Cuando empecรฉ a preparar Panorama de Narrativas el nombre de los Bowles, Paul y Jane, una extraรฑa pareja, era poco mรกs que una contraseรฑa para los muy iniciados. Dos damas muy serias (pn 1), de Jane Bowles, habรญa sido publicado en Inglaterra por Peter Owen, un editor independiente, excelente, minoritario y de finanzas siempre precarias.
Me encantรณ esta extravagante y chifladรญsima novela y decidรญ inaugurar con ella la colecciรณn. Ademรกs de una introducciรณn propiamente dicha a la novela, a cargo de Francine du Plessine Gray, se aรฑadiรณ un perfil escrito por su fan Truman Capote: para รฉl y otros muchos, incluido Paul Bowles, el autรฉntico talento literario pertenecรญa a Jane, she was the one.
El exquisitรญsimo Franco Maria Ricci, a quien conocรญ ya en el 69, en mi primera Feria de Frankfurt, tenรญa entre sus colecciones una de literatura, la Biblioteca Blu, refinada, con textos inesperados, quizรก demasiado, rozando la extravagancia, por lo que tuvo poca continuidad. Entre ellos estaba una perla, Parodia, de Ruggero Guarini, con prรณlogo de J. Rodolfo Wilcock, que habรญa sido saludada como la primera gran novela erรณtica italiana, "una tentativa de romper el muro del sonido de la Obscenidad", en palabras del autor, en la que destacaban, escrito estรก, "la maestrรญa casi ofensiva del estilo y el irรณnico centelleo de una cultura refinada y exquisita". Guarini fue el primero de los muchos escritores italianos publicados en esta colecciรณn.
Batallas de amor, de la norteamericana Grace Paley, fue el tercer tรญtulo. Una escritora extraordinaria, de gran actividad polรญtica y feminista, siempre en la brecha izquierdosa, en detrimento de su actividad literaria, reducida a tres excelentes libros de relatos, publicados en esta colecciรณn, poemas y ensayos. En un viaje a Estados Unidos fuimos a visitarla a su casa al norte de New Hampshire, una cabaรฑa en el bosque en la que vivรญa con su marido, tambiรฉn escritor, donde nos prepararon una cena con productos de su huerto. Tambiรฉn estuvo una vez en Barcelona, con ocasiรณn de una Feria Feminista en las Atarazanas, y organizamos una comida en casa con ella, Angela Carter y otros amigos. La primera vez que oรญ hablar de ella fue en los aรฑos 70, en una visita a Barcelona del gran cuentista Donald Barthelme, a quien habรญa publicado en la Serie Informal tres libros de relatos. (Axioma: Barthelme fue el gran cuentista de los 60 y 70, a quien todos admiraban; su relevo, en un registro bien opuesto, fue Raymond Carver, en los 80, el otro gran maestro.) En un almuerzo en La Venta, entre vodkas y vodkas y mรกs vodkas (antes de empezar a comer), me recomendรณ especialmente a una autora y un tรญtulo, esplรฉndido, que me apuntรณ en un papelito: Enormous Changes at the Last Minute. Retuve el papelito y el nombre y el tรญtulo y cuando lo leรญ se lo agradecรญ a Donald: en Panorama de Narrativas se editaron los tres libros de relatos de Grace Paley, por su orden cronolรณgico de publicaciรณn en inglรฉs.
El cuarto fue una rareza, de sugestivo tรญtulo: Medianoche en Serampor, que reunรญa dos hermosas novelitas del rumano Mircea Eliade, tan conocido por sus estudios sobre las religiones, y a quien habรญa publicado en la excelente colecciรณn Nouveau Cabinet Cosmopolite, de Stock, la que despuรฉs fue gran amiga, Marie Pierre Bay.
Con el quinto, A pleno sol, comenzรณ la "operaciรณn Patricia Highsmith", una autora poco publicada en Espaรฑa y con escaso รฉxito, bรกsicamente conocida por las pelรญculas basadas en sus novelas Extraรฑos en un tren, A pleno sol y luego El amigo americano. La autora, que detestaba los Estados Unidos, tras una muy larga estancia en Francia se habรญa trasladado a un pueblecito de la Suiza italiana y habรญa nombrado agente de sus obras a Diogenes, su editorial en lengua alemana, con residencia en Zurich. Mercedes Casanovas y Michi Strausfeld habรญan puesto en marcha una agencia literaria en Barcelona. Michi se encargaba de los derechos de Diogenes Verlag y se empeรฑรณ, con notable รฉxito, en cambiar el destino de Patricia Highsmith en lengua espaรฑola. Tras tanteos con varias editoriales, finalmente Anagrama hizo la mayor apuesta y contratรณ de golpe bastantes tรญtulos, mientras que Alianza y Alfaguara albergaron algunos otros de la extensa obra de la autora.
Los dos primeros tรญtulos publicados, en el otoรฑo de 1981, fueron A pleno sol (PN 5) y La mรกscara de Ripley (PN 7), la presentaciรณn en sociedad, en una colecciรณn declaradamente literaria, de Patricia Highsmith y de su hรฉroe o antihรฉroe favorito, Tom Ripley, el elegante asesino, nonchalant e impune. Poco antes, los cineastas Fernando Trueba y รscar Ladoire habรญan ido a su casa de Suiza, donde la entrevistaron para El Paรญs. Con ellos dos, y otro gran fan, el cineasta y escritor Gonzalo Suรกrez, organizamos una presentaciรณn en la librerรญa Visor de Madrid que fue el pistoletazo de salida para una de las grandes estrellas de la colecciรณn, seguido en la primavera del 82 por El amigo americano (PN 15). "Se los llevan de tres en tres", me comentaban los encargados de la caseta de Anagrama en la Feria de Madrid. La autora ya estaba lanzada. En el periodo aquรญ comentado se publicaron un total de siete tรญtulos de Patricia Highsmith, que llegaron mรกs adelante hasta 19, y que fueron decisivos para la implantaciรณn de Panorama de Narrativas.
Regresando al orden cronolรณgico, el sexto tรญtulo de 1981 fue La leyenda del Santo Bebedor, una breve joya de Joseph Roth que habรญa leรญdo en la ediciรณn de Adelphi, una editorial italiana que seguรญa con particular atenciรณn, cuyo director era Roberto Calasso, buen amigo y despuรฉs auteur maison. De los cuatro libros publicados por este gran escritor, fue el รบnico que tuvo un notable รฉxito de ventas, propiciado sin duda por el prรณlogo que le pedรญ, por razones obvias, a Carlos Barral y que รฉste generosamente escribiรณ, y por el tema, que no nos era precisamente ajeno: "De cรณmo el vino transforma el mundo, cambia sus leyes, todas, incluso la virtud de los santos, para hacerlo habitable y agradable a los que creen en รฉl". Palabras de Barral.
Otro autor en lengua alemana fue Thomas Bernhard, del que en Espaรฑa sรณlo se habรญa publicado unos aรฑos antes Trastorno, en Alfaguara, con el tรญpico succรฉs d'estime y ventas escuรกlidas. En aquellos aรฑos, despuรฉs de la Feria de Frankfurt acostumbraba a pasar unos dรญas en Parรญs, para ver cine, exposiciones y desengrasarme un poco de libros, pero no tanto, porque solรญa visitar a los editores Franรงois Maspero y Jรฉrรดme Lindon, que jamรกs ponรญan los pies en Frankfurt. En uno de esos viajes, en la librerรญa La Hune, estratรฉgicamente situada entre el Cafรฉ de Flore y Les Deux Magots, y que estaba abierta hasta las tantas, comprรฉ un libro publicado por Gallimard, una novela breve, Oui, de Thomas Bernhard, que leรญ con entusiasmo en el hotel. Lo contratรฉ y se transformรณ en Sรญ (PN 8), con un prรณlogo de un autor-lector tan exigente como Luis Goytisolo (para quien, aparte de Proust, Musil, Faulkner y Joyce, escaso interรฉs tiene la novelรญstica del siglo xx). Pedรญ mรกs obras suyas a la agente de su editorial, Suhrkamp, pero Alianza las tenรญa en opciรณn desde hacรญa meses y al final se decidieron. Por fortuna habรญa otra vรญa, la editorial austriaca Residenz Verlag, para una veta mayor de la obra de Bernhard, su pentalogรญa autobiogrรกfica, compuesta por El origen, El sรณtano, El aliento, El frรญo y Un niรฑo, publicados en la colecciรณn entre el 84 y el 87.
1982 empieza con otro italiano, o mejor dicho, argentino, que despuรฉs de escribir en espaรฑol se marchรณ a Roma y se pasรณ al italiano: J. Rodolfo Wilcock, autor de La sinagoga de los iconoclastas (PN 9), que presentamos con un prรณlogo de Ruggero Guarini (a modo de devoluciรณn de la visita). Un libro excepcional —una galerรญa de retratos de utopistas, inventores, teรณricos, sabios, todos ellos abnegados hรฉroes del absurdo—, que se inscribe en la lรญnea de Vidas imaginarias de Marcel Schwob y La literatura nazi en Amรฉrica de Roberto Bolaรฑo, por nombrar un predecesor y un sucesor.
La colecciรณn de cuentos muy breves La mujer oculta, de Colette, fue el primero de los cuatro tรญtulos publicados en Panorama de Narrativas de esta gran autora, heterodoxa, inconformista, escandalosa, gloriosamente amoral y de sensualรญsima prosa. Un libro que no excluye una รกcida visiรณn de las relaciones amorosas: "ese calabozo que se llama la vida a dos", "el moho de la vida conyugal".
Amor por un puรฑado de pelos (PN 11), de Mohammed Mrabet y Paul Bowles, es quizรก el mejor ejemplo de la abundante colaboraciรณn entre ambos: Mrabet le contaba sus historias magrebรญes a Paul Bowles, quien las elaboraba y escribรญa en inglรฉs. El libro lo habรญa publicado Peter Owen y me lo habรญa recomendado Juan Goytisolo, quien escribiรณ un excelente prรณlogo. Por fin, fetichismo de editor, podรญa inscribir a Paul Bowles en el catรกlogo: unos aรฑos antes, en los 70, conversando en Mรฉxico con Carlos Monsivรกis de tantรญsimos libros, saliรณ en la conversaciรณn Paul Bowles, de quien Black Sparrow Press (el editor de Bukowski) habรญa publicado sus Collected Stories, una amplia colecciรณn de cuentos. Carlos se ofreciรณ a hacer una selecciรณn y traducirlos รฉl mismo, pero no fue posible un acuerdo, insistieron en la ediciรณn รญntegra. Se trataba de un libro muy extenso, una inversiรณn considerable en una mala รฉpoca de la editorial, y con dos agravantes excesivos: ser un libro de relatos y ademรกs de un escritor entonces desconocido en nuestro paรญs.
Compaรฑรญa (PN 12), de Samuel Beckett, un autor a quien habรญa empezado a admirar leyendo su obra de teatro Esperando a Godot (publicada si bien recuerdo en el primer nรบmero de aquella excelente revista que fue Primer Acto), era, aunque no muy largo, el texto mรกs extenso de Beckett en muchos aรฑos y realmente magnรญfico. Negociรฉ los derechos con su editor John Calder, viejo compinche de los tiempos del Premio Internacional de los Editores en los aรฑos 70. Uno de los especialistas en Beckett era el italiano Aldo Tagliaferri, colaborador de Feltrinelli, a quien en una Feria de Frankfurt le pedรญ un texto que figura a modo de epรญlogo.
En cuanto a El reposo del guerrero de Christiane Rochefort, fue un texto escandaloso en su รฉpoca, que en Espaรฑa sรณlo se podรญa leer en francรฉs o en su ediciรณn argentina. La historia era el amour fou de la autora por un personaje, copia literal, se afirmaba, de Pierre-Franรงois Rey, el autor de Les Pianos mรฉchaniques y presencia frecuente durante aรฑos en los bares de Cadaquรฉs. Me pareciรณ oportuno incluirlo en la colecciรณn, con una ilustraciรณn de Balthus, Jeune fille ร la chemise blanche, la primera de un autor que luego he utilizado con frecuencia. Le encarguรฉ un prรณlogo a Esther Tusquets, que tambiรฉn lo habรญa devorado en su รฉpoca, pero que tras la relectura me enviรณ un texto mรกs bien reticente, que preferรญ colocar como epรญlogo.
Cuando recibรญa los catรกlogos semestrales de Louisiana University Press, esperaba encontrar las informaciones habituales: libros sobre jazz o los campos de algodรณn o los barcos que bajaban, con sus fulleros a bordo, por el Mississippi. Pero de pronto hubo una excepciรณn: se anunciaba la รบnica novela publicada por dicha editorial universitaria, A Confederacy of Dunces, de John Kennedy Toole. En el catรกlogo se reproducรญa el texto del prestigioso novelista Walker Percy, que figura como prรณlogo del libro, en el que cuenta cรณmo, estando en su despacho de la editorial, entrรณ una seรฑora con un paquetรณn de cuartillas de una novela de su hijo, John Kennedy Toole, quien no logrรณ que se publicase, pese a ser genial, y que al fin se suicidรณ. Percy cuenta su lรณgica prevenciรณn ante el mamotreto inรฉdito y cรณmo quedรณ fascinado por su lectura; ese texto de presentaciรณn era muy excitante, por lo que decidรญ pedir una opciรณn. Nos enviaron el libro, advirtiรฉndonos que tenรญamos una segunda opciรณn, otra editorial espaรฑola acababa de pedir la primera. Estuve en vilo varias semanas, ya que la novela era tan estupenda (y divertidรญsima) como prometรญa Walker Percy. Finalmente la otra editorial (no supe cuรกl era hasta bastantes aรฑos despuรฉs) no se decidiรณ, pasรฉ una modesta oferta de mil dรณlares, que fue aceptada, se puso la traducciรณn en marcha y en la primavera del 82 publicamos La conjura de los necios con una primera tirada de 4.000 ejemplares.
Los primeros meses fueron mรกs bien sosegados, pero en septiembre, al volver de vacaciones, el libro se habรญa agotado, por lo que hicimos una reediciรณn, tambiรฉn moderada, que durรณ un dรญa, asรญ que volvimos a reeditar y se convirtiรณ en el mayor longseller de la editorial. Me comentaron que aquel verano, en las playas espaรฑolas, se podรญa observar un curioso fenรณmeno: gente agitรกndose espasmรณdicamente sobre sus tumbonas o toallas; si uno se acercaba, veรญa que estaban leyendo un libro a carcajadas: La conjura de los necios. Un caso de boca-oreja en estado puro y que se transmite de generaciรณn en generaciรณn.
El libro, entretanto, habรญa ganado el Pulitzer, lo que a efecto de ventas espaรฑolas significa bien poco, y se habรญa convertido en un bestseller en su paรญs y tambiรฉn en el Reino Unido. Como anรฉcdota, en Francia, pese a ganar el Premio al Mejor Libro Extranjero, no funcionรณ (quizรก la traducciรณn, que comparรฉ, era demasiado argรณtica, como de una novela de la Serie Noire), ni tampoco en Italia (el editor que la adquiriรณ, mi amigo Piero Gelli, cambiรณ de editorial y su sustituto la publicรณ sin el menor entusiasmo). Yo me habรญa convertido en un gran propagandista de La conjura entre mis colegas amigos, y asรญ Christian Bourgois comprรณ mรกs adelante los derechos de bolsillo para su colecciรณn 10 x 18, donde funcionรณ muy bien, y el director de la italiana Marcos y Marcos la adquiriรณ hace pocos aรฑos, al quedar sus derechos libres, y ha sido uno de los mayores รฉxitos de su pequeรฑa y vivaz editorial.
Aรฑos despuรฉs apareciรณ La Biblia de neรณn, primera novela, tambiรฉn inรฉdita, de Kennedy Toole, escrita a los 16 aรฑos con sorprendente madurez: una lรบgubre visiรณn del Deep South, con ecos de Otras voces, otros รกmbitos de Truman Capote, aunque sin su maestrรญa. Pero nos quedaremos para siempre sin saber de las andanzas de Ignatius Reilly en Nueva York.
A Giorgio Manganelli, escritor estrictamente genial, lo conocรญ en Barcelona, donde estuvo de paso, exactamente el dรญa del confusรญsimo atraco del Banco Central. Estรกbamos en un hotel cercano, el Calderรณn, y nos llegaban noticias indescifrables de secuestradores y secuestrados. Otro italiano y esta vez no de Adelphi (aunque muchos aรฑos despuรฉs Calasso empezรณ a editar su opera omnia). Aparte de esa tarde, lo vi despuรฉs en una Feria de Frankfurt en la que Italia era el paรญs invitado. Poco sociable, aunque estuvimos en un par de cenas en petit comitรฉ, aparcaba un rato cada dรญa en el stand de Anagrama, como refugiado, miraba los libros, comentaba el catรกlogo, ¡ah, la Compton Burnett! En su esplรฉndido libro de ensayos literarios, La letteratura come menzogna, le dedicaba un ensayo a esa incomparable escritora, que coloquรฉ como prรณlogo de Padres e hijos. Mirada penetrante, cultura inagotable, perverso sentido del humor; a veces resultaba casi cรกlido, otras segregaba una sensaciรณn de peligro, como animal feroz rumiando el modo de aniquilar al contertulio. Asรญ me lo pareciรณ en un par de ocasiones, a menos que fuera un despliegue teatral de humor negrรญsimo.
El primero de los cuatro libros de Manganelli publicados en la editorial fue uno de los mรกs accesibles, Centuria (PN 16), con un subtรญtulo memorable y engaรฑoso: Cien breves novelas-rรญo. Pero que el lector no se confunda: no encontrarรกn ahรญ cien miniaturas, cien novelas bonsai o cien barquitos dentro de una botella, sino cien historias a menudo enigmรกticas y esquivas. Eso sรญ, breves. Y fulgurantes.
Joseph Roth comparece de nuevo con A diestra y siniestra (PN 17), que habรญa sido publicada ya en los aรฑos 30, en versiรณn de quien fue, en su dรญa, primer traductor de Freud al espaรฑol: Luis Lรณpez Ballesteros y de Torres, traducciรณn que utilizamos en nuestra ediciรณn. Una excelente novela, aunque no llega a las alturas literarias de La noche mil dos y Confesiรณn de un asesino, que aparecieron mรกs tarde en la colecciรณn.
Mario Brelich es otro italiano o, mejor dicho, un hรบngaro que escribรญa en italiano (cosecha Adelphi), un escultor que escribiรณ varias curiosas novelas sobre temas bรญblicos. Quizรก la mejor era La ceremonia de la traiciรณn (PN 18), una compleja visiรณn de Judas. Pensรฉ que el personaje ideal para prologarlo era Jesรบs Aguirre, amigo, ex colega y reciรฉn duque de Alba, y tras cierto intercambio epistolar casi lo escribiรณ: la idea le hizo mucha gracia pero, en su รบltima carta, meses despuรฉs, el mensaje era que sus mรบltiples y novedosos quehaceres le impedรญan dedicarse a ello. Lo sustituyรณ in extremis un texto de Giorgio Manganelli.
Con El placer del viajero, una novela veneciana, inquietante y macabra, de Ian McEwan, hace su entrada en la colecciรณn el despuรฉs bautizado British Dream Team, en aquel entonces, el 82, un puรฑado de brillantes jรณvenes autores con apenas obra publicada. En la colecciรณn Contraseรฑas, en el 80, ya habรญa aparecido su primer libro de cuentos, Primer amor, รบltimos ritos, uno de los mejores debuts que se recuerdan en la literatura inglesa en dรฉcadas (otro fue El libro de Rachel de Martin Amis, que tambiรฉn apareciรณ en Contraseรฑas). Luego irรญa apareciendo en la colecciรณn toda su obra posterior, con tรญtulos como El inocente, Niรฑos en el tiempo, Amor perdurable, Amsterdam, con el que ganรณ el Booker, o el รบltimo, que aparecerรก en otoรฑo prรณximo, Atonement.
Los nรบmeros 22 y 24 corresponden a Patricia Highsmith —Crรญmenes imaginarios y El juego del escondite—, mientras que a finales de 1982 comparece una extraordinaria escritora del Deep South, Eudora Welty, con el que habรญa sido su primer libro de relatos, Una cortina de follaje, donde el lirismo mรกgico, por una parte, y el llamado "grotesco sureรฑo", por otra, brillan con personal intensidad. Despuรฉs publicamos dos tรญtulos mรกs, El corazรณn de los Ponder y Las manzanas doradas, libros acogidos siempre con excelentes reseรฑas y escasรญsimas ventas. A veces nos lamentรกbamos en Frankfurt con su editora inglesa Marion Boyars de sus pocos lectores: "Ganarรก el Nobel", me decรญa siempre. Un dรญa le preguntรฉ, por si tenรญa fuentes suecas, por quรฉ lo repetรญa con tanto รฉnfasis: "Es mi candidata", repuso, "that's all". Eudora muriรณ hace poco sin el Nobel, pero respetada en su paรญs como una de las grandes escritoras del siglo.
En el mismo viaje a Estados Unidos en el que conocimos Lali y yo a Grace Paley, bajamos luego a Nueva Orleans (imprescindible homenaje a Kennedy Toole) y de ahรญ, en coche, a Jackson, Mississippi, donde vivรญa Eudora Welty, altรญsima, huesudรญsima, timidรญsima. En una semana, habรญan estado en su casa un equipo de televisiรณn de Nueva York, un periodista francรฉs con motivo de la publicaciรณn de sus libros en Flammarion, y despuรฉs nosotros: "¿Quรฉ pasa con usted, miss Welty?", nos dijo, como incrรฉdula, que le preguntaban sus vecinos. Nos hablรณ con mucho afecto de Richard Ford, a quien conociรณ de niรฑo, cuando era vecino suyo en Jackson.
El aรฑo 1983 se inicia con Gesualdo Bufalino, un escritor publicado por la exquisita editorial siciliana Sellerio: su primera novela Diceria dell'untore, que se convirtiรณ en Perorata del apestado (PN 23) tras serias dudas sobre la traducciรณn nada fรกcil del tรญtulo, fue una revelaciรณn. Su historia es bien conocida: un ignoto profesor sexagenario escribe unos textos para acompaรฑar un libro de fotografรญas; la editora, Elvira Sellerio, y su asesor literario, Leonardo Sciascia, detectan un extraordinario talento de escritor, le preguntan si tiene manuscritos en sus cajones… y los tenรญa a mansalva. Entre ellos, su segunda novela, Argos el ciego, que con Perorata del apestado me parecen no sรณlo las mejores novelas del autor, sino tambiรฉn de la literatura italiana de las รบltimas dรฉcadas.
Y ahora comparece de nuevo nuestra vieja amiga Grace Paley con sus Enormes cambios en el รบltimo minuto (PN 24), al que mรกs adelante seguirรก su tercer y รบltimo libro de cuentos, Mรกs tarde, el mismo dรญa. Para muchos lectores, los grandes cuentistas norteamericanos de los 60 en adelante podrรญan ser estos tres: Donald Barthelme, Grace Paley, Raymond Carver (ampliaciรณn del axioma anterior).
Otro extraordinario y atรญpico escritor italiano es el sardo Salvattore Satta (Adelphi, again), un jurista de extraordinario prestigio que, como a escondidas, escribiรณ una obra maestra, El dรญa del juicio (PN 25). En ella se cuenta la historia de una antigua familia de notarios acomodados en Nuoro, una ciudad que es "un nido de cuervos" en esa isla de "demoniaca tristeza". Releo en la contraportada: "Detrรกs de la prosa austera, de la concreciรณn durรญsima de los hechos, percibimos en estas pรกginas una continua fiebre visionaria". Un texto que no recuerdo si lo escribรญ yo o, mรกs probablemente, fue traducido de la contraportada italiana, que solรญa redactar el propio Calasso. Satta era uno de esos "casos literarios" con los que los italianos nos sorprenden a menudo, como ha podido verse en este recuento: Wilcock, Manganelli, Brelich, Bufalino y ahora Satta.
Luego siguen Dรบo (PN 26), una excelente novela corta de Colette, y Extraรฑos en un tren (PN 27), la primera novela de la Highsmith que, como es sabido, llevรณ al cine con gran รฉxito Hitchcock y en cuyo guiรณn trabajรณ, rezongando, Raymond Chandler. Anyway, gran novela, gran pelรญcula.
El polaco Andrzej Kusniewicz es el autor de uno de mis tรญtulos preferidos de aquellos aรฑos, El Rey de las Dos Sicilias (PN 28). Lo descubrรญ en Frankfurt, en el stand de Sellerio, lo empecรฉ a leer y me quedรฉ deslumbrado; le preguntรฉ a Enzo Sellerio por los derechos, y รฉste, muy complacido y complaciente, me llevรณ a conocer a la agente polaca para pedir una opciรณn. Lo terminรฉ entusiasmado, y lo publicamos, al igual que otra novela suya, La lecciรณn de lengua muerta. Como anรฉcdota, cuando conocรญ a รlvaro Mutis en Mรฉxico, en casa de Alejandro Rossi, me saludรณ con su mejor vozarrรณn: "¡Te estarรฉ para siempre agradecido por haber publicado El Rey de las Dos Sicilias!"
Jean Rhys, una de las escritoras mรกs singulares de la literatura britรกnica, quebradiza y quebrada y a la vez indestructible, comparece por primera vez en la colecciรณn con el libro de relatos Los tigres son mรกs hermosos (PN 29) —hipรณtesis de trabajo: las personas respetables son mรกs feroces que los tigres … y desde luego menos hermosas—, al que seguirรกn mรกs adelante Ancho mar de los Sargazos, la novela de su revival que la sacรณ del olvido, y Despuรฉs de dejar al seรฑor Mackenzie.
Y con Tras los pasos de Ripley (PN 30), en la primavera del 83, termina este repaso de los treinta primeros tรญtulos de Panorama de Narrativas, en los dos primeros aรฑos de su existencia.
Resulta patente la prioridad de la literatura anglosajona, seguida de la italiana, francesa y alemana, y con un tรญtulo de lengua mรกs exรณtica, el polaco; una tรณnica que se prolongarรก de forma similar a lo largo de los aรฑos, con una diferencia en los รบltimos tiempos, el aumento de autores franceses y un bajรณn italiano. (En los aรฑos 80, Panorama de Narrativas compitiรณ con nuestra colecciรณn Contraseรฑas, muy activa en esa dรฉcada —con sus Tom Sharpe, Tom Wolfe, Kurt Vonnegut, Douglas Adams, mรกs Bukowski, y tantos otros— y que luego siguiรณ mรกs en sordina.)
Los tรญtulos de Panorama de Narrativas resultaron a menudo minoritarios, pero fueron propulsados por La conjura de los necios y las siete novelas de Patricia Highsmith, que tanto facilitaron la buena marcha de la colecciรณn y mejoraron las finanzas de la editorial. Y debido a ello, en plena euforia, decidรญ, literalmente de un dรญa para otro, convocar un premio de novela que inaugurarรญa una nueva colecciรณn, Narrativas Hispรกnicas, que se iniciรณ en diciembre de 1983. ~