, sin olvidar las omisiones de quienes debรญan cumplir con sus funciones constitucionales, cualesquiera que estas fueran.
Despuรฉs de la tragedia del gobierno de Bolsonaro y las amenazas diarias de ruptura institucional encabezadas por el expresidente, la sociedad optรณ por acudir a las urnas, en octubre de 2022, para expresar su apoyo a la democracia y condenar el golpe de Estado tan exaltado y alentado por el gobierno derrotado. Pasadas las elecciones, la parte democrรกtica de la poblaciรณn espera que se imponga el imperio de la ley y que los golpistas sean juzgados por sus crรญmenes contra la patria. El gobierno reciรฉn iniciado del presidente Lula tiene que demostrar que entiende ese deseo. ~
Publicado originalmente en portuguรฉs en Headline y reproducido con autorizaciรณn.
Cientรญfica polรญtica del Instituto de Estudios Avanzados IEA/USP, investigadora del DOXA, Laboratorio de Estudios Electorales, de Comunicaciรณn polรญtica y Opiniรณn Pรบblica del Instituto de Estudios Sociales y Polรญticos (IESP) de la Universidad del Estado de Rรญo de Janeiro,ย y del Centro Interdisciplinario de Estudios sobre la Desigualdad (NIED) de la Universidad Federal de Rรญo de Janeiro (UFRJ).