La vida diaria como espectáculo

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El espectáculo es el reverso de la vida diaria. Risas grabadas: existe YouTube. Una página, un foro en internet que permite, democráticamente, subir videos, verlos, compartirlos. Videos que, por ejemplo, muestran el fragmento de la vida cotidiana de cualquiera. Tiempo de preguntas y respuestas. ¿No son los minutos del hijo de vecino un espectáculo menor, un show doméstico? No, millones de personas acceden a YouTube. Todos podemos ver esos videos. Aplausos.

2. Que ahora pasen los números. YouTube se fundó en 2005. Un año después Google compró la página de internet por 1,700 millones de dólares. La adquisición ha sido fundamental para Google: en 2007 aumentó el 56 por ciento de sus ingresos. En 2008, según The Wall Street Journal, los ingresos de YouTube bordearon los doscientos millones de dólares. Cabe decir que el servicio para los usuarios es gratuito, se financia con anuncios publicitarios. Como cada minuto se suben diez horas de video a YouTube y, de acuerdo con Nielsen Net Ratings, la página recibe cerca de doscientos millones de visitas al mes, es un negocio de sumas. Efecto sonoro de una caja registradora.

3. Que se descarguen algunos videos populares. Pixeles, imágenes en baja definición. El niño predicador grita: “A mí no me trajo la cigüeña. Yo no soy pariente del mono, a mí me creó Dios.” Otro video. Un hombre disfrazado de Spiderman en una fiesta infantil. Lo posee el personaje, desafía la gravedad, trepa un muro como lo haría Spiderman, pero cae como el hombre que es. Ahora un bebé. Un bebé que come helado. Una voz le pide la mirada malvada. El bebé ríe, frunce el ceño, serio, y vuelve a reír. Otro. Dos adolescentes que, desde la cocina de su casa, cantan, en playback, una canción de las Spice Girls. ¿Cantautores latinoamericanos? Coyoacán Joe de México. Wendy Sulca de Perú. Delfín, de origen ecuatoriano, en Nueva York canta su elegía a las Torres Gemelas. Ricardo Jeldes de Chile, un político de segunda fila que cambia la letra de una canción de Queen para instalar sus frases a destiempo. El último video y nos vamos. Un borracho que balbucea, parece, español.

4. YouTube está disponible en doce idiomas. Sólo México y España tienen una página oficial, digamos, en el idioma. ¿Cuáles son los videos más populares? En México, la caída de Edgar tiene un conteo de más de doce millones de reproducciones. “No, güey; ya, güey”, palabras que llevaron a Edgar a la fama. En España, un video, un collage de tropiezos caseros se ha reproducido más de diecisiete millones de veces. En México, la historia breve y simple de una caída; en España, historias aún más breves de tropiezos ordinarios. Lo que antes merecía, en todo caso, bromas familiares o la risa de los compañeros de oficina; lo que antes era, pues, un espectáculo menor, ahora es un espectáculo con todas sus letras. Un espectáculo antes sordo ahora explota. Ahora, cataplum, se cae un niño y millones de personas ríen.

5. YouTube lleva el espectáculo al extremo. Alguien puede ser famoso desde su cocina, desde su habitación, incluso desde la carriola. A pesar de que se trata de un medio moderno, el impulso del hombre por exhibirse tiene raíces viejas, profundas. Y en los tiempos que corren, basta exponer un fragmento de la vida diaria. Pero ¿resulta espectacular la vida cotidiana? Es simplemente, ordinariamente común. Se exportan videos de la vida cotidiana a la vida diaria de otro. Sin filtro va del cuarto de dos adolescentes al cuarto de otros dos. En estos casos, no hay arte, hay espectáculo. No hay crítica, hay morbo. No hay acentos ni comas, reina la mala ortografía. Pero no hay risas grabadas, hay carcajadas, genuinas carcajadas en las oficinas.

6. Es cierto que este, el aspecto más popular de YouTube, presta el escenario para un extremo de la fama. Pero del mismo modo, y no con menor asombro, se pueden observar otras imágenes. Octavio Paz, por ejemplo, en una entrevista. Borges hablando, Cortázar bailando. Lecturas de autores contemporáneos, conversaciones con cineastas, piezas musicales raras. De otro modo, porque es un vasto archivo, no habría forma de acceder a esos videos. Fanfarria.

7. Acaso observar la vida diaria como espectáculo permite pasarla bien, bastante bien por un instante. Uno breve, uno placentero y efímero como al leer esta frase: “No había sido feliz más que una sola vez en su vida: bajo un paraguas.” La frase es de Antón Chéjov. ~

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