“En 1950, Andrรฉ Breton publicรณ un poema en prosa de Octavio Paz en una antologรญa surrealista. Pensรณ que un verso del poema era malo y le pidiรณ a Paz que lo eliminara. Paz estuvo de acuerdo sobre el verso, pero le desconcertรณ que Breton emitiera un juicio asรญ. โยฟY quรฉ hay de la escritura automรกtica?โ, preguntรณ. Breton, sin perturbarse, contestรณ que ese verso era una โintromisiรณn periodรญsticaโ. Un verdadero surrealista sabe distinguir el buen automatismo del malo, el alto del bajo. Podemos pensar, como sin duda pensรณ Paz, que Breton no estaba haciendo una selecciรณn surrealista sino que estaba tomando una decisiรณn crรญtica ordinaria y firme, pero es interesante que pudiera tomar esa decisiรณn y a la vez, por mรกs grandilocuente o irรณnico que fuera, mantener la jerga โque tambiรฉn tiene sus virtudesโ. La pregunta de quiรฉn o quรฉ escribe un poema, quiรฉn es el creador de quรฉ obras, incluso si ninguna de las partes es estrictamente automรกtica, alumbra la obra de Paz, representada de modo esplรฉndido en The poems of Octavio Paz,* la antologรญa de cuyas notas introductorias tomรฉ la historia que contรฉ al principio de este ensayo.
Cuando sobre el papel la pluma escribe,
a cualquier hora solitaria,
ยฟquiรฉn la guรญa?
ยฟA quiรฉn escribe el que escribe por mรญ […]?
[…] Alguien escribe en mรญ, mueve mi mano,
escoge una palabra, se detiene,
duda entre el mar azul y el monte verde.
[…] no escribe a nadie, a nadie llama,
a sรญ mismo se escribe, en sรญ se olvida,
y se rescata, y vuelve a ser yo mismo.
[โMientras escriboโ]
No hay en este poema rastro de escritura automรกtica, ni siquiera de inspiraciรณn romรกntica, pero los fantasmas de la otredad literaria nunca desaparecen del todo. En su obra temprana Paz piensa algo parecido a la idea de Paul Valรฉry sobre lo que estรก dado y lo que es creado en un poema, lo que parece venir de un lugar que no es la mente del escritor y lo que es un asunto manifiesto de oficio y trabajo. โLos dioses, amablemente, nos regalan el primer verso โescribiรณ Valรฉryโ, pero nosotros tenemos que fabricar el segundo.โ Sin embargo, Paz prolonga mรกs allรก del segundo verso aquello que podrรญa o no ser un regalo de los dioses.
โTodo poema se cumple a expensas del poetaโ, dice en โHacia el poema (Puntos de partida)โ, un texto posterior a โMientras escriboโ, donde Paz alude a esta cuestiรณn, entre otras. โYo no escribo para matar el tiempo โdice Paz en otro poemaโ ni para revivirlo / escribo para que me viva y reviva.โ Cuando Paz, con una expresiรณn poco natural, dice โescribo para que me vivaโ, estรก representando un desplazamiento del ser similar al del poema anterior. Si tenemos en mente estas citas y afirmaciones, la extraordinaria consistencia de la poesรญa de Paz nos puede resultar sorprendente. Ademรกs, hay otros factores en apariencia importantes: le gusta combinar โel azar con la voluntad creativaโ, y escribiรณ un poema sobre John Cage usando el I Ching. Afirmรณ tambiรฉn que escribiรณ los primeros versos de su gran poema โPiedra de solโ (1957) โen un estado casi sonรกmbuloโ, y agregรณ: โme asombrรฉ, pues aquellos versos me parecieron hermososโ.
Pero el inconsciente tiene sus razones, y tambiรฉn los sueรฑos tienen sus propias reglas de composiciรณn. Paz define su interรฉs tanto en la variedad como en la consistencia, en los movimientos deliberados de la pluma y en los aparentemente involuntarios, cuando dice que no tiene โuna obsesiรณn por la voz personalโ. โCreo en el trabajo coherente, compuesto de muchas voces.โ De muchas voces pero sin intromisiones periodรญsticas. Paz tambiรฉn se contradice (de manera sutil) al decir que โla coherencia […] viene […] de la persona que habla: el poeta frente a la historia modernaโ. Eso suena a voz personal, aunque sin obsesiรณn, y los poemas de Paz sugieren otra cosa, algo que se acerca mรกs a la primera parte de la proposiciรณn: una serie de voces, dicciones, estilos, formas y longitud de versos diferentes, unidos por una inteligencia de intensidad continua y por ciertos preceptos y preocupaciones a los cuales Paz nunca permite alejarse de su verso: una conciencia constante de que la poesรญa, como le dijo Mallarmรฉ a Degas, estรก hecha de palabras (โDelhi / […] dos sรญlabas altasโ); una creencia en que los objetos y el clima y los paisajes y las ciudades โa vecesโ nos hablan; y una convicciรณn de que se puede salir de la paradoja a travรฉs de la paradoja.
โLa poesรญa de Octavio Paz โsegรบn Ramรณn Xirauโ no vacila entre el lenguaje y el silencio; conduce al reino del silencio, donde habita el verdadero lenguaje.โ El propio Paz sugiere en โLectura de John Cageโ algo muy similar sobre la mรบsica con relaciรณn a Cage:
Mรบsica no es silencio:
no es decir
lo que dice el silencio,
es decir
lo que no dice.
Silencio no tiene sentido,
sentido no tiene silencio.
Las referencias recurrentes de Paz son Baudelaire y Nerval, pero su obra es a menudo cercana a la de William Carlos Williams y Wallace Stevens. Weinberger cuenta que cuando Paz identificรณ (acertadamente) un toque de Whitman en el tรญtulo y las rimas de โHablo de la ciudadโ, dijo: โno, estaba pensando en Langston Hughes: โThe Negro speaks of riversโ [โEl negro habla de los rรญosโ]โ. Sin embargo, esto no cancela lo anterior y sรญ revela bastante sobre el rango poรฉtico de Paz. Con frecuencia, sus poemas se centran en la iluminaciรณn de un instante en particular (su obra estรก repleta de luz), una concentraciรณn o evasiรณn de tiempo y espacio: โDentro del tiempo hay otro tiempoโ; โhambre de encarnaciรณn padece el tiempoโ. Media hora en Herat representa, en โFelicidad en Heratโ, la felicidad porque el mundo reposa โen sรญ mismoโ:
Vi las apariencias.
Y llamรฉ a esa media hora:
Perfecciรณn de lo Finito.
Este modo o indagaciรณn estรก maravillosamente capturado en el poema de juventud โPiedra nativaโ:
La luz devasta las alturas
Manadas de imperios en derrota
El ojo retrocede cercado de reflejos
Paรญses vastos como el insomnio
Pedregales de hueso
Otoรฑo sin confines
Alza la sed sus invisibles surtidores
Un รบltimo pirรบ predica en el desierto
Cierra los ojos y oye cantar la luz:
El mediodรญa anida en tu tรญmpano
Cierra los ojos y รกbrelos:
No hay nadie ni siquiera tรบ mismo
Lo que no es piedra es luz.
Se trata de una evocaciรณn de un momento y un paisaje, pero contiene varios elementos inusuales que son caracterรญsticos de la obra de Paz: el sentido de historia y polรญtica que implican esos imperios y la idea de devastaciรณn, el asombroso sรญmil que conecta paรญses con la falta de sueรฑo y la intimidad con la que se dirige a sรญ mismo o a otro. La brillante imagen final borra al observador y nos deja no con el vacรญo, sino con un universo crudamente dividido que remite a ciertas imรกgenes de Gerard Manley Hopkins: piedra, luz y nada mรกs.
Los poemas nos llevan de la infancia de Paz en Mixcoac al Madrid de la Guerra Civil, a Parรญs, Venecia, San Francisco, Nueva York, Bangkok, Tokio y a numerosos lugares en la India, y nos regresan finalmente a la ciudad de Mรฉxico y a varios territorios de su memoria, que incluyen la vieja casa, el jardรญn y su familia. Paz descubriรณ el pensamiento y arte prehispรกnicos y los convirtiรณ en elementos importantes en una gran parte de su obra. Escribiรณ: โLa mitologรญa mesoamericana es un teatro de metamorfosis prodigiosas que nunca tuvo un Ovidio.โ De muchas maneras, รฉl fue ese Ovidio. โPiedra de solโ estรก basado en la cosmologรญa del calendario azteca y en la revoluciones del planeta Venus, que a su vez evocan a toda una variedad de diosas mediterrรกneas. La imaginaciรณn de Paz es sobre todo sincrรฉtica โโtodos los nombres son un solo nombre, / todos los rostros son un solo rostroโโ, y este retrato de la mujer mรกgica en โPiedra de solโ es representativo de eso:
adolescente rostro innumerable,
he olvidado tu nombre, Melusina,
Laura, Isabel, Persรฉfona, Marรญa,
tienes todos los rostros y ninguno,
eres todas las horas y ninguna […]
Por supuesto que una mujer individual prefiere que su nombre sea recordado, pero no siempre hay tiempo para esas consideraciones cuando se estรก buscando a la Diosa Blanca. Y los versos mรกs lรญricos de โPiedra de solโ plantean un โnosotrosโ que sin lugar a dudas habla por hombres y mujeres:
ยฟla vida, cuรกndo fue de veras nuestra?,
ยฟcuรกndo somos de veras lo que somos?
El tiempo pasado en el primero de estos versos es desolador. Bajo esta perspectiva, la vida es, casi toda, oportunidades perdidas. Pero hubo oportunidades.
Muchos poemas de mediados de la carrera de Paz โde 1957 a, digamos, 1975โ revelan una preocupaciรณn por la solidez o la accesibilidad de aquello que consideramos real, aunque tambiรฉn este tema tiene una encarnaciรณn notablemente temprana en โLa calleโ:
Es una calle larga y silenciosa.
Ando en tinieblas y tropiezo y caigo
y me levanto y piso con pies ciegos
las piedras mudas y las hojas secas
y alguien detrรกs de mรญ tambiรฉn las pisa:
si me detengo, se detiene;
si corro, corre. Vuelvo el rostro: nadie.
La versiรณn posterior de esta historia es mejor conocida y estรก mucho mรกs concentrada en โAquรญโ:
Mis pasos en esta calle
resuenan
en otra calle
donde
oigo mis pasos
pasar en esta calle
donde
Solo es real la niebla
Lo que Paz expresa aquรญ de modo tan inquietante no es una duda filosรณfica sobre la existencia de calles o pasos o caรญdas o personas, sino una convicciรณn รญntima de que lo real no se siente como real, de que las certezas del sentido comรบn de algรบn modo han expirado o dejado de funcionar. Esta convicciรณn es frecuente en cualquier lugar, pero especialmente comรบn en Amรฉrica Latina, donde una vieja cultura colonial de ilusiones teatrales y รณpticas estรก hermanada con una cultura polรญtica mรกs reciente de encubrimientos oficiales y mentiras. โSolo es real la nieblaโ es una manera de decir hasta quรฉ punto se ha convertido en niebla todo lo demรกs.
Para Paz la respuesta a esas dudas estรก en la historia, pero no es un recurso feliz. En โNocturno de San Ildefonsoโ, regresa a sus dรญas como joven rebelde, cuando รฉl y sus amigos tomaron a Dostoievski y Stendhal como inspiraciรณn polรญtica:
Plaza del Zรณcalo,
vasta como firmamento:
espacio diรกfano,
frontรณn de ecos.
Allรญ inventamos,
entre Aliocha K. y Juliรกn S.,
sinos de relรกmpago
cara al siglo y sus camarillas.
Nos arrastra
el viento del pensamiento,
el viento verbal,
el viento que juega con espejos,
seรฑor de reflejos,
constructor de ciudades de aire,
geometrรญas
suspendidas del hilo de la razรณn […]
Paz continรบa elaborando un mea culpa para una generaciรณn entera:
Lo que quisimos
[…] fundar con sangre,
levantar la casa con ladrillos de crimen
[…] Algunos
se convirtieron en secretarios de los secretarios
del Secretario General del Infierno.
El poema sigue con โconversiones, retractaciones, excomuniones […], embrujamientos y desviacionesโ. ยฟFueron todos estos errores โhistorias de un errorโ? No, โla historia es el errorโ. La historia es el camino, Paz sugiere, y la verdad estรก en el viaje. Queda solo la memoria de โlo vivido y padecidoโ. Hay una autoridad desesperada en todo esto, incluso si es solo la autoridad de la desilusiรณn de un hombre. Y claro, un ingenio agudo y mordaz se sostiene entre el horror y el arrepentimiento.
La desilusiรณn no es un estado duradero en Paz, aun si tiene que dejar la historia a un lado. Su poema โRespuesta y reconciliaciรณnโ, basado no solo en una conversaciรณn imaginaria con Quevedo sino en las lecturas sobre ciencia contemporรกnea del propio Paz, sugiere โuna reconciliaciรณn con nuestro destino terrestreโ.
Rima consigo mismo el universo
[…] sabemos ya que es mรบsica el silencio
y somos un acorde del concierto.
Asumo que el eco al John Shade de Nabokov en Pรกlido fuego no es intencional. Mรกs bien, la conexiรณn anula el consuelo, ya que el dรญa despuรฉs de que empieza a desarrollar un sentimiento por una โvida ricamente rimadaโ y a sospechar que โel verso de las galaxias […] es un yรกmbicoโ, Shade muere de modo accidental a manos de un asesino que se equivoca de vรญctima.
La condiciรณn dominante en la poesรญa de Paz โuna de las formas que adopta la coherencia detrรกs de la multitud de vocesโ no es la duda ni la desilusiรณn ni el consuelo, sino la disposiciรณn a la aventura, a la sensaciรณn de que hay peligros que vale la pena conquistar.
Estรก, por ejemplo, la extraordinaria aventura (para el lector tambiรฉn) del poema Blanco, una obra experimental con una elaborada disposiciรณn grรกfica y la posibilidad de seis variedades de lectura propuestas por el mismo Paz. El poema, que se lanzรณ recientemente como aplicaciรณn para tableta, tiene tres columnas en diferentes tipografรญas. Cada columna es un poema asรญ como una serie de (seis u ocho) poemas separados, y dos de las columnas pueden combinarse para formar otros cuatro poemas. Es decir, seis lecturas pero veintiรบn poemas, segรบn mis cuentas, sin contar el que obtenemos al leer el texto completo como un solo poema. Paz le llamรณ a la obra โun cuerpo hecho de palabrasโ, y una frase recurrente en รฉl, dirigida a una mujer, es โel mundo es tus imรกgenesโ. La ligera ambigรผedad admite que las imรกgenes sean imรกgenes de ella โeste es, considero, el significado principalโ, pero tambiรฉn las imรกgenes que ella mira con sus ojos de precipicio. De cualquier manera, insiste el poema, mirar es real.
Y finalmente, solo para recordar la variedad de voces que hay en la coherencia, hago una pausa en el delicado poema tardรญo โComo quien oye lloverโ, un ligero y melodioso riff de un dicho popular sobre quien no presta atenciรณn: โme oyes como quien oye lloverโ. Paz convierte la acusaciรณn en recomendaciรณn, el espejo de una forma de entendimiento:
รyeme como quien oye llover,
ni atenta ni distraรญda,
pasos leves, llovizna,
agua que es aire, aire que es tiempo,
el dรญa no acaba de irse,
la noche no llega todavรญa,
figuraciones de la niebla
al doblar la esquina,
figuraciones del tiempo
en el recodo de esta pausa,
รณyeme como quien oye llover […] ~
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Traducciรณn de Isabel Zapata.
*Editada y traducida por Eliot Weinberger, Nueva York, New Directions, 2012, 606 pp.
Acadรฉmico de Princeton, en donde enseรฑa literatura contemporรกnea e historia de la crรญtica. Ha escrito libros sobre Stendhal, Buรฑuel, Kafka, Nabokov y Garcรญa Mรกrquez.