Manuel Gรณmez Morin se avergonzarรญa del estado actual del Partido Acciรณn Nacional. No necesito consultar un orรกculo para imaginar su decepciรณn, su desolaciรณn. Me bastan algunos recuerdos.
Quedamos pocas personas que lo trataran. Tuve la suerte de acercarme a รฉl desde una posiciรณn de libertad: no la del familiar o el subalterno, tampoco la del simpatizante o militante de su partido, sino la del biรณgrafo. En algรบn sitio he narrado nuestro vรญnculo hasta su muerte, en abril de 1972, pero lo que interesa aquรญ es evocar su estado de รกnimo en ese tramo final.
Para don Manuel y el PAN la situaciรณn era mucho mรกs grave que la que enfrentan ahora sus actuales -y, debo decir, indignos- nietos o bisnietos polรญticos. Estaba gravemente enfermo y el partido atravesaba por una crisis que parecรญa igualmente terminal. Y casi lo fue porque, debido al desรกnimo, la mezquindad y la discordia, en 1976 no presentarรญa candidato presidencial. Pero hasta donde pude advertir, el รกnimo de Gรณmez Morin siguiรณ siendo sereno y firme, su mirada clara y su esperanza inalterable. Sรญ, la “brega de eternidades” recomenzaba dรญa con dรญa, sexenio tras sexenio, pero el PAN no debรญa desesperar. Por el contrario: debรญa renovarse.
En las charlas vespertinas en su biblioteca de la calle de รrbol 6, en San รngel, me contรณ capรญtulos de su vida de esfuerzo, que recogerรญa yo en Caudillos culturales en la Revoluciรณn mexicana. Habiendo vivido el horror y la revelaciรณn de la lucha armada, buscando salir del “estado mental de lucha”, desde los veintitrรฉs aรฑos habรญa dedicado sus afanes a construir instituciones. El Banco de Mรฉxico era la mรกs conocida, pero fueron varias mรกs, en el รกmbito pรบblico y privado. Lo emocionaba el recuerdo de su rectorado (octubre de 1933 a octubre de 1934), y con razรณn: habรญa salvado la libertad de cรกtedra y la autonomรญa en la frรกgil y pequeรฑa UNAM. Pero su mayor orgullo era el PAN.
Se necesitaba una alta dosis de quijotismo para sostener por mรกs de tres dรฉcadas, contra la maquinaria del PRI, a un partido casi testimonial. Igual que don Manuel, dos generaciones de panistas habรญan transitado por sus filas ganรกndose la vida de modo independiente y haciendo polรญtica de tiempo parcial pero con entrega total. No ganaron una sola gubernatura y, a duras penas, una que otra presidencia municipal. El 2 de enero de 1946, en una operaciรณn que presagiรณ a Tlatelolco, el gobierno acribillรณ a decenas de panistas en la Plaza de la Constituciรณn de Leรณn, Guanajuato. De esas desgracias estaba hecha la “brega de eternidades”, y sin embargo Gรณmez Morin encendรญa la emociรณn democrรกtica en San Luis Potosรญ, en su natal Chihuahua, en Yucatรกn, en el Bajรญo, en Jalisco, en Nuevo Leรณn. “Hay que mover conciencias”, repetรญa.
A pesar de mi cercanรญa con don Manuel, nunca comulguรฉ con las fuentes ideolรณgicas del PAN, pero era imposible no reconocer su raรญz democrรกtica. En tiempos de Echeverrรญa, era el รบnico contrapeso institucional al sistema. Por eso no podรญa desesperar. Esa perseverancia era el mensaje permanente de Gรณmez Morin. Tarde o temprano, sin falsas ilusiones, la semilla plantada por aquellas generaciones de panistas debรญa germinar. Y en efecto, aรฑos mรกs tarde germinรณ, con los liderazgos de Luis H. รlvarez, Carlos Castillo Peraza, Francisco Barrio, Manuel Clouthier, Vicente Fox.
Comparada con la vida de Gรณmez Morin y los rigores del PAN en las dรฉcadas hegemรณnicas del PRI, ยฟquรฉ gran dificultad encaran ahora los dirigentes de ese partido? La de su propia incapacidad, su divisiรณn interna y su egoรญsmo. Tambiรฉn la del peso de su pasado inmediato, doce aรฑos en los que el PAN, percibido hasta entonces como la alternativa de un gobierno decente, tolerรณ actos de corrupciรณn y, al hacerlo, se perdiรณ a sรญ mismo.
Pero la brega no puede cesar. Ante la quiebra del PRI y el triunfo de Morena, el PAN tiene la obligaciรณn de volver al origen y, a partir de ahรญ, reconstituirse. Volver no para repetir: volver para reencontrar su misiรณn y aplicarla a los tiempos actuales. Hay que revisar todo -estatutos, doctrina, programa-, garantizar la pluralidad y la transparencia, adoptar una agenda liberal, abrirse a la sociedad civil, atraer sobre todo a los jรณvenes y las mujeres. Muchos crรญticos polรญticos menores de cincuenta aรฑos que han visto los toros desde la barrera podrรญan ingresar de lleno a la vida pรบblica si el PAN se asumiera una vez mรกs como lo que siempre fue: el partido que defendรญa el legado democrรกtico y liberal de Madero cuando ni el PRI ni la izquierda creรญan en รฉl.
(Publicado previamente en el periรณdico Reforma)
Historiador, ensayista y editor mexicano, director de Letras Libres y de Editorial Clรญo.