Esto que doy no es nada para el mundo.
Lo doy por eso:
porque, al no ser nada,
sabe a la carne de una presa extinta,
huele a vidrio y mercurio
y es todo lo que soy al estar lejos
y contiene los aรฑos de una espera
no demasiado larga ni muy breve,
despaciosa en la hora, veloz en el segundo,
suspendida en el metro y fugaz en el centรญmetro.
Detrรกs de la maรฑana
se amontonan guitarras y camisas,
rascacielos y dioses diminutos,
parques y consultorios,
terremotos, paรญses extranjeros,
puntos, comas y lรกpices labiales
y nadie los intuye,
nada ni nadie los ordena.
Esto que doy, al no ser nada,
es esto solamente:
la espera y la extinciรณn,
el cielo
antes que nadie lo haya visto. ~