El Brod del vecino

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1. Se publicó, finalmente, la novela póstuma de Vladimir Nabokov. Novela en fragmentos, según la tapa del libro. Cuento largo que intentó ser nouvelle, según Martin Amis. 138 tarjetas escritas a mano, según el lote que será subastado en Christie’s. El deseo póstumo del autor era la pira. El resultado de las vacilaciones del hijo del autor fue la imprenta. The Original of Laura, el resultado, es todo menos deslumbramiento.

2. El editor de The Original of Laura, Alexis Kirschbaum, desmiente que el hijo de Nabokov haya querido publicar el libro para “comprar un coche deportivo”. Al contrario, dice, “es una cuestión de legado”.

3. Si el talento personal no fuese suficiente, quién no se conformaría con ser el Max Brod del vecino fallecido; la sombra propiciatoria y la voluntad que da forma a un legado ajeno. Porque un rescate, un hallazgo, es casi un asunto de nigromancia: uno es agente de la voluntad verdadera de un espíritu inquieto.

4. Hay un exceso de nostalgia y pensamiento mágico en estas publicaciones. Las sostiene la misma fe que sostiene a las reliquias. Parafraseando a Martin Amis, un autor muere dos muertes: la primera cuando cede el cuerpo y la otra cuando se publica su primer manuscrito incompleto.

5. Siempre queda la esperanza de que uno está siendo el Max Brod del vecino fallecido. ~

 

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(ciudad de México, 1980) es ensayista y traductor.


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