El gobierno del primer ministro quebequense Philippe Couillard provocรณ algo que se da en poquรญsimas ocasiones: una rechifla generalizada por parte de actores polรญticos y sociales โdentro y fuera de la provinciaโ, aunque por distintas razones. El 18 de octubre, los diputados del Partido Liberal aprovecharon su mayorรญa en la Asamblea de Quebec para aprobar la โLey sobre la neutralidad religiosaโ, mรกs conocida como Ley 62, la cual contempla que se debe tener el rostro descubierto para brindar y recibir servicios pรบblicos. Unos juzgan la medida como tenue, blandengue de espรญritu y cรณmica en su aplicaciรณn; otros la ven como un ataque a las libertades individuales y con especial dedicatoria a algunas mujeres musulmanas.
En un principio, el gobierno de Quebec, a travรฉs de la ministra de justicia Stรฉphanie Vallรฉe, manifestรณ que esta ley busca proteger la neutralidad religiosa del Estado y velar por la seguridad ciudadana. Los periodistas โcomo cualquier persona con dos dedos de frenteโ preguntaron si es una medida pensada para las mujeres musulmanas que portan burka o niqab. Vallรฉe dijo que no necesariamente, ya que tambiรฉn se puede aplicar a individuos que lleven anteojos de sol o pasamontaรฑas. Las risas no fueron pocas. La Ley 62 se aplicarรก en hospitales, escuelas, medios de transporte y bibliotecas.
Los diputados de oposiciรณn no han sido avaros en adjetivos hacia esta iniciativa, ya que consideran que su aplicaciรณn es irrealista (la policรญa no puede intervenir, por lo que el gobierno hace un llamado a la voluntad de funcionarios y usuarios) e incluso, piensan que se deberรญa ir mรกs allรก. Por ejemplo, prohibir el uso de sรญmbolos religiosos visibles en figuras de autoridad (jueces, personal penitenciario, policรญas) o, de plano, no permitir burkas o niqabs en espacios pรบblicos.
Las crรญticas hacia la Ley 62 han sido tambiรฉn numerosas por otras razones. Los colectivos polรญticos de izquierda de Quebec y diversos organismos comunitarios la ven como una expresiรณn de islamofobia y como una exageraciรณn. Algunos medios afirman que alrededor de 50 mujeres usan el niqab en toda la provincia; de burkas solo hay sospechas. Alcaldes y dirigentes sindicales han declarado que no acatarรกn la medida. Asimismo, varios ciudadanos utilizaron el transporte pรบblico de Montreal con el rostro cubierto, como forma de protesta.
Las reacciones negativas se han dado tambiรฉn fuera de Quebec. Por ejemplo, la Asamblea de Ontario condenรณ por unanimidad esta ley. Justin Trudeau, primer ministro canadiense, fue cauteloso en un principio, al comentar que respetarรก las decisiones que tomen las diferentes asambleas provinciales. Despuรฉs subiรณ el tono: โSรฉ que la gente espera que defienda la Carta canadiense de derechos y libertades. El gobierno va a estudiar detalladamente lo que se propone y vamos a tomar las responsabilidades necesariasโ. La paradoja no es menor: Trudeau estรก en un embrollo causado por el Partido Liberal de Quebec, tradicionalmente aliado de sus proyectos.
Frente a la ola de seรฑalamientos, la ministra Vallรฉe hizo algunas precisiones el pasado 24 de octubre: las personas solo deberรกn exhibir el rostro descubierto al momento de solicitar servicios; existe la posibilidad de hacer peticiones individuales para evaluar alguna excepciรณn; el gobierno promoverรก recursos ante los tribunales en caso de que sea necesario forzar la aplicaciรณn de la ley (hasta hoy no se contemplan multas); y, de igual modo, la medida busca aumentar la seguridad y favorecer la comunicaciรณn. Asรญ, el gobierno moderรณ el tono respecto a la dimensiรณn religiosa, no se pronunciรณ sobre el uso de niqabs o burkas como sรญmbolos de opresiรณn o de libertades ciudadanas, abriรณ la puerta a excepciones y, ademรกs, subrayรณ que el tema debe ser promovido desde la buena voluntad de funcionarios y usuarios. Las opiniones negativas prosiguieron a pesar de las precisiones.
En 2004, el gobierno francรฉs prohibiรณ la exhibiciรณn de sรญmbolos religiosos (velos islรกmicos, grandes cruces, kipรกs) en colegios pรบblicos. Se temรญa en esa รฉpoca una reacciรณn mayรบscula por parte de distintas comunidades y, de igual manera, una menor presencia de mujeres musulmanas en instituciones educativas. Al inicio del calendario escolar de 2004 se reportaron 693 casos de infracciรณn; al aรฑo siguiente fueron รบnicamente tres. No obstante, el nรบmero de alumnas musulmanas en instituciones privadas, donde la medida no tiene validez, ha aumentado .
En 2011, Francia dio el paso siguiente al no permitir burkas y niqabs en espacio pรบbico alguno. Con los aรฑos, dos elementos se han manifestado sobre la segunda ley: รฉsta se aplica en muy pocos casos (algunos controles de identidad y multas, pero hasta ahรญ) y, a su vez, varias mujeres que antes no utilizaban el niqab comenzaron a portarlo de forma reivindicatoria, como un gesto de protesta ante lo que consideran una intromisiรณn del Estado francรฉs en sus libertades. El tema de la laicidad no ha quedado zanjado en Francia a pesar de las disposiciones gubernamentales. Otros paรญses, como Bulgaria y Bรฉlgica, han prohibido tambiรฉn burkas y niqabs fuera de los cotos privados. El Tribunal Europeo de Derechos Humanos ha avalado esta interdicciรณn, no por razones de seguridad sino para favorecer la convivencia.
No tardarรกn en llegar los recursos ante los tribunales como resultado de la Ley 62, bajo el argumento de que es una violaciรณn a la Carta canadiense de derechos y libertades. El gobierno quebequense ha manifestado que se contemplaron distintos parรกmetros en la elaboraciรณn de esta medida para resistir cualquier intento de freno judicial. Queda por ver quiรฉn saldrรก victorioso. Cabe seรฑalar que a diferencia de la Rรฉpublique, donde prima el principio de igualdad entre los ciudadanos sin distinciรณn รฉtnica, religiosa o cultural, Canadรก se rige por el multiculturalismo โpromovido con fuerza por Pierre Elliott Trudeau y defendido por su hijoโ, que toma en cuenta la diversidad y las distintas expresiones de las minorรญas bajo el cobijo de la Carta canadiense de derechos y libertades.
A este respecto, la Ley 62 y sus distintas crรญticas ponen de manifiesto las diferencias entre Quebec y el resto de Canadรก sobre asuntos vinculados con la identidad. El multiculturalismo levanta รกmpulas entre muchos quebequenses, ya que piensan que minimiza su bagaje histรณrico y cultural (tampoco es bien acogido entre los pueblos indรญgenas). Asimismo, la provincia francรณfona estuvo sometida durante siglos a un fuerte dominio de la jerarquรญa catรณlica (que concluyรณ con la denominada โRevoluciรณn Tranquilaโ), por lo que la laicidad no es tema menor. De hecho, Quebec vive debates sobre la presencia de sรญmbolos religiosos fuera de la esfera privada desde hace varios aรฑos. Eso sรญ, los liberales se opusieron a que el crucifijo que cuelga en la Asamblea de Quebec sea retirado; dicen que forma parte del patrimonio cultural e histรณrico de la provincia.
Hay un elemento que explica en gran medida la promulgaciรณn de la Ley 62: las elecciones provinciales de 2018. El Partido Liberal de Quebec no aparece muy favorecido en las encuestas, por lo que esta ley huele a estrategia electoral, ya que busca ganar simpatรญas respecto al tema de la laicidad entre los seguidores de otros partidos, especรญficamente la Coaliciรณn Avenir Quebec (agrupaciรณn de derecha) y los sectores duros del Partido Quebequense (la principal fuerza independentista). Habrรก que ver quรฉ tantos votos cosecha esta estrategia, pero al ser percibida como dubitativa en sus fundamentos y de difรญcil aplicaciรณn, el escenario para los liberales no parece muy prometedor.
(Oaxaca, 1977) es doctor en ciencia polรญtica por la Universidad de Montreal. Colabora en medios impresos de Espaรฑa y Amรฉrica Latina.