El inminente arribo del PRI al Poder Ejecutivo federal, y su amplia presencia en el Congreso y los gobiernos estatales y municipales, me ha llevado a recordar un famoso episodio del "Encuentro Vuelta: La experiencia de la libertad", que congregรณ a cerca de 40 pensadores y autores del mundo (entre ellos varios Premios Nobel) para discutir sobre el estado de diversos temas capitales en el umbral del siglo XXI: la libertad, la religiรณn, los nacionalismos, la economรญa, la justicia, el socialismo.
El episodio al que me refiero ocurriรณ a fines de agosto de 1990, frente a millones de televidentes. Mario Vargas Llosa formaba parte de un panel que yo moderaba, y Octavio Paz estaba en el pรบblico con el resto de los participantes. Tras una primera ronda de presentaciones en la que Vargas Llosa habรญa comenzado a seรฑalar, suavemente, el carรกcter antidemocrรกtico del PRI, Paz tomรณ la palabra para precisar su visiรณn.
El PRI -explicรณ- es un partido hegemรณnico (no dictatorial) surgido de una revoluciรณn (es decir, dotado de una raigambre popular de origen) y cuyo acierto (a diferencia de los casos homรณlogos de Francia o Rusia) fue evitar los males paralelos de la guerra civil y el cesarismo revolucionario. Si bien no negaba el carรกcter "astutamente" manipulador del PRI en su relaciรณn con obreros y campesinos, le acreditaba el respeto a las libertades cรญvicas y la sociedad civil (inexistentes en la URSS o en Cuba) y, sobre todo, su vocaciรณn cultural: haberle "dado fisonomรญa al Mรฉxico indรญgena y mestizo". No obstante, Paz criticaba a los gobiernos priistas por haber "usurpado" lugares que no le correspondรญan en la economรญa y advertรญa algo mรกs grave: "el partido hegemรณnico… estรก en crisis, en vรญas de desaparecer, si no se transforma. El dilema para el PRI es muy claro: o se transforma y se democratiza, o bien desaparece".
Es de notarse que Paz no hacรญa referencia a la democratizaciรณn como un proceso externo en la sociedad sino interno del PRI. Veinte aรฑos antes, marcado aรบn por el crimen de Tlatelolco, se habรญa referido al PRI en tรฉrminos casi equivalentes a los de Vargas Llosa: "En Mรฉxico no hay mรกs dictadura que la del PRI y no hay mรกs peligro de anarquรญa que el que provoca la antinatural prolongaciรณn de su monopolio polรญtico" (Posdata, Siglo XXI, 1970, p. 57). Pero la experiencia de los aรฑos setenta y ochenta lo habรญa convencido de que ni la izquierda (por su falta de autocrรญtica frente al pasado estalinista y su tenaz simpatรญa por el rรฉgimen totalitario de Fidel Castro) ni la derecha (por sus viejas fidelidades clericales) eran alternativas deseables para Mรฉxico. Por eso insistรญa en la reforma democrรกtica interna del PRI, como un estadio histรณrico previo a la adopciรณn de una democracia sin adjetivos. "La crรญtica polรญtica del rรฉgimen -agregรณ- exige, en primer tรฉrmino, el restablecimiento de la democracia interna en los sindicatos".
Mientras Octavio hablaba, Vargas Llosa me deslizรณ una pequeรฑa nota preguntรกndome si podรญa intervenir enseguida, con una crรญtica mรกs dura. Asentรญ, por supuesto, y tras recomendar yo mismo el "suicidio pacรญfico" del PRI, preguntรฉ su opiniรณn. Fue entonces cuando, no sin ofrecer disculpas por la posible "inelegancia" de lo que estaba por decir, acuรฑรณ la cรฉlebre frase "Mรฉxico es la dictadura perfecta":
La dictadura perfecta no es la Cuba de Fidel Castro: es Mรฉxico, porque es una dictadura de tal modo camuflada que llega a parecer que no lo es, pero que de hecho tiene, si uno escarba, todas las caracterรญsticas de una dictadura.
Vargas Llosa no encontraba diferencias mayores entre las tradicionales dictaduras latinoamericanas y el rรฉgimen mexicano. En aquellas permanecรญa un hombre, en รฉste se eternizaba un partido. Pero lo verdaderamente caracterรญstico del PRI -el veneno maquiavรฉlico que lo volvรญa "perfecto"- era el modo en que habรญa "reclutado al medio intelectual" alentando sutilmente la crรญtica y financiando aun a los grupos de oposiciรณn. Entre esos intelectuales, Vargas Llosa hacรญa distingos: "Es verdad que ha habido una crรญtica interna muy talentosa, muy generosa, muy valerosa, de muchos intelectuales mexicanos, naturalmente entre ellos Octavio Paz". No obstante, creรญa su deber "denunciar" el caso mexicano:
… como este paรญs se estรก abriendo a la libertad, quiero ponerlo a prueba, quiero decirlo aquรญ abiertamente, porque esto lo he pensado desde la primera vez que vine a Mรฉxico (a este paรญs que, por otra parte, yo admiro y quiero tanto)… que aquรญ… se ha vivido durante dรฉcadas, con unos matices muy particulares, el fenรณmeno de la dictadura latinoamericana.
El pรบblico quedรณ estupefacto. El episodio, que puede verse en YouTube, despertรณ las suspicacias de muchos, que atribuyeron la sรบbita salida de Vargas Llosa del paรญs a un berrinche presidencial o a una desavenencia con Paz. No hubo tal. La frase quedรณ en la memoria mexicana, como una estocada de antologรญa.
¿Quiรฉn tuvo razรณn? Ahora pienso que ambos. Si bien la dominaciรณn del PRI -por las razones que aducรญa Paz- no correspondรญa propiamente a la de una dictadura, su larguรญsima permanencia en el poder -como pensaba Vargas Llosa- era injustificable. ¿Hubiese bastado la reforma democrรกtica interna para desatar -como proponรญa Paz- un proceso paulatino de democratizaciรณn nacional, tutelado por el PRI? Nunca lo sabremos porque esa reforma al interior no ocurriรณ. Lo que sรญ ocurriรณ fue el proceso de democratizaciรณn externa que Vargas Llosa favorecรญa.
Estoy convencido de que esa era la mejor alternativa. Creo que la sociedad abierta de hoy es mรกs incierta y peligrosa que la sociedad protegida de ayer, pero tambiรฉn es mรกs real. Y, sin embargo, no dejo de recordar la zozobra en el rostro de Octavio Paz cuando preguntaba, en sus dรญas postreros: "¿quรฉ va a pasar con Mรฉxico?". Creo que vislumbraba una forma de la anarquรญa. Y tenรญa razรณn.
En el actual marco democrรกtico, el PRI deberรก enfrentar un Mรฉxico inseguro y violento, sin posibilidad de regresar el reloj a los tiempos de la dictadura perfecta. Y la advertencia de Paz sigue vigente: sin una reforma democrรกtica interna que ponga lรญmite a cacicazgos y privilegios sindicales, el nuevo gobierno vivirรก en una insalvable y desgastante contradicciรณn.
Historiador, ensayista y editor mexicano, director de Letras Libres y de Editorial Clรญo.