Asรญ tuvo que ser, tenรญa que coincidir mi etapa mรญstico-identitaria con las primeras Navidades vividas con pleno conocimiento de causa en la nueva ciudad. No pude experimentar las dos cosas con una prudente y saludable distancia temporal que me permitiera dejar mi primer conflicto โculturalโ para mรกs adelante. ยฟCuรกntos aรฑos tenรญa? ยฟDiez? ยฟOnce? Hacรญa ya un par o tres que habรญamos llegado. Estaba todo dispuesto para que el choque de civilizaciones, religiones y tradiciones se manifestaran en una niรฑa de esa edad sin que nadie, absolutamente nadie se diera cuenta de la importancia del asunto.
ยฟCรณmo empezรณ todo? ยฟEn quรฉ momento? ยฟCuรกl fue el detonante? Porque hasta entonces no recuerdo ninguna reflexiรณn o desasosiego relacionado con el hecho de haber nacido en Marruecos y haber emigrado al nuevo paรญs. Sรญ, las cosas eran muy distintas, el olor a embutidos, a alcohol, el de los purines esparcidos por los campos de los alrededores y el de las fรกbricas de pieles junto al rรญo resultaban algo chocantes para nuestras narices norteafricanas, pero al cabo de unos meses ya nos habรญamos acostumbrado. Los primeros tiempos fueron mรกs bien de euforia sin prevenciones de ningรบn tipo. Las ganas de conocer todo lo nuevo, de aprender la lengua, de descubrir dรญa a dรญa el sitio hacรญan que ninguno de nosotros, ni siquiera nuestros padres, nos planteรกramos nada relacionado con la identidad, el origen o algรบn tipo de peligro a perderlo en el proceso de adaptaciรณn.
Pero hubo un dรญa, un dรญa concreto en que estos miedos empezaron a desplegarse. Quizรก fue en una reuniรณn de mujeres de las que acostumbraban organizar nuestras madres para tomar el tรฉ por la tarde. Se sentaban con sus cuerpos crecientes debido a la nueva dieta rica en harinas refinadas viniendo de un lugar donde lo habitual era comer pan negro y se contaban historias de cuando eran jรณvenes y solteras, anรฉcdotas familiares y chismes de todo tipo. Eran pocas las familias marroquรญes de la ciudad, pero todos nos conocรญamos y sabรญamos hasta el detalle mรกs insignificante sobre los movimientos y acciones de cada uno de sus miembros. Que si fulanita llevaba la falda corta justo por debajo de la rodilla, que si iba con la cabeza descubierta a pesar de ser una mujer casada, que si la otra trabajaba horas fuera de casa sin que el marido se enterara. Y en todas estas conversaciones tarde o temprano aparecรญa algรบn acontecimiento mรกgico, increรญble, algรบn milagro ocurrido a un conocido de un conocido de un conocido o a un familiar de un familiar de un familiar pero tan verdad como que quien lo relataba podรญa jurarlo por sus hijos. De allรญ a hablar de Dios como un tema mรกs habรญa un paso. Ese Sidi* estaba presente en todo aunque de una forma mรกs bien poco ortodoxa, el que justificaba los hechos increรญbles, al que encomendarnos cuando las desgracias, los caminos trazados por el cual nunca podรญamos prever. De allรญ se pasaba a hablar de los conocimientos religiosos. Como ellas eran mayoritariamente analfabetas y apenas habรญan memorizado los suras bรกsicos para la oraciรณn, el peso acababa por recaer en los hijos. Que si este se sabรญa hasta tal sura y el otro hasta tal otro. Que si con cinco aรฑitos ya los recitaba de carrerilla. Que si uno rezaba todos los viernes y la otra decรญa que querรญa empezar a ayunar. Y en una de esas conversaciones de madres peleรกndose por demostrar los mรฉritos de los hijos alguna de ellas dejรณ caer la frase que supondrรญa para mรญ el comienzo de mi nueva etapa: pero estos niรฑos que estรกn creciendo aquรญ ya no van a sabernada de su propia religiรณn, se van a perder en pocos aรฑos. Para terminar se burlaban de los menores presentes: ya te veo degustando una buena pata de cerdo de aquรญ a poco, ยฟverdad?
Por supuesto que yo me rebelรฉ contra lo que considerรฉ una acusaciรณn de traiciรณn anticipada (si hubiera llegado a vislumbrar aunque fuera un poquito el futuro no me habrรญa indignado tanto) por lo que busquรฉ el pequeรฑo Corรกn que mi madre guardaba para ponernos bajo la almohada en las noches en que tenรญamos pesadillas y me dispuse a leer los suras para demostrarles a esas mujeres que por lo menos conmigo andaban muy equivocadas. Que yo seguรญa siendo tan marroquรญ, tan musulmana como el dรญa en que nacรญ y que no habรญa perdido ni un รกpice de todos los conocimientos religiosos aprendidosen la mezquita del pueblo por los que el abuelo y la familia entera me felicitaban. Yo seguรญa siendo buena, no una traidora. Pero cuรกl fue la sorpresa de encontrarme ante las bellas pรกginas y no poder descifrar ni una sola lรญnea, ni una palabra, ni una letra. Habรญa perdido completamente el cรณdigo para poder desencriptar el mensaje divino. Me habรญa vuelto sorda de repente a la letanรญa conocida que ahora me sonaba como esas canciones en inglรฉs que puedes tararear pero de las cuales no sabes descomponer los sonidos que las forman. La sensaciรณn fue desoladora, como de haber perdido algo muy valioso.
Poco despuรฉs vino la salvaciรณn: se abrรญa una โmezquitaโ en la ciudad. Me alegrรณ la noticia e imaginรฉ un edificio blanco con minarete parecido al del pueblo y al principio fue algo difรญcil hacernos a la idea de que esos bajos con el suelo cubierto por trozos de moqueta gris unidos por cinta aislante y con olor a humedad y pies fuera realmente un espacio de encuentro con Dios. Pero no importรณ, allรญ sentados los niรฑos uno al lado del otro sรกbados y domingos por las maรฑanas, empezamos un proceso de reaprendizaje del alfabeto รกrabe y de los suras mรกs bรกsicos, asรญ como de los pasos para realizar las abluciones y la oraciรณn. Que el hombre que hacรญa las funciones de imรกn fuera alto con una barba negra y los ojos pintados de kohl que hablaba รกrabe y catalรกn puede que influyera algo en el inicio de mi etapa mรญstica. Yo era una alumna atenta y aventajada, que estudiaba en casa para llegar con todo aprendido y recitaba de carrerilla cuando tenรญa que hacerlo en solitario. Y empecรฉ a hacerle preguntas, a querer mรกs informaciรณn sobre esa cosa tan etรฉrea hasta entonces que era ser musulmana. En el pueblo nadie nos lo habรญa explicado, simplemente todo el mundo lo era por nacimiento y sedaba por supuesto que no habรญa nada que debatir ni discutir. Pero yo no me conformaba, mรกs aรบn despuรฉs de haber estado a punto de caer en el lado de los infieles, no me era suficiente memorizar y cumplir como autรณmata con los preceptos. Necesitaba saber, conocer el origen, los significados, estar completamente segura de que estaba siendo la mejor musulmana posible, no solo musulmana de a diario como era mi madre, que rezaba cuando podรญa entre los quehaceres de la casa y ayunaba y no comรญa carne hala porque aรบn no habรญan abierto ninguna carnicerรญa islรกmica en la ciudad. No, yo iba a ser una musulmana como Dios manda.
Luego vinieron las lecturas de los cuadernillos del Centro Islรกmico Espaรฑol que, con dibujos de niรฑas con paรฑuelos y familias felices parecidas a esas de los folletos de los testigos de Jehovรก, contaban cรณmo tenรญan que hacerse los rituales de la oraciรณn o explicaban a los niรฑos el significado de los cinco pilares. Habรญa una colecciรณn especial dedicada a los profetas y el que me atrajeran mรกs esas historias que las que explicaban las normas ya era un indicio de que mi devociรณn iba a ser pasajera. Me encantaba la historia de Josรฉ que sobrevivรญa comiendo hierbas cuando sus malvados hermanos lo tiraban al pozo y cรณmo despuรฉs interpretaba los sueรฑos. Me estremecรญa la escena de Abraham a punto de sacrificar a su hijo por obediencia a Dios y justo en el รบltimo momento la voz de un รกngel le decรญa que ya no hacรญa falta, que habรญa demostrado suficientemente su sumisiรณn al Misericordioso.
Todo lo que aprendรญa en la mezquita o en los libros se lo contaba a la persona que me observaba entre el asombro, la admiraciรณn y el desconcierto: mi madre. Se nos solucionรณ el tema de la carne con la apertura de una carnicera islรกmica, me inventรฉ una habitaciรณn de rezar para que estuviera siempre llena de alfombras y limpia, aunque no creo que en un piso mediano con seis niรฑos la iniciativa tuviera demasiado รฉxito. Empecรฉ a ponerme el despertador para rezar justo cuando saliera el sol y no dejarlo para mรกs tarde. E hice una cosa que pronto se girarรญa en mi contra: empecรฉ a leer las etiquetas de los productos elaborados que comprรกbamos. En las galletas, la bollerรญa y las delicias mรกs apetecibles habรญa un ingrediente algo indefinido: grasa animal. Preguntรฉ al imรกn: grasa animal puede ser de cerdo pero tambiรฉn de ternera o de pollo o mantequilla, ยฟno? Me respondiรณ que para no correr riesgos era mejor no consumir ningรบn producto que llevara grasa animal, ya que en la mayorรญa de los casos era manteca de cerdo. Que si era de otro animal de todos modos al no haber sido sacrificados de forma halal tampoco se podรญan comer. Mejor prevenir que curar, asรญ que yo misma me metรญ solita en el sarao de las etiquetas. Le dije a mi madre que las galletas Marรญa, aquellas que comรญan los bebรฉs incluso en el pueblo, llevaban ese tipo de grasa y que no podรญamos comprarlas. Me hizo caso, algo asqueada por el hecho de haber estado comiendo โcerdoโ durante tantos aรฑos sin saberlo y a partir de entonces empezรณ a preguntarme por los ingredientes de todo lo que comprรกbamos en el supermercado. Asรญ me recuerdo entonces: sujetรกndome las gafas para intentar descifrar las diminutas letras escritas en los plรกsticos transparentes.
Hasta allรญ todo bien. Nada de conflictos, simple devociรณn. Pero pronto llegรณ la Navidad. Los villancicos, los polvorones, la representaciรณn escolar, las tarjetas de felicitaciรณn, todo me iba a suponer un gran dilema interior.
Era el primer aรฑo en que, con los conocimientos lingรผรญsticos y culturales necesarios, entendรญa perfectamente el sentido de la Navidad. A lo mejor otros niรฑos que habรญan crecido con esta festividad no preguntaban sobre su origen y simplemente la disfrutaban, pero nosotros al ser nuevos tuvimos que preguntar. Y quien pregunta recibe respuestas y quien recibe respuestas tiene la informaciรณn necesaria para decidir con conocimiento de causa su posiciรณn en el mundo. Esto aunque suene rimbombante fue exactamente lo que me ocurriรณ. Preguntรฉ quรฉ era la Navidad y se me dijo que era la celebraciรณn del nacimiento de Jesรบs; preguntรฉ cรณmo era considerado Jesรบs y se me contรณ la historia de ser hijo de una mujer virgen y de Dios al mismo tiempo; preguntรฉ quรฉ significado tenรญa todo eso y se me explicรณ que era el pilar fundamental de la fe cristiana. Vaya, hasta entonces los habitantes delnuevo lugar nunca se habรญan definido con esa palabra. Los marroquรญes sรญ les llamaban asรญ, cristianos o infieles o esa palabra tan fea que se usaba tambiรฉn para los animales que morรญan sin ser sacrificados de cara a la Meca. Los adultos de la familia y vecinos tenรญan ese tipo de denominaciones en rifeรฑo pero a los propiamente โinfielesโ nunca les habรญamos oรญdo decir que eran โcristianosโ. Catalanes era lo que mรกs, eso sรญ nos quedรณ claro desde muy pronto, pero no se definรญan por su religiรณn y eso me habรญa permitido de un modo ingenuo no verlos tan distintos como los veรญan mis padres entonces. Ademรกs nuestro colegio era pรบblico y aconfesional, asรญ que el tema no se habรญa tratado ni de lejos. Pero claro, al llegar diciembre seguรญamos todas esas costumbres que al principio creรญ una fiesta mรกs, con las luces por las calles, la mรบsica por todas partes, los papeles de colores para los regalos, los รกrboles decorados, los dibujos de nieve en los cristales de las casas. Me habrรญa gustado que eso no tuviera ningรบn sentido religioso, que simplemente, en esas fechas, la gente hacรญa esas cosas porque sรญ. Si era porque sรญ tambiรฉn nosotros podrรญamos hacerlo, pero si era porque la gente era cristiana entonces se planteaba una gran contradicciรณn. Tuve que preguntar, no podรญa quedarme con la duda.
Sabiendo la respuesta, consultรฉ con el imรกn. ยฟPodemos celebrar la Navidad? No, por supuesto que no, eso es haram. A menos que te conviertas, claro. ยฟPero puedo cantar los villancicos en la clase de mรบsica? Tampoco, fรญjate en lo que dicen las letras, que ha nacido Jesรบs hijo de una virgen y de Dios. Nuestro Isa no era mรกs que otro profeta de la larga lista de profetas que el Misericordioso nos mandรณ para conocer sus deseos. Nadie puede ser hijo de Dios porque Dios no es humano, no tiene hijos. Pero hay villancicos que no hablan de Jesรบs. ยฟPuedo por lo menos unirme al resto de la clase cuando la canciรณn no tenga nada que ver con eso? ยฟComo por ejemplo la parte del fum, fum, fum? ยฟO la canciรณn del trineo? Esa no habla para nada de ninguna virgen. No, niรฑa, todo eso forma parte de โsuโ celebraciรณn. Nosotros no formamos parte de eso y no vamos a formar nunca. A mรญ por un lado me dio rabia que entre tantos marroquรญes que casi no entendรญan ni catalรกn ni castellano ese precisamente tuviera conocimientos tan detallados sobre el tema, y por otro empezรณ a parecerme algo absurdo que por sutilezas tan insignificantes como si Jesรบs era hijo o no de Dios yo tuviera que cantar los villancicos por dentro. Porque una cosa sรญ era cierta: no podรญa evitarlo, por muy culpable que me sintiera, por horrible que me pareciera, escuchar las primeras notas de cualquier estrofa navideรฑa era empezar a entonarla sin mรกs. La mรบsica en general me provocaba un placer รญntimo y alegre, pero sobre todo en los villancicos encontraba una belleza sin igual. Algunos me parecรญan tristes, otros alegres, pero todos pegadizos. Mi mortificaciรณn llegรณ al punto mรกximo cuando, en clase de mรบsica, para no llamar la atenciรณn y al mismo tiempo no dejar de mantener mis principios, movรญa los labios pero sin voz, disimulando entre el resto de niรฑos. Y cuanto mรกs contenรญa la voz, mรกs ganas tenรญa de alzarla por encima de todas las demรกs, expandir el pecho y dejar que saliera con toda la fuerza. Pero nunca pasรณ.
Por supuesto tambiรฉn preguntรฉ si podรญaparticipar en el belรฉn viviente, aunque fuera haciendo de vaca o de mula, de pastorcillo, que los habรญa en todas partes, pero la respuesta siguiรณ siendo la misma.
Ay, pero lo รบltimo, lo mรกs doloroso no fue renunciar a regalos de Reyes ni asistir a la cabalgata con la euforia contenida, lo peor fueron los polvorones. ยฟPara quรฉ preguntas? ยฟPara quรฉ lees? A mi padre le mandaban cestas todos los aรฑos repletas de turrones, latas y polvorones. Y siempre nos los habรญamos comido con gran disfrute, con el tรฉ de menta sabรญan de maravilla, muy parecidos al sellu de frutos secos del pueblo. Niรฑa, ยฟpara quรฉ preguntas? ยฟPara quรฉ lees? Porque en la familia ya era costumbre leer todo lo que entraba envasado y eso me pidiรณ que hiciera mi madre cuando llegรณ la primera cesta. Y yo por un momento tuve la tentaciรณn de empezar a mentir pero la culpa me habrรญa devorado. Ni siquiera era grasa animal, que podรญa dejar lugar a dudas, no, lo que llevaban los polvorones era pura manteca de cerdo. Mi madre se tapรณ la boca con la mano: que Dios nos perdone por los que nos hemos llegado a comer. Pues sรญ, muchos, y buenos que estaban pero por culpa de mi afรกn literalista eso se habรญa acabado. Los puso en una bolsa aparte, por si nuestro padre sabรญa de algรบn โcristianoโ para dรกrselos. Y asรญ me quedรฉ yo, tan musulmana, muriรฉndome de ganas de cantar, de ganas de interpretar a la virgen en el escenario y sobre todo de ganas de comerme aunque fuera uno solo de los pastelitos.
ยฟPara quรฉ preguntas? ยฟPara quรฉ lees? Pues para decidir tu propia vida y tomar una decisiรณn trivial que hace que tu camino se bifurque por donde no habรญas previsto. Asรญ de simple fue la cosa: me despertรฉ en plena noche, salivando, rememorando los sabores de otros aรฑos y a escondidas me hice con un polvorรณn. Subรญ al baรฑo de arriba, me sentรฉ en la taza del vรกter, lo abrรญ despacio y lo disfrutรฉ deshaciรฉndose en mi lengua migaja a migaja. No tenรญa ni idea de que justo allรญ acababa mi misticismo y aรฑos mรกs tarde todos mis sentimientos religiosos. Lo que valรญa realmente la pena era el placer tangible, viniera por el sentido que viniera. Contra eso no hay Dios que luche. ~
* Glosario mรญnimo: halal: puro; haram: impuro; Isa: Jesรบs; kohl: galena, cosmรฉtico oscuro; sellu: aperitivo, tambiรฉn llamado sfuf; Sidi: Seรฑor.
(Nador, Marruecos, 1979) es escritora. Su familia se estableciรณ en Barcelona cuando tenรญa ocho aรฑos. En 2008 obtuvo el premio de las letras catalanas Ramon Llull de novela por 'Lโรบltim patriarca'.