Durante algunas semanas creí que con el profesor (para darle gusto exalto su condición de crítico académico) Téllez se podía dialogar con provecho. Me equivoqué. No considero fiable a un crítico que desdeña la guerra de las escuelas y juzga las polémicas públicas como remedio para el aburrimiento. Mi siglo es otro. Le pronostico, a él, quedar encuadernado entre sus papers, haciendo guardia como funcionario cultural, cubiculo donde no le faltarán privilegios. Si él cree que Jorge Cuesta terminó empastado en "tres tomos de obras completas y arrumbado en un librero", peor para él. Cuesta, junto a un puñado de críticos, forma parte esencial de mi vida literaria y de mi vida a secas. Si su diálogo es con ineptas parrafadas gender como la que cita como respuesta final, vivimos en planetas distintos. Buenas tardes.
es editor de Letras Libres. En 2020, El Colegio Nacional publicó sus Ensayos reunidos 1984-1998 y las Ediciones de la Universidad Diego Portales, Ateos, esnobs y otras ruinas, en Santiago de Chile