Abril es el mes más show

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Para que la Realidad no se evapore en el olvido y en la nada la televisión la registra, la visualiza, la confirma, la sublima, la mitologiza. Esto lo hemos visto ocurrir en la primera quincena de abril y en por lo menos tres casos ejemplares ofrecidos por “la pantalla de cristal”.

1
     El Papamóvil
     Mientras en el Vaticano transcurrían con toda pompa y circunstancia los honores póstumos a Juan Pablo ii, aquí el papamóvil, ahora exhibiendo la forma de la ausencia, es decir un fantasma de absoluta invisibilidad, volvía a recorrer el itinerario que otrora había hecho por calles y avenidas de Esmógico City para exhibir al Santo Pontífice, por entonces en carne y hueso y albísima vestimenta. ¿Y qué significaba ese show itinerante y fantasmagórico que postulaba a un vehículo automotor como blanco objeto de deseo idólatra? ¿Acaso que la sucursal mexicana de la Iglesia romana ya se aggiornó y aceptó promover el fetichismo moderno? (Por lo pronto he oído a un amigo asegurar que una muy emocionada telelocutriz, acaso siguiendo al papamóvil desde un helicóptero, se iluminó y emitió la frase “el Vehículo Santo”.)

2
     Don Juan de Dios
     Con motivo de la inicial, solemne ceremonia de defenestración política del jefe de gobierno del Distrito Federal, quien sin sus habituales pausas y casi elegantemente había hecho su declaración desdeñosa: un Yo Acuso más que una Autodefensa, vimos por la tele al legislador Juan de Dios Castro, en representación del eventual animal (político) de dos espaldas: el PRIAN, ejecutar su número acusatorio en dancísticos serpenteos y esguinces del cuerpo y melodramáticos efectos de la voz, logrando así, con esfuerzo y sudor y casi con sangre y lágrimas, una performance que transfiguraba esa función del Deputy’s Theater en el más brillante de los reality-shows. El espectáculo fue perfecto, y sólo faltó que el diputado Doring, alias La Videoamenaza, aportara una de sus fulminantes grabaciones.

3
     Los artistas del hambre
     Poco después de la ceremonia de desafuero de Andrés Manuel López Obrador, algunas cabezas del PRD, para apoyar a su astro presidenciable y campeón en el deporte de las encuestas, decidieron emprender un ayuno de relevos diarios como comedida y suave variante de la huelga de hambre (ese histórico último recurso de resistencia pacífica del proletariado antes de ponerse bravo de veras). Y vimos por la tele el inicio de ese picnic del ayuno en abonos, y vimos y oímos a un más sensato que heroico Cuauhtémoc Cárdenas reprobar tan patética hazaña. “Las huelgas de hambre”, dijo más o menos el líder histórico del PRD, “deben hacerse hasta el final y a morir”… y luego, con su new look sonriente: “Y yo no deseo la muerte de nadie.”

4
     En consecuencia: To be or not to be = TV or not TV. –

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Es escritor, cinéfilo y periodista. Fue secretario de redacción de la revista Vuelta.


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