Desocupado lector, El juego del arte es un libro que fue formรกndose muy lentamente. Arrancรณ por ahรญ de 1966, cuando Alejandro Rossi, mi director de tesis en filosofรญa, en la UNAM, me sugiriรณ el tema de la imaginaciรณn como asunto de mi trabajo.
En aquellos lejanos dรญas, en lo que tocaba a filosofรญa de la mente, el tratado canรณnico era El concepto de lo mental, de Gilbert Ryle, filรณsofo elegante, escritor maravilloso y fascinante. Se decรญa que el capรญtulo consagrado a la imaginaciรณn era el menos afortunado del libro. Habรญa, pues, que explorar esa asombrosa facultad.
Alejandro Rossi me propuso una tesis sobre la imaginaciรณn en Hume. Me puse a escribir. En muy poco tiempo, pese a mi predilecciรณn por Hume, resolvรญ suspender el encargo, la tarea me aburrรญa hasta la desesperaciรณn. En su lugar escribรญ lo que yo pensaba del asunto, sin decirle nada a Rossi hasta que fuera muy adelantado y ya no hubiera remedio.
Por cosas asรญ, y otras tambiรฉn pesaditas, Rossi me aborreciรณ. Avancรฉ en mi tesis, el carrito corrรญa sobre la vรญa, cuando inesperadamente fui agraciado con una iluminaciรณn que me instruรญa perentoriamente a abandonar de inmediato la filosofรญa y dedicar mis esfuerzos a la literatura. Obedecรญ la revelaciรณn, dejรฉ todo, e ingresรฉ a trabajar en el Excรฉlsior, que dirigรญa entonces Julio Scherer.
Pasaron aรฑos. La tesis seguรญa ahรญ y un buen dรญa, no recuerdo por quรฉ, volvรญ a trabajarla. Dale y dale, la tesis engordรณ y alcanzรณ a ser un volumen muy grueso, incรณmodo. El รบnico que leyรณ entero ese manuscrito fue Vicente Rojo, de Era, editorial donde publicaba. Me dijo, porque era y es mi amigo, que habรญa que publicarlo. Entrรฉ en dubitaciรณn. ¿Quรฉ podรญa hacer con el monstruo?
Aquรญ tengo que hacer una aclaraciรณn. La imaginaciรณn es la facultad con que se hace y aprecia el arte. Sin una concepciรณn adecuada de la imaginaciรณn no puede hacerse una estรฉtica interesante. En la tesis universitaria sobre la imaginaciรณn estaba ya en germen El juego del arte.
Decidรญ, como los hรฉroes de cuento, partir en dos al gigante. Del tajo surgieron dos volรบmenes, uno sobre los sueรฑos (Sobre la naturaleza de los sueรฑos), no necesito decir que los sueรฑos son tambiรฉn trabajo de la imaginaciรณn, y este volumen de estรฉtica (publicado entonces con el tรญtulo Los dientes eran el piano).
Para este libro habรญa que ordenar el aluviรณn de textos, nacidos en muy diferentes momentos y con muy diferentes propรณsitos. Aquรญ aparece Aurelio Major, una extraordinaria persona y gran editor. Aurelio, que trabajaba en Tusquets, me invitรณ a ir publicando poco a poco en la editorial todo lo que habรญa escrito, y todo lo que fuera escribiendo. Le contรฉ a Rojo que tenรญa ese ofrecimiento, y me respondiรณ con su generosidad habitual: “si yo fuera tรบ, aceptarรญa la oferta de Tusquets”. Asรญ que me mudรฉ de Era a Tusquets y empecรฉ a armar el libro con Major. Lo bueno que pueda contener el estudio ahora reeditado tiene la huella de su talento y generosidad.
Este libro es una exploraciรณn del lenguaje para hablar de arte, en parte, y tambiรฉn acerca de la naturaleza de las experiencias estรฉticas. Algo del material viene del mencionado monstruo, algo procede de notas y escritos mรกs articulados que habรญan surgido en diferentes momentos. Y estรก dividido en capรญtulos breves, unas veces autรณnomos, otras hilados, que desarrollan un mismo asunto. Comienza con una crรญtica de la idea de contemplaciรณn estรฉtica, se dirige de inmediato a una definiciรณn preliminar de arte y termina con un ensayo titulado “¿Cรณmo se pinta un cuadro?”.
El arte es juego porque es un lugar de libertad, pero no desenfrenada, sino dentro de reglas. Libertad, esto es, inventiva y creatividad, bajo reglas no declaradas. Descubrir una regla en un trabajo de arte es una hazaรฑa de crรญtica. ¿Puede haber un juego sin ninguna regla? ¿Serรญa juego? De estos juegos compone Schiller estos doctos juegos de palabras: “El hombre, con la belleza, no debe hacer mรกs que jugar, y el hombre no debe jugar nada mรกs que con la belleza. Solo juega el hombre cuando es hombre en el pleno sentido de la palabra, y solo es plenamente hombre cuando juega.”
Los trabajos de pensamiento son, como el placer erรณtico, a la vez un regalo y una condena. El regalo estรก en la uniรณn erรณtica, en un caso, y en el placer de entender, en el otro; la condena estรก en que la voracidad de ambos es insaciable. Apenas terminamos de hacer el amor o de escribir el libro y la insatisfacciรณn vuelve a acometernos. A tratar de esclarecer los antiguos juegos del arte estรก consagrado este libro. No hay que olvidar que “el encanto de la belleza estriba en su misterio”. ~
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Prรณlogo a la segunda ediciรณn de El juego del arte.
Una introducciรณn a la estรฉtica.
(Ciudad de Mรฉxico, 1942) es un escritor, articulista, dramaturgo y acadรฉmico, autor de algunas de las pรกginas mรกs luminosas de la literatura mexicana.