Cuando su marido recibiรณ la รบltima sentencia, Liu Xia, fotรณgrafa y pintora, hizo una serie de fotos de muรฑecos con el rostro deformado para representar la tortura. Su esposo, un profesor de filosofรญa, es un demรณcrata y un pacifista. Difundiรณ por internet una carta a semejanza de aquella de Vaclav Havel, conocida como la โCarta de los 77โ. El rรฉgimen chino lo acusรณ de criminal por pedir democracia y el cumplimiento de los preceptos de la Constituciรณn. Lo sentenciaron a 11 aรฑos de carcel. Liu Xia estรก ahora bajo arresto domiciliario porque le acaban de dar el Premio Nobel de la Paz a su esposo, Liu Xiaobo.
La nota ha estado en la prensa de todo el mundo y se diluirรญa sin mayores consecuencias, si no fuera porque esta vez la reacciรณn iracunda del gobierno chino, sus amenazas a Noruega โdonde se asienta el Comitรฉ que otorga el premioโ, parecen sacar al mundo de su letargo y de la complacencia universal con un rรฉgimen violador a gran escala de los derechos humanos.
Liu Xiaobo pertenece a la generaciรณn de Tiananmen, cuando el movimiento estudiantil estallรณ en Pekรญn, reclamando democracia y libertades bรกsicas para el pueblo chino. El movimiento fue aplastado el 4 de junio de 1989 en esta plaza simbรณlica; lo aplastaron a sangre y fuego los celebrados reformadores que promovieron la apertura econรณmica. Quizรก por eso el gobierno reacciona ahora de manera desmedida, pues siente que se abre una herida a causa de la โenvidia occidental a su รฉxito econรณmicoโ, tal como lo ha declarado oficialmente y asรญ reafirmar su propaganda interna, pues a pesar de sus intentos por censurar la noticia, esta se filtrรณ al interior de sus fronteras.
Pero esta desmesura totalitaria no es nada nuevo. Quizรก debemos hacer mรกs preciso el lenguaje para tratar el tema. Cuando decimos encarcelamiento para referirnos a la sentencia y condiciรณn de Liu Xiaobo, podemos no ser lo suficientemente claros en la denuncia. En realidad รฉl fue enviado a un campo de trabajos forzados, uno de los miles de campos del sistema Laogai, el Gulag chino, al cual Jean-Luc Domenach llama con justicia el โArchipiรฉlago olvidadoโ.
Es necesario tomar ya distancia del ocultamiento y la impunidad prevalecientes en el tema de los derechos humanos en China. De eso se alimenta la arrogancia del gobierno chino. En enero de este aรฑo, en la reuniรณn del Consejo de Derechos Humanos de la ONU, solo Canadรก protestรณ por la existencia del sistema Laogai. El resto del mundo guardรณ silencio; ese silencio se llama complicidad. Por supuesto no vale la pena detenerse mucho en las declaraciones de Hugo Chรกvez, quien servilmente alaba a China, segรบn รฉl asediada por el otorgamiento de este Premio Nobel. Es bueno que se deslinden las cosas y los dictadores y dictadorzuelos apoyen a las dictaduras.
Sin embargo, Liu Xiaobo, miembro del Pen Club Internacional, sobreviviente de Tiananmen, un hombre de posiciones moderadas โdurante el movimiento, tomรณ el fusil de un estudiante que querรญa resistir violentamente y lo rompiรณ contra el pisoโ, quien no se exilรณ y a quien ser conocido desde antes de recibir el Premio Nobel lo ha salvado de desaparecer como a otros โpor ejemplo el abogado Gao Zishen, un hombre que por escribir una carta a favor de los miembros del martirizado movimiento espiritual Falun Gong, fue torturado y ya no se sabe nada de รฉlโ, se estรก convirtiendo en un sรญmbolo tan significativo como lo fue en su tiempo Andrei Sajarov para la Uniรณn Soviรฉtica.
Al comentar sobre Liu Xiaobo, pienso en una fรณrmula infalible para preferir el lado del bien y de la verdad: uno debe estar siempre, de todo corazรณn, con los perseguidos y no olvidar nunca: ellos son nuestros hermanos.
Liu Xiaobo es un perseguido. Liu Xiaobo es nuestro hermano.
– Gerardo De la Concha
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