RENÉ CHAR (1907-1988)
En 1941 René Char se convirtió en el capitán Alexandre, jefe del maquis en Haute Provence. La palabra que mejor lo describe –a él y a su obra– es resistencia. En esos años escribió mucho y no publicó nada, pues la elocuencia la dejó para las balas. Llevó una especie de diario poético llamado Hojas de Hipnos, que Camus publicó posteriormente. Ese bello testimonio consta de ráfagas líricas (“La hora más recta es cuando la almendra brota de su reacia dureza y traspone tu soledad”), aforismos (“A nuestra herencia no la precede ningún testamento”), reflexiones sobre el quehacer poético (“El poeta no puede permanecer mucho tiempo en la estratosfera del Verbo”) y entradas más normalitas sobre el día a día de los guerrilleros. Una de esas entradas, la 87, es una serie de recomendaciones para un jefe de patrulla. Para recordar el centenario de su nacimiento, transcribo un fragmento de ese párrafo genial (en traducción de Jorge Riechmann):
Nada de ropa tendida cuando pasen aviones, y todos los hombres bajo los árboles y ocultos en el monte bajo. Nadie vendrá a verle de parte mía, exceptuando al amigo de los trigos y el Nadador. Con los hombres de la patrulla sea riguroso y solícito. Amistad enguata disciplina. Al trabajar haga siempre algunos kilos más que los otros, sin enorgullecerse. Coma y fume visiblemente menos que ellos. No manifieste preferencias. No admita mentiras, salvo improvisada y gratuita. Que no se llamen desde lejos. Que mantengan limpio el cuerpo y la ropa de cama. Que aprendan a cantar bajo y a no silbar melodías obsesivas, a decir la verdad tal y como se ofrece. De noche, que caminen por el margen de las sendas. Sugiera usted las precauciones; déjeles el mérito de descubrirlas. Emulación excelente. Ponga obstáculos a los hábitos monótonos. Inspire aquellos que no quiere ver morir antes de tiempo. En fin, ame a los seres que ellos aman al mismo tiempo que ellos.
– Julio Trujillo
