Una tarde Carlos Tello, el padre, el polĆtico y economista, no el brillante historiador hijo suyo, me dijo: ālos polĆticos no aprenden, son tontos irredentos, porque, mira, la cultura es muy barata y, sin embargo, es muy lucidora. AcuĆ©rdate de Vasconcelos.ā Y sĆ, recordĆ©: el paĆs, saliendo deshecho de una interminable guerra civil, sin un centavo y, sin embargo, con los muralistas o escritores refinados, como Torri o Novo, fue la Ć©poca, aunque un tanto extravagante, esperanzada, en que, por ejemplo, se dio a leer a Plotino a la gente mexicana.
ĀæQuĆ© quiere decir ābaratoā aplicado a āculturaā? Piensa, por ejemplo, ĀæcuĆ”ntas compaƱĆas de teatro pueden ponerse en acciĆ³n por lo que cuesta un estadio de beisbol? ĀæUn millĆ³n? ĀæCuĆ”ntos miles de conciertos pueden ofrecerse por la misma cantidad?
Sin embargo, no fue tanto esta muestra de avara necedad lo que me colmĆ³ de indignaciĆ³n, sino la imagen de Monte AlbĆ”n, con un encabezado que decĆa que habĆa extinguido el fideicomiso que lo protegĆa.
SeƱor de la bestialidad, ĀæcuĆ”nto puede costar la manutenciĆ³n de Monte AlbĆ”n? Los rastros precortesianos son los que nos hacen diferentes. Dan ganas de decir que lo que MĆ©xico tiene de originalidad inventiva, por ejemplo, gastronĆ³mica o de diseƱo, proviene de nuestros indios. Sin ellos nuestra mediocridad serĆa apabullante.
ĀæHan visitado ustedes Monte AlbĆ”n? Es un lugar, ĀæcĆ³mo decirlo?, asĆ, plĆ”cido. AhĆ, en una hamaca, dormĆa siesta su descubridor, el grande Alfonso Caso.
AdemĆ”s, hay que registrar que la cantidad considerable que se gana por las entradas tiene que ir a dar al siniestro hoyo negro de Hacienda y no podĆa ser tocado. Lo mismo sucedĆa en los teatros de la UNAM que lo que podĆa entrar por los boletos comprados no podĆa tocarse porque tenĆa que ir a dar al mismo hoyo infernal.
Pasemos a otra cosa, sin olvidar, espero, las injusticias inexplicables que hemos seƱalado.
Se ha dicho que el presidente Salinas llamĆ³ a VĆctor Flores Olea y le hizo ver que los intelectuales habĆan votado por el ingeniero CĆ”rdenas. Dada esta predilecciĆ³n, era necesario hacer algo (es decir, gastar algo de metĆ”lico) en revertir la tendencia. Flores Olea fundĆ³ Conaculta, y nadie le ha reconocido nunca su talento y habilidad al consumar la tarea.
Me acuerdo de la primera sesiĆ³n del jurado de las primeras becas de Conaculta. Octavio Paz presidĆa el jurado. Mi memoria ha conservado sobre todo que habĆa un ambiente de felicidad. Nunca le habĆan dado nada asĆ a la cultura. EstimĆ”bamos que iba durar para siempre.
QuƩ ingenuos Ʃramos, de veras.
(Ciudad de MƩxico, 1942) es un escritor, articulista, dramaturgo y acadƩmico, autor de algunas de las pƔginas mƔs luminosas de la literatura mexicana.