Mientras más verde la vara,
que no la rama,
mejor cabalgarás
a fuetazo
limpio.
A mayor edad,
más hondo el pantano,
más atroz el recuerdo,
más vulgar,
más nítido, límpido, eficaz,
plomada
que no se zafa
y se acaba de amoldar
a los talones.
Así me fui trotando
en aquella yegua alazana
contigo a mis espaldas
cincelándome el oído.
Me diste alcance:
tu mano
me tomó del cuello:
el tic tac
de tu reloj
fundía muñeca
y base morfológica
del cráneo
con el fuetazo
natural
de un viento helado.
• • •
Una visión después,
juego de azar,
juego de manos,
ardid
que iba en serio.
A la vera del camino,
un ángel ataviado
con manta cruda;
sandalias de cuero burdo;
cabellera al aire;
una bolsa de plástico con agujeros
a modo de concavidades oculares,
la cabeza:
un espantapájaros
hechizo
de nacimiento,
hechizo
que imanta
amantes,
aves
de este mundo.
Las domina.
Las trae
comiendo de,
picando,
horadando
la mano
imaginaria
de un jinete
en polvo. ~
Del poemario Reliquia, de próxima aparición
en Ediciones Sin Nombre / Conaculta.