Los rebeldes que derribaron el aviรณn de Malaysia Airlines (vuelo MH17) el 17 de julio, destruyeron mรกs que las vidas de sus pasajeros. Entre los fierros retorcidos que daban testimonio del sofisticado misil que derribรณ a la aeronave, quedรณ tambiรฉn sepultada la reputaciรณn del Maquiavelo de la tundra: el “gran estratega polรญtico” tan admirado por los lรญderes de la derecha europea, entre otros, que gobierna Rusia con mano de hierro desde el Kremlin.
El derribo de un aviรณn civil en territorio ucraniano dejรณ al descubierto que el presidente ruso Vladimir Putin habรญa puesto en manos de los rebeldes que ocupan parte del Este de Ucrania —y que son bรกsicamente unos cuantos miles de rusos, muchos de ellos al servicio de su gobierno— cantidades crecientes de armamento, incluyendo los misiles antiaรฉreos Buk. Una polรญtica que pretende dar marcha atrรกs a la historia, reconstruir a la vieja Uniรณn Soviรฉtica y revertir lo que Putin llama “la mayor catรกstrofe geopolรญtica del siglo XX”.
Dejรณ tambiรฉn en ruinas la polรญtica europea y norteamericana de “de-escalamiento” del conflicto ucraniano a travรฉs de la negociaciรณn con Putin —que era de hecho un eufemismo para disfrazar el “appeasement” que ha marcado la polรญtica occidental frente a Rusia aรบn despuรฉs de la anexiรณn de Crimea. Una polรญtica fallida porque es a todas luces ineficaz.
Europa y los Estados Unidos transitaron finalmente a lo que debiรณ ser el primer paso cuando Rusia invadiรณ Crimea: dejaron sin voz a Vladimir Putin en algunos organismos internacionales y extendieron sus sanciones a sectores enteros de la economรญa. Las sanciones afectarรกn, por supuesto, a la anรฉmica economรญa rusa que aun sin sanciones esperaba este aรฑo un crecimiento entre 0.5 y 1%. Reducirรกn las tasas de inversiรณn, exportaciones y consumo interno y tendrรกn un alto costo polรญtico para el presidente Putin que ha cimentado su poder desde 1999 en la estabilidad y en el crecimiento econรณmico. Pero es un precio que no pagarรก a corto plazo, porque las sanciones no tendrรกn un efecto inmediato.
Mientras tanto, el presidente ruso no darรก marcha atrรกs porque su bien aceitada maquinaria propagandรญstica —que controla casi todos los medios de comunicaciรณn— le garantiza aรบn el apoyo de una mayorรญa aplastante de la opiniรณn pรบblica: mรกs del 80%. Esa avalancha de informaciรณn falsa, a la que The Economist dedicรณ una portada bajo el tรญtulo "Red de mentiras" es en sรญ misma un signo ominoso de lo que puede suceder en sociedades con instituciones polรญticas dรฉbiles y una cultura democrรกtica frรกgil y reciente, cuando los medios y el poder bombardean sin fisuras a los ciudadanos con una sola versiรณn de los hechos, por mรกs descabellada que sea.
Un altรญsimo porcentaje de rusos cree a pie juntillas una de las siguientes versiones: que fueron los (“traidores”, ”fascistas”) polรญticos y militares ucranianos quienes ordenaron atacar el MH17; por equivocaciรณn, porque pretendรญan derribar el de Putin —que curiosamente, dicen, se parece mucho al aviรณn atacado— o porque lo confundieron con un ovni. Para derribar la nave, segรบn el secretario de defensa ruso, Andrei Kartopolov, el ejรฉrcito ucraniano utilizรณ un aviรณn de combate, el SU-25. (Que esa nave no pueda sobrevolar arriba los 7,000 metros de altura y no hubiera alcanzado jamรกs al MH17 que volaba a 10,000, no es importante. El secretario se sacรณ la manga nuevas “especificaciones” y decretรณ que el SU-25 vuela a 10,000 metros. Manos oficiosas insertaron inmediatamente la nueva informaciรณn en Wikipedia). Otros muchos creen que fue Occidente, empeรฑado en destruir a la nueva Rusia, quien planeรณ el estallido del aviรณn —que despegรณ en realidad lleno de cadรกveres y con una bomba de tiempo a bordo— sobre territorio ucraniano, para culpar a Moscรบ. Solo 3% de rusos encuestados cree que fueron los rebeldes quienes derribaron el aviรณn.
Esto es lo que sucede en un paรญs con una cultura polรญtica autoritaria que deposita su confianza, no en lรญderes elegidos en las urnas y obligados a rendir cuentas al electorado, sino en dictadores potenciales o reales que usan los medios a su antojo. Serรก muy difรญcil cambiar la visiรณn del mundo del 30 o 40% de la poblaciรณn que ha sido bombardeada hasta el convencimiento por el aparato propagandรญstico del Kremlin. Vladimir Putin tampoco darรก marcha atrรกs porque, paradรณjicamente, se ha convertido en un prisionero mรกs de su red de mentiras. รl solo destruyรณ su capacidad de maniobra polรญtica y puso los cimientos de una nueva Guerra Frรญa.
(Publicado previamente en el diario Reforma)
Estudiรณ Historia del Arte en la UIA y Relaciones Internacionales y Ciencia Polรญtica en El Colegio de Mรฉxico y la Universidad de Oxford, Inglaterra.