Leer obligatoriamente por gusto

Mรกs intrepretaciones de los resultados deprimentes que muestra la mรกs reciente encuesta de FonLectura.ย 
Aร‘ADIR A FAVORITOS
ClosePlease loginn

Sigo con los deprimentes resultados de la encuesta de la Fundaciรณn Mexicana de Fomento a la Lectura (FonLectura) que muestran que en el 2012 se lee aรบn menos que en el 2006. ¿Cรณmo puede ser que el colapso en los resultados haya sido inversamente proporcional al esfuerzo y la inversiรณn por mejorarlos?

Leer es un hรกbito que se contagia o se aprende. Cada vez hay menos personas capaces de contagiarlo, pues en su casa lo รบnico que los niรฑos observan es a su familia culiatornillada ante la tele. Y cada vez hay menos capacidad de aprenderlo, pues ni los padres ni los maestros leen, ni en los palacios ni en las cabaรฑas. Y las ferias de libros, y las campaรฑas, y los heroicos promotores, y las “presentaciones” y los spots de televisiรณn que promueven la lectura obviamente no han servido de mucho.

¿Quรฉ hacer? Quizรกs imponer la lectura como materia obligatoria en las escuelas. Nada de clรกsicos espaรฑoles ni del Cid ni del Marquรฉs de Santillana: obligar a los jรณvenes a creer que eso es la literatura es la mejor manera de inocularlos contra su contagio.

Se seleccionan cinco autores modernos inteligentes y con demostrada capacidad de seducciรณn juvenil (Bradbury, Huxley, etc.). El Estado adquiere los derechos, contrata buenas traducciones al espaรฑol de Mรฉxico y pide tirajes millonarios y baratos a los editores. Los libros se leen en el primer aรฑo de preparatoria, ahรญ, en vivo, en su pupitre, sin excusa ni pretexto, tres horas a la semana. Ni siquiera se necesita maestro (quizรกs hasta sea mejor), sino alguien que imponga orden y silencio.

La apuesta es que si diez millones de jรณvenes leen cinco libros en un aรฑo, con que el diez por ciento adquiera el hรกbito habrรญa un millรณn de lectores anuales y saldrรญamos de las estadรญsticas vergonzosas. Yo hice algo parecido cuando di clases en preparatoria y me consta que funciona. Todos los jรณvenes leyeron los libros, la pasaron bien y aprendieron sobre el mundo, la humanidad y el lenguaje. Por lo menos la tercera parte, lo juro, se aficionรณ a leer, pensar y discutir libros.

Comprendo que mi plan es imposible: habrรญa lรญos instantรกneos con este sindicato o el otro, con este “plan de estudios”, con aquella “licitaciรณn”. Y otros mรกs de imposible resoluciรณn, como: a) se denuncia que el comitรฉ de selecciรณn de los tรญtulos estรก constituido por personas que no comprenden la realidad nacional; b) que los libros elegidos son escapistas y reaccionarios y no enfrentan la realidad nacional, y c) que los escritores que sรญ comprenden la realidad nacional (aunque sean profundamente aburridos), son รบnicamente fulano y mengano, etcรฉtera.

Pero es agradable imaginarlo… ¡Millones de jรณvenes mexicanos perdidos en el hospitalario deleite de una novela! Leyendo unas horas a la semana, no sรณlo aprendiendo, sino ademรกs, por primera vez en su vida, quietos, callados, solos…

 

(Una versiรณn de este texto apareciรณ publicada en El Universal)

+ posts

Es un escritor, editorialista y acadรฉmico, especialista en poesรญa mexicana moderna.


    ×

    Selecciona el paรญs o regiรณn donde quieres recibir tu revista: