En un acto político inusual y frente a las cámaras de televisión, la semana pasada la alcaldesa de Oakland, Libby Schaaf anunció urbi et orbi (a la ciudad y al mundo) que el Servicio de Inmigración se aprestaba a realizar una redada en el área de la Bahía de San Francisco y le recomendó a la comunidad inmigrante que se protegiera y procurara asesorarse legalmente. Y eso fue precisamente lo que la red de defensores de los inmigrantes hicieron. Una vez superado el pánico inicial que causó el anuncio, los activistas se organizaron para aleccionar a los migrantes sobre sus derechos legales en caso de ser confrontados por la migra.
Como era de esperarse el vocero de ICE –la oficina de Inmigración y Control de Aduanas–, criticó a la alcaldesa utilizando un lenguaje alarmista y exagerado. La acusó de ayudar a “criminales extranjeros” a evadir la justicia. Durante la redada que duró cuatro días y se extendió hasta la frontera con Oregon y en la que la migra utilizó vehículos sin identificación, arrestaron a 232 personas de las cuales solo la mitad tenía antecedentes penales.
Argumentar que el propósito de las redadas es expulsar a “criminales extranjeros” es una imperdonable y mal intencionada mentira porque no distinguen entre inmigrantes honrados y criminales. Durante el período presidencial de Obama subieron las deportaciones pero la inmensa mayoría de los deportados o tenían antecedentes penales serios o habían sido arrestados al intentar entrar por la frontera. En el primer año de gobierno de Trump, ICE ha arrestado a 109, 000 personas de las cuales casi la mitad, 46 mil, no tenía antecedentes penales.
Durante la cruzada antiinmigrante de Trump se está deportando a personas que en la mayoría de los casos llevaba años viviendo en el país, trabajando honradamente y tienen hijos nacidos en Estados Unidos.
¿Fue atrevido y controvertido el anuncio de la alcaldesa Schaaf? Sí, mucho, y por ello ha sido criticada en diversos sectores. Pero ¿fue ilegal? Las autoridades federales piensan que sí y han anunciado que estudiarán el caso para ver si pueden acusarle de obstrucción de la justicia. Sin embargo, la profesora de derecho Laurie Levenson, no cree que se pueda probar la acusación de obstrucción de la justicia o complicidad porque, “el propósito del anuncio de la alcaldesa fue proteger a su comunidad con una advertencia en sentido muy general”.
Como “ciudad Santuario”, Oakland tiene como política proteger a los inmigrantes sin papeles limitando su colaboración con las autoridades federales de inmigración. Por regla general, la policía de Oakland o de Los Angeles, no intenta averiguar el status migratorio de las personas a menos que tengan antecedentes criminales.
Por otro lado, la tradición del santuario tiene ilustres antecedentes en este país. En la década de los ochenta, en Los Angeles, a mi me tocó vivir la batalla que tres sacerdotes, Luis Olivares, Michael Kennedy y Greg Boyle sostuvieron contra los jerarcas de la iglesia Católica y el servicio de inmigración, al declarar Santuario” de refugiados centroamericanos a la pequeña iglesia en la Plaza Olvera del antiguo pueblo de Los Angeles conocida como La Placita. La lucha tuvo consecuencias negativas para los sacerdotes rebeldes pero los refugiados de las guerras centroamericanas pudieron dormir en paz refugiados en la iglesita.
Y ciento treinta años antes, cuando el Congreso Federal intentó someter a los estados del Norte a colaborar con los esclavistas del Sur que incursionaban en su territorio para capturar a sus antiguos esclavos, la gente de Vermont, Connecticut y otros estados del Norte se opuso a las autoridades federales liberando, a menudo por la fuerza, a esclavos Afro Americanos que habían sido aprehendidos para ser retornados a sus dueños.
A pesar de las amenazas en su contra, la alcaldesa Schaaf no se arrepiente de haber compartido con sus gobernados la información a la que tuvo acceso. Lo hizo, dice, para asegurarse de que la gente supiera cuáles son sus derechos bajo la ley. Y desde mi punto de vista no cabe duda de que lo suyo no solo fue valiente sino que fue también un acto profundamente humanitario.
Escribe sobre temas políticos en varios periódicos en las Américas.