La atención personal es costosa para el médico y el paciente. Hay que programar las agendas respectivas para coincidir en un lugar y momento; con desplazamientos de un lugar a otro que pueden costar más que la consulta.
Hubo un tiempo en que los médicos visitaban a los pacientes. En una ciudad de 100,000 habitantes, podían visitar a un buen número al día, teniendo automóvil. Cuando las ciudades crecieron y media humanidad tuvo automóvil, empezaron a negar el servicio a domicilio. Ahora son los pacientes los que pierden el tiempo. Hasta la consulta más breve toma horas, si se incluyen los viajes de ida y vuelta y la antesala en el consultorio.
Soluciones para reducir el costo:
1. La radical es que el paciente sea su propio médico. En vez de criticar la automedicación, debería reforzarse con buena información gratuita y de fácil acceso. Un gran avance ha sido medlineplus.gov/spanish que busca en miles de revistas médicas y videos temas como Bufferin, chichón, diabetes, embarazo, gingseng, penicilina.
2. A partir de ahí, se pudiera crear una base interactiva en la web, consultable llenando un cuestionario. Con las características del paciente y sus síntomas (presentes y ausentes), daría diagnósticos tentativos y, en caso necesario, recomendaría el tipo de especialista que ha de ser consultado.
3. Centros de consulta gratuita por teléfono, como servicio público, atendidos las 24 horas por enfermeras y médicos del IMSS, el ISSSTE, el Seguro Popular, la Secretaría de Salud y los gobiernos locales. En los Estados Unidos, hay empresas que dan esta prestación a su personal, atendida por contratistas para todo tipo de consultas: qué hacer en el acto, en caso de urgencia; qué especialista consultar para qué; consejos sobre nutrición; remedios caseros.
4. Para la población rural, puede haber la mediación de enfermeras locales. Recibirían entrenamiento, manuales y un celular para teleconsultas acompañadas de la imagen y la voz del paciente. Se pueden aprovechar los libros en español de la Hesperian Foundation: Donde no hay doctor, Donde no hay dentista, Donde no hay doctor para mujeres, Libro para parteras, etc. Hay versiones electrónicas gratuitas en www.hesperian.org.
5. En las clínicas rurales, la consulta remota mejoraría con terminales de televisión cerrada conectadas a un consultorio central, como ya lo hace el servicio de telemedicina del ISSSTE. Así, un especialista remoto puede observar al paciente, hablar con él y con su médico y recetar.
6. Clínicas transitorias montadas sobre ruedas como hospitalitos móviles para visitas periódicas (o en desastres naturales); con médico, dentista, optometrista, laboratorista para análisis de orina y sangre, enfermera y el instrumental correspondiente. La visita puede aprovecharse para vacunar, repartir sobres contra la deshidratación, entregar anteojos pregraduados, aconsejar.
7. Donde hay población concentrada en multifamiliares, tiene sentido la visita de puerta en puerta para toda la familia, como el programa Médico en tu Casa del gobierno de la Ciudad de México. Hay pacientes que no pueden o no quieren salir de su casa. No se puede llevar un quirófano a domicilio, pero muchas situaciones se pueden atender con un maletín médico, un celular, una enfermera o un estudiante de medicina que aproveche la oportunidad de servir y aprender.
8. Los costos del IMSS los pagan los asegurados, sus patrones y el gobierno. Pero, cuando se trata de simples consultas, millones de asegurados prefieren no acudir a los servicios que pagan, por el tiempo que pierden. Cada asegurado está adscrito a una sola clínica y un solo turno, matutino o vespertino. No puede ir a otra, ni a cualquier hora, ni sábados ni domingos. Esta rigidez resulta cómoda para la institución, pero onerosa para el asegurado. Tiene que madrugar para sacar ficha, hacer antesala y esperar estoicamente (se sienta como se sienta) para que lo reciban diez minutos. Y si tiene que subir a otro piso con muletas o silla de ruedas, ¡mala suerte! Total: horas y horas perdidas, suyas y de su acompañante, si no puede ir solo. El IMSS parece organizado para ahorrarse trabajo desanimando a los asegurados. Significativamente, tiene el campeonato de quejas recibidas por la Comisión Nacional de Derechos Humanos.
Entre el abandono absoluto y los grandes centros médicos, hay que construir opciones intermedias a costos solventables.
Reforma, 26-VIII-2018
(Monterrey, 1934) es poeta y ensayista.