1. ¿Escribir sobre lo público o lo privado?
Hacer público lo privado y privado lo público. Que el personaje sea un espacio para coincidir en lo privado, aún si está construido con referencias de lo público.
2. ¿Escribir de día o de noche?
Escribo, la mayoría de las veces, cuando la noche se hace día. Nunca cuando el día se hace noche: me quedan muy pocos vatios a esas horas.
3. ¿Cuál es la obra literaria más sobrevalorada?
El alquimista, de Paulo Coelho.
4. ¿Y la injustificadamente olvidada?
Los cuentos de Chester Himes.
5. ¿La obra maestra que nunca ha leído y quizá ha dicho que sí?
El Decamerón, de Giovanni Boccaccio
6. ¿Cuál es el secreto literario mejor guardado?
Roque Javier Laurenza.
7. ¿Hace daño el culto al escritor?
El escritor se hace daño a sí mismo si se ilusiona con cultos.
8. ¿Cómo reaccionaría si descubriera miles de copias piratas de sus libros en el mercado negro?
Haría vida en los lugares que frecuentan mis lectores clandestinos. Imagino que me tratarían con deferencia y pagarían mis bebidas, por lo menos.
9. ¿El Estado debe pagar para que los escritores escriban?
¿Por qué no? Al escritor le corresponde mejorar esa mala ficción que es el Estado.
10. ¿La “escritura creativa” puede aprenderse en un taller?
La escritura, sí; la capacidad creativa, no.
11. ¿Qué es un best-seller?
El camino fácil, un creador de frivolidad.
12. ¿Qué hábito envidia de otro escritor?
De algunos escritores panameños, escribir en defensa propia. Pero esto es meritorio solo en las circunstancias adecuadas, por ejemplo, 100 años de dominación extranjera. Creo que el hábito que definitivamente envidio es el de ser literariamente perfecto, como Jorge Luis Borges.
13. ¿Qué eslogan propondría para una campaña nacional de lectura?
“Si lees, podrás interpretar el mundo como quieras. Es más, los medios de comunicación no podrán decirte qué es el mundo. Hasta podrás pasar por alto esta campaña”.
14. ¿Si fuera libro cuál sería?
El perseguidor, de Julio Cortázar.
15. ¿Cuál fue el primer libro que robó o debió haber robado?
Aprecio mucho los libros que leí durante mi infancia. Y si hay que ser ladrón, mejor serlo desde pequeño (para perfeccionarse antes): 20,000 leguas de viaje submarino, de Julio Verne.
16. ¿Raya los libros?
Pero con la mayor amabilidad: uso lápiz o marcador fluorescente.
17. ¿Con qué cliché literario se (le) identifica?
Con el de la imprudencia.
18. Si estuviera en su poder ser obedecido como gobernante, ¿qué regla le impondría a los ciudadanos?
Que mis súbditos se ocupen menos buscando certezas. Economía, finanzas, proyecciones de ventas, etcétera, serían rubros que marginaría. Les ordenaría intentar lo imposible.
19. ¿Qué muerte célebre, de algún personaje real o de ficción, le gustaría tener?
La del fantasma de Canterville: seguir deambulando por mi casa, ahuyentando a sus nuevos inquilinos, hasta ser liberado por una bondadosa mujer.
20. Si este es su último aliento, ¿cuáles son sus últimas palabras?
“Tranquilos, no lloren, que este es solo un sueño más, uno del que despertaré en otro nuevo sueño…”
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Carlos Oriel Wynter Melo (Panamá, 1971).
Ingeniero industrial por el Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Occidente (México). Docente de la Universidad Interamericana de Panamá. Es director de Editorial Fuga y presidente de la Fundación para la Gestión del Arte.Colabora para las revistas Maga y Trashumancia y el diario El occidental.
Libros publicados: El escapista (Universidad Tecnológica de Panamá, 1999), Desnudo (Fundación Signos, 2001), Invisible (Fuga Editorial, 2005), El escapista y demás fugas (Fuga Editorial, 2003), El niño que tocó la Luna (Fuga Editorial, 2007), Cuentos con salsa (Editorial Norma, 2008).
En 2011, la Feria Internacional del Libro de Guadalajara presentó 25 formas de leer el continente. La FIL los llamó los 25 secretos mejor guardados de América Latina.