Quizá una de las maneras de advertir el progreso sea observar la velocidad a la que los temas se convierten en obviedades: moléculas, genes, microprocesadores y caminatas espaciales. Lo mismo sucede al intentar hablar de la cantidad de información que hemos amasado. La revista Wired propone en su número de julio dar una vuelta de tuerca a este lugar común. Este giro viene acompañado de la retórica apocalíptica: el fin de la teoría, el inicio de una nueva era. Según parece, debemos olvidarnos de las narrativas que expliquen el mundo y es momento de abrazar, en medio de montañas de datos, los patrones estadísticos. Como era de esperarse, muchos no se han dejado seducir. Aquí, una discusión alrededor de ese supuesto fin de las teorías.
Tarea riesgosa si las hay, la de predecir finales. En literatura quizá sea la novela por encima de los demás géneros a la que con mayor insistencia se le ve en franco rigor mortis. Sea que sobreviva con la ayuda de respiración artificial o que sólo finja su propia muerte, el suplemento cultural argentino Revista Ñ reunió a cinco novelistas para escuchar su diagnóstico. Tal vez como corolario de lo anterior, la reseña de libros no parece gozar de buena salud. El caso más sonado es la disolución de la sección dominical del periódico Los Angeles Times. Pero no es sólo eso, hay quienes incluso culpan a los blogs del menguante status del crítico literario.
– La redacción