San Agustรญn argumentรณ que no podรญa haber habitantes en las antรญpodas porque estarรญan perpetuamente de cabeza. Alegรณ tambiรฉn que ahรญ la lluvia no podrรญa caer al suelo, sino que se elevarรญa de las nubes para arriba, hacia los cielos. Curioso espectรกculo. Esto es simple error.
Otro argumento para negar la posibilidad de antรญpodes, que asรญ los llaman, es que de acuerdo con las Escrituras todos los humanos provienen de Adรกn y no podrรญan haber llegado tan lejos, hasta las antรญpodas. Ciertamente no navegando. No sรณlo por โla grandeza inmensa del mar Ocรฉanoโ, sino porque, por el parecer de โGregorio Nazanzeno afirmando como cosa sin duda que pasando el Estrecho de Gibraltar es imposible navegarse el marโ.
Cuando menos, triple error. Pero este pronunciamiento de Sartre, tomado de las entrevistas de Situaciones, X, no es propiamente error, sino ya cae en aberraciรณn:
โPienso que nadie ha sabido verdaderamente hacer sinfonรญas. Es demasiado difรญcil.
โยฟNi Beethoven?
โNi Beethoven, aunque en rigor, la Novena sinfonรญa es casi una bella sinfonรญa.
El error es, digamos, sano, inevitable, y, al modo hegeliano, elemento esencial del acierto: se necesitan errores para llegar a una verdad. Pero la aberraciรณn es, digamos, error mรกs desviaciรณn รฉtica, error buscado. El razonador fascinante que fue Sastre en El ser y la nada aquรญ se descuida, cree puede decirlo todo, estรก endiosado y se muestra caprichoso. Por eso lo que opina es aberrante.
Hay errores esforzados, dirรญamos, heroicos, por ejemplo, cuando los chinos sostuvieron que la Tierra era cuadrada. Creencia ardua de sustentar: ยฟcรณmo puede imaginarse un paisaje que llega al borde del cubo y da vuelta para pasar a la otra cara? Raro, cuando menos. Espectacular y digno de verse. O tal vez los chinos creรญan algo mรกs sencillo: que la Tierra era, primero, plana, luego, que esa superficie o piel era, en efecto, cuadrada.
El error es a veces mรกs interesante que el acierto. Por ejemplo, cuando Aristรณteles sostiene que el pulpo es el รบnico animal que no tiene cerebro. El pulpo justamente del que ahora andan divulgando los naturalistas que es inteligentรญsimo. ยฟQuรฉ llevรณ a un naturalista del calibre de Aristรณteles a pensar eso del pulpo? No sรฉ. No tengo ni idea.
Ahora, la aberraciรณn tiene grados, puede ser atroz. Voy a poner dos ejemplos tomados de las cartas de Lope de Vega. Uno menor y tal vez inofensivo, y muy de la รฉpoca. El otro espantoso e incomprensible. Corren asรญ:
Primero, la abyecciรณn que manifiesta frente al Duque de Sessa, por ejemplo, cuando se dice perro al firmar asรญ: โque como un lebrel de Irlanda estรก a sus pies, leal y firme mientras tuviese vidaโ, o esta barroca declaraciรณn: โaventurarรญa mil vidas por Cabrera, paje de Vuecencia, que a estas horas debe ser la cosa mรกs descuidada de Vuecenciaโ. O esta ya grotesca: โJuro como montaรฑรฉs que si mi sangre fuera necesaria a un caballo de Vuecencia no dudarรญa en sacรกrmela toda, y crรฉame que digo verdad.โ Y no, no le creemos, no por un caballo real.
Por รบltimo, la aberraciรณn abominable. Es algo no que Lope hizo o dijo, sino que vio, se trata de un auto de fe inquisitorial: โhoy ha sido el mayor espectรกculo de gente que Madrid ha tenido, porque sacaron a tostar al Hermano que hacรญa el santo. Llevaron delante de รฉl el brasero tres mozos, azotรกndolos, y un niรฑo que perdigaron en las llamasโ. Es decir, que ademรกs de quemar vivo (โtostarโ, dice Lope) a una persona llamada el Hermano, โque se hacรญa el santoโ, dispusieron a un niรฑo para someterlo a las llamas, o comenzaron de una vez a quemarlo, lo soasaron, que ambas cosas dice el raro verbo โperdigarโ. Y el niรฑo, ยฟera judรญo?, ยฟpor quรฉ puede ser quemado vivo un niรฑo?
Y Lope muy bien interrumpe aquรญ la carta diciendo: โmas de esto no mรกs; que aรบn es feo para escritoโ. Y dejemos aquรญ las aberraciones que, es cierto, pueden ser โfeas aรบn para escritasโ. ~
(Ciudad de Mรฉxico, 1942) es un escritor, articulista, dramaturgo y acadรฉmico, autor de algunas de las pรกginas mรกs luminosas de la literatura mexicana.