(Santo Domingo, República Dominicana)
Prácticamente en cada esquina de la Ciudad Colonial, pero también en otras partes, como algunos impresionantes que existen en el barrio de Villa Juana, el colmadón es una verdadera institución donde la gente del barrio se aglutina y hace vida social. Se trata de un colmado, un espacio por lo general amplio, con su mostrador y sus estantes abarrotados de mercancías, como muchos de los que se pueden ver en las Antillas, pero que se han ido transformando, y donde se han añadido mesas, música (a veces en vivo) y se puede beber cerveza a precios más bajos que en los bares, bailar, jugar al dominó, en fin, encontrarse y pasar un par de horas disfrutando del cambio de brisa de la tarde.
No logré herir tu jactancia con mi olvido,
rumboso en el intento, dependiente del roce de la danza
como la pareja que se arranca a compartir su sentimiento.
Noto tu deseo en la bebida y en el pan, en aquello que tocas,
en el sol devorador que en la calle todo lo equipara
para ser condimento de indulgencia, brinco de la luz
que divaga de un objeto a otro hasta convertirse en nada,
hasta marearse en el interior del ojo que disfruta
sin descanso con el vaivén de tu cintura, los brazos,
un agreste sabor frutado o merequetengue de tamarindo.
No trato de prolongar lo que allí se vive,
la mirada no deja que avance entre tanto devaneo,
y si te toco te convierto en amatista devaluada,
perjudicada, piedra que pierde su engastado capricho
en mi presencia. Me enciendo solo en la candela
voluptuosa de tu quehacer… mirando. ~