Coahuila, Mรฉxico, 2001. Un hombre, padeciendo la sed de una resaca, pensรณ que un poco de miel podrรญa quitรกrsela. Se aproximรณ al panal mรกs cercano y las abejas, egoรญstas como de costumbre, prefirieron sacrificar sus vidas antes que compartir el tesoro. La combinaciรณn del veneno, el nivel etรญlico y la reacciรณn inmunolรณgica del paciente produjeron su fallecimiento a pocas horas de lo sucedido.
Somos inigualables en la caรญda, inmensos en el error. Fallamos muchas mรกs veces de las que acertamos y lo hacemos, incluso, con mayor espectacularidad. Sรณlo los hermanos Wright mantuvieron su aeroplano sobre la superficie terrestre y su vuelvo fue sublime, pero cientos nunca lo lograron: se impactaron contra la tierra una y otra vez, otorgรกndonos el ridรญculo. Fue esta mitad tozuda y heroica la que, en su fracaso sistemรกtico, nos llevรณ un dรญa a flotar por las inexploradas regiones del cosmos. Detrรกs de toda hazaรฑa se apilan los cadรกveres de la esperanza. En un intento por reivindicarnos con aquella, nuestra torpe mitad, se han instituido los Premios Darwin.
Chihuahua, Mรฉxico, 2001. Un hombre, ofuscado por la oportunidad de hacer dinero fรกcil, descendiรณ en una de las cuevas de cristal de Naica para robar selenita, mineral que ahรญ se encuentra en estalactitas de hasta quince metros de longitud. De alguna manera pudo remover una de las formaciones geolรณgicas, por desgracia lo hizo estando debajo de ella.
Desde 1991 se otorgan los Premios Darwin. Son un reconocimiento, las mรกs de las veces pรณstumo, a hombres y mujeres excepcionales que se sacrifican por un futuro mejor para la humanidad. No es sencillo adjudicarse un galardรณn como este, aunque bastan tres condiciones. Primero, se requiere realizar algo tan estรบpido que corrobore, en la prรกctica, las reminiscencias irracionales de nuestra especie โjugar malabares con granadas sin seguro, practicar paracaidismo sin paracaรญdas, ruleta rusa con una pistola automรกtica, etc.โ Despuรฉs, el nominado debe quedar estรฉril a causa de su proeza โbรกsicamente cercenarse el miembro o morirโ, con la finalidad de no reproducir sus primitivos genes en otro ser humano. Finalmente, su historia debe estar debidamente documentada en diarios u otras fuentes de similar รญndole que garanticen su autenticidad.
Guadalajara, Mรฉxico, 2007. Una mucama olvidรณ algo en el piso de abajo y, en lugar de usar el intercomunicador del hotel o sencillamente bajar las escaleras y recogerlo, decidiรณ gritarle a sus compaรฑeras a travรฉs del tiro del elevador de servicio. Por algรบn motivo no se percatรณ de que el ascensor subรญa e, impertรฉrrita, dejรณ su cabeza ahรญ.
La historia comienza en la Universidad de Stanford en la dรฉcada de los ochenta, cuando Wendy Northcutt empezรณ a recopilar artรญculos periodรญsticos donde se notificaba de muertes particularmente estรบpidas. Con la llegada del correo electrรณnico creรณ una lista de direcciones para, entre sus amigos, hacer pรบblicos este tipo de decesos. Eventualmente, los amigos comenzaron a engrosar la lista con sus propias pesquisas y pronto se dio lugar a las โnominacionesโ: ยฟquรฉ serรญa lo suficientemente inepto para figurar entre la prestigiosa lista?, ยฟtendrรญan necesariamente que morir los candidatos?, ยฟcรณmo distinguir entre un โDarwinโ potencial y el mero chisme? Asรญ nacieron los Premios Darwin, que establecieron su sede en un popular sitio de Internet (www.darwinawards.com). Al dรญa de hoy han publicado cinco volรบmenes con las historias de los nominados e, incluso, inspiraron The Darwin Awards (2006), un pรฉsimo filme.
Campeche, Mรฉxico, 1999. Josรฉ conducรญa la carroza de una agencia funeraria. Como no tenรญa automรณvil propio lo utilizaba tambiรฉn para salir con su novia. En la parte de atrรกs sostenรญan sus encuentros amorosos. Un dรญa particularmente frรญo entraron a un garaje, cerraron el portรณn y decidieron no apagar el coche para disfrutar del aire acondicionado. Despuรฉs del coito se quedaron dormidos y, gracias a la concentraciรณn de monรณxido de carbono, no despertaron mรกs.
Eduardo Torres decรญa que el hombre no se conformaba con ser el animal mรกs estรบpido, ademรกs era el รบnico ridรญculo. La mรกxima encierra una profundidad insospechada. En esa estupidez inconforme radica nuestra preponderancia como especie; el estรบpido resignado no trascenderรก jamรกs. Y es en ese acto de ir un poco mรกs allรก, a pesar incluso de nosotros mismos, donde encontramos la quintaesencia de la civilizaciรณn. Bryce Echenique sugiere que lo cรณmico pudo haber nacido โel dรญa en que, por primera vez, Ug logrรณ ponerse de pie en su cueva, pero mala pata, se dio tal cabezazo que se noqueรณ a sรญ mismo, logrando que Og se riera y corriese a contรกrselo a Igโ. Suscribo. El ridรญculo nace cuando el homo erectus, tras mirar a sus antiguos camaradas por encima del hombro, hace algo tan estรบpido que mueve a risa. Esta reacciรณn reprime el equรญvoco, pero lo perdona al mismo tiempo: a pesar de nuestra erguida soberbia todavรญa hay momentos en que andamos a cuatro patas. En este pequeรฑo gesto se cifra parte de nuestra grandeza y la totalidad de nuestro sentido del humor.
Chiapas, Mรฉxico, 1999. Un celador vigilaba desde un tragaluz a los presos durante sus visitas conyugales. Un dรญa, tal vez por no soltar sus binoculares, una revista pornogrรกfica que tenรญa en la otra mano o por tener los pantalones en los tobillos, tropezรณ y cayรณ once metros hasta impactarse contra el piso de la celda.
Aunque Mรฉxico, ingrato paรญs, podrรญa colaborar generosamente con la causa Darwin, ostenta el desdeรฑable nรบmero de cinco premios, de los mรกs de trescientos otorgados hasta ahora.
– Guillermo Espinosa Estrada
es profesor de literatura medieval y autor del libro La sonrisa de la desilusiรณn. Administra la bibliothecascriptorumcomicorum.org, un archivo de textos sobre el humor.