En su Autobiografรญa Jorge Luis Borges sostuvo que, โsi tuviera que seรฑalar el hecho capital de mi vida, dirรญa la biblioteca de mi padreโ.
{{Jorge Luis Borges, Autobiografรญa 1899-1970, traducciรณn de Marcial Souto y Norman Thomas di Giovanni, Buenos Aires, El Ateneo, 1999, p. 24.}}
Fue en esa biblioteca donde recordaba haber leรญdo el Quijote por primera vez y haber percibido que la novela de Cervantes contenรญa algรบn misterio, un secreto vital, que no tenรญa aรบn los recursos para comprender:
…Sรฉ que hay algo
โLectoresโ, en Jorge Luis Borges, Obras completas 1923-1972, Buenos Aires, Emecรฉ, 1974, p. 892.
inmortal y esencial que he sepultado
en esa biblioteca del pasado
en que leรญ la historia del hidalgo.
Las lentas hojas vuelve un niรฑo y grave
sueรฑa con vagas cosas que no sabe.
La biblioteca paterna fue el โacontecimiento principalโ de su vida porque serรญa el primer paso en el camino para convertirse en escritor, y el hecho de que fue su padre quien lo puso en ese camino serรญa crucial para el tipo de escritor en que se convertirรญa:
Desde mi niรฑez […] se consideraba de manera tรกcita que yo cumplirรญa el destino literario que las circunstancias habรญan negado a mi padre. Era algo que se daba por descontado […] Se esperaba que yo fuera escritor.
Jorge Luis Borges, Autobiografรญa 1899-1970, traducciรณn de Marcial Souto y Norman Thomas di Giovanni, Buenos Aires, El Ateneo, 1999, p. 29.
El padre de Borges, Jorge Guillermo Borges, era un abogado de profesiรณn que a lo largo de su vida intentรณ destacar como escritor, pero solo logrรณ publicar algunos poemas y una novela, que dio a la imprenta con sus recursos en 1921. Como la familia vivรญa en un barrio rudo y de clase obrera de Buenos Aires, el doctor Borges decidiรณ que su hijo โGeorgieโ serรญa educado en casa hasta la edad aproximada de once aรฑos, y le dio tambiรฉn libre acceso a su colecciรณn de mรกs de mil volรบmenes, en su mayorรญa ingleses y franceses, dispuestos en libreros vidriados en una estancia propia. La biblioteca paterna se convirtiรณ en el patio de juegos de Georgie, y todas las energรญas de un niรฑo en crecimiento se canalizaron hacia un mundo imaginario que pronto fue para รฉl mรกs real que el circunscrito mundo domรฉstico que lo rodeaba. Pero la biblioteca era tambiรฉn un lugar de terror. Georgie era un niรฑo en extremo ansioso: por ejemplo, odiaba mirar espejos porque los espejos multiplicaban las cosas โโ…copiarรกs a otro / y luego a otro, a otro, a otro, a otro…โโ.
{{โAl espejoโ, en Jorge Luis Borges, Obra poรฉtica, 1923-1977, Buenos Aires, Alianza Editorial/Emecรฉ, p. 457.}}
Soรฑaba que pelaba su rostro y encontraba debajo el de otra persona, o que se quitaba una mรกscara solo para descubrir que traรญa puesta otra mรกs. Y los libros que leรญa en la biblioteca paterna con frecuencia evocaban horrores similares. Le asustaba la novela de Alexandre Dumas El hombre de la mรกscara de hierro, que le recordaba un poema, Lalla Rookh de Thomas Moore, sobre el profeta de Khorassan, que mantenรญa velado su rostro para ocultar su repugnante lepra.
{{Jean de Milleret, Entretiens avec Jorge Luis Borges, Parรญs, Pierre Belfond, 1967, p. 24.}}
Era como si no hubiera lรญmites claros entre su ser y el mundo, y no hubiera un centro fijo al interior de ese ser inconmensurable.
Una de las actividades favoritas de Georgie era que lo llevaran a ver al tigre en el zoolรณgico de Palermo. Observaba a la bestia sin descanso. Los tigres parecรญan poseer un poder misterioso, que โsolo pueden afrontar los hombres de guerra, sobre un castillo encima de un elefanteโ.
{{โDreamtigersโ, en Obras completas 1923-1972, p. 783.}}
Supo por su padre acerca de un hombre cuyo trabajo era matar jaguares, depredadores del ganado, sin otra arma que una daga. La figura del tigrero echรณ raรญces en la imaginaciรณn del muchacho, ya que un hombre capaz de vencer a un tigre tenรญa que poseer un grado de seguridad personal radicalmente opuesto al sinnรบmero de dudas que acosaban a Georgie. Al muchacho le gustaba imaginar el antiguo puรฑal espaรฑol de su padre guardado en un cajรณn, soรฑando โinterminablementeโ con su tigre, โy la mano se anima cuando lo rige porque el metal se anima, el metal que presiente en cada contacto al homicida para quien lo crearon los hombresโ (โEl puรฑalโ, en El otro, el mismo, 1964).
((Jorge Luis Borges, Obras completas 1923-1972, p. 156.))
La biblioteca paterna tenรญa pues sus luces y sus sombras: โdesde muy joven me avergonzรณ ser una persona destinada a los libros y no a la vida de acciรณnโ
{{ Autobiografรญa 1899-1970, p. 24.}}
La fascinaciรณn de Borges por el โhombre de acciรณnโ fomentรณ una idea que perdurรณ mucho tiempo en su imaginaciรณn: el โhombre de acciรณnโ era capaz de atrapar en el combate un momento definitorio del ser verdadero. Por ejemplo, en un cuento sobre un gaucho renegado, un representante de la ley queda tan impactado por la valentรญa del protagonista que de pronto se voltea contra su propia gente y pelea junto con el forajido; esta serรญa โla noche en que por fin vio su propia cara, la noche que por fin oyรณ su nombreโ, puesto que โcualquier destino, por largo y complicado que sea, consta en realidad de un solo momento: el momento en que el hombre sabe para siempre quiรฉn esโ.
((โBiografรญa de Tadeo Isidoro Cruz [1829-1874]โ, en Obras completas 1923-1972, p. 562.))
Esta disyuntiva entre la visceral intensidad de la experiencia fรญsica activa y la espectral โirrealidadโ de la biblioteca, que fomentaba dudas, miedos e incertidumbres, asumirรญa una importancia capital en el pensamiento de Borges sobre la creaciรณn literaria. Los libros proporcionaban una imagen de segunda mano de la realidad, de modo que la biblioteca se volverรญa un tropo bรกsicamente negativo para Borges, un sรญmbolo distรณpico del solipsismo. El gran objetivo era salirse de la biblioteca y sumergirse en una experiencia del mundo directa y autรฉntica. De modo que, si Georgie habรญa de compensar el fracaso paterno de convertirse en escritor, si querรญa cumplir un destino literario, escribir tendrรญa que volverse una forma de acciรณn y la pluma un sustituto de la daga o la espada. Pero ยฟde quรฉ manera descubrir nuestra identidad รบnica por medio de la escritura? ยฟCรณmo podรญa el escritor imitar a un hombre de acciรณn? Como joven autor, Borges explorarรญa estas cuestiones y formularรญa una poรฉtica propia fuertemente idiosincrรกsica.
*
Entre la vanguardia emergente, la tendencia que Borges favoreciรณ fue el expresionismo, o por lo menos su interpretaciรณn particular de รฉl.
{{ Sobre Borges en las vanguardias espaรฑola y argentina, vรฉase Edwin Williamson, Borges. Una vida, trad. de Elvio E. Gandolfo, Buenos Aires, Seix Barral, 2006, capรญtulos 4 y 8-10, respectivamente.}}
El objetivo mayor era la originalidad: un poeta debe โarrojar todo lo pretรฉrito por la bordaโ โla estรฉtica clรกsica, el romanticismo, naturalismo, simbolismo, โtoda esa vasta jaula absurda donde los ritualistas quieren aprisionar al pรกjaro maravilloso de la bellezaโ, a fin de alcanzar โuna visiรณn desnuda de las cosasโ, una visiรณn โlimpia de estigmas ancestralesโ; todo debe ser arrojado por la borda hasta โarquitecturar cada uno de nosotros su creaciรณn subjetivaโโ.
{{โManifiesto del Ultraโ, en Jorge Luis Borges, Textos recobrados, 1919-1929, Buenos Aires, Emecรฉ, 2001, pp. 86-87.}}
En vez de ser un โespejo pasivoโ de la realidad, un poema debiera refractar la experiencia a travรฉs del โprisma activoโ de sensaciรณn e imaginaciรณn, posibilitando asรญ al escritor levantarse por encima de circunstancias contingentes y traducir โla emociรณn desnuda, depurada de los adicionales datos que la precedenโ.
{{โAnatomรญa de mi Ultraโ [1921], en Jorge Luis Borges, Textos recobrados, 1919-1929, p. 95.}}
Despuรฉs de enamorarse de una chica llamada Norah Lange, una poeta en ciernes a la que adoptรณ como su protegida, desarrollรณ este expresionismo temprano como una poรฉtica en extremo confesional.
{{Sobre el vรญnculo de Borges con Norah Lange, vรฉase Williamson, Borges. Una vida, capรญtulos 7-10.}}
En โProfesiรณn de fe literariaโ (1926) asemejaba la transacciรณn entre un autor y un lector a โuna confidenciaโ basada en โla confianza del que escucha y la veracidad del que hablaโ. โToda poesรญa es plena confesiรณn de un yo, de un carรกcter, de una aventura humana.โ โTodo es poรฉtico en cuanto nos confiesa un destinoโ, puesto que โtoda literatura es autobiogrรกfica, finalmenteโ, si bien โa veces la sustancia autobiogrรกfica, la personal, estรก desaparecida por los accidentes que la encarnan y es como corazรณn que late en la honduraโ.
((Jorge Luis Borges, โProfesiรณn de fe literariaโ, publicado originalmente como โA manera de profesiรณn de fe literariaโ en La Prensa, 27 de junio de 1926. Incluido en El tamaรฑo de mi esperanza (1926); reediciรณn: Buenos Aires, Seix Barral, 1993, pp. 127-133.))
Aรบn asรญ, reconocรญa un problema intrรญnseco en esta poรฉtica romรกntico-expresionista: โยฟCรณmo alcanzar esa patรฉtica iluminaciรณn sobre nuestras vidas? ยฟCรณmo entrometer en pechos ajenos nuestra vergonzosa verdad?โ El propio medio del poeta era un obstรกculo a la sinceridad โverso, rima, metรกfora, el lenguaje mismo tendรญan a oscurecer en vez de desnudar el sentimiento genuinoโ. Su soluciรณn era que โlas palabras hay que conquistarlas, viviรฉndolasโ. Con esto querรญa decir que el lenguaje, aunque genรฉrico e impersonal, debรญa ser imbuido por una experiencia particular del mundo, de modo que la obra llevara el sello de la personalidad de su creador:
Yo he conquistado ya mi pobreza; ya he reconocido, entre miles, las nueve o diez palabras que se llevan bien con mi corazรณn; ya he escrito mรกs de un libro para poder escribir, acaso, una pรกgina. La pรกgina justificativa, la que sea abreviatura de mi destino, la que solo escucharรกn tal vez los รกngeles asesores, cuando suene el Juicio Final.
Jorge Luis Borges, โProfesiรณn de fe literariaโ, incluido en El tamaรฑo de mi esperanza (1926); reediciรณn: Buenos Aires, Seix Barral, 1993, pp. 132-133.
Esta es la primera formulaciรณn de una idea que permanecerรญa con รฉl hasta casi el final de su vida: la justificaciรณn o salvaciรณn por la escritura. Asรญ como un hombre de acciรณn podrรญa descubrir su ser verdadero en un momento supremo del destino, asรญ tambiรฉn un escritor podrรญa descubrir su destino en un escrito que lo autodefiniera y lo rescatara de la โnaderรญa de la personalidadโ.
((Vรฉase โLa naderรญa de la personalidadโ en Proa, nรบm. 1, agosto de 1922. Incluido en Inquisiciones.))
Sin embargo, en noviembre de 1926 Norah Lange se enamorรณ de otro hombre, el poeta Oliverio Girondo, el odiado rival de Borges por el liderazgo de la vanguardia de Buenos Aires.
{{Sobre su rivalidad literaria y amorosa con Girondo, vรฉase Williamson, Borges. Una vida, capรญtulos 10-13.}}
Mientras esperaba a que Norah escogiera entre sus dos pretendientes, Borges escribiรณ: โPara el amor no satisfecho / el mundo es un misterio, / un misterio que el amor satisfecho / parece comprender.โ
{{Estas lรญneas aparecieron como un epรญgrafe en Jorge Luis Borges, El idioma de los argentinos [1928], Buenos Aires, Espasa-Calpe/Seix Barral, 1994, p. 7.}}
Su futuro como escritor pendรญa de un hilo. Cuando finalmente Norah lo rechazรณ, su poรฉtica romรกntico-expresionista comenzรณ a desintegrarse. Ya en โProfesiรณn de fe literariaโ habรญa reconocido que el lenguaje mismo podรญa ser una barrera para la comunicaciรณn directa con el lector, pero habรญa afirmado que la intensidad de la experiencia y el sentimiento permitirรญa al poeta โconquistarโ el carรกcter impersonal del lenguaje y hacer suyas las palabras. Ese optimismo ahora se habรญa evaporado. En su ensayo โIndagaciรณn de la palabraโ (1927) cuestionaba la creencia de que la poesรญa implicaba una completa confesiรณn, basada en la veracidad del autor y la confianza del lector; habรญa en el lenguaje mismo un โhemisferio de mentira y de sombraโ que traicionaba la intenciรณn expresiva de cada quien; las palabras poseรญan significaciones inconstantes y contingentes, la sintaxis tambiรฉn suponรญa una โconcatenaciรณn traicioneraโ, de modo que el lenguaje se alimentaba no de โintuiciones originales โhay pocasโ, sino de variaciones y casualidades y travesurasโ.
{{โIndagaciรณn de la palabraโ, Ibid.}}
En esta inherente falta de fiabilidad del lenguaje consistรญa la โtragedia general de todo escribirโ, pues si el lenguaje mismo impedรญa al autor comunicar sus sentimientos directamente al lector, si el poeta no podรญa โconquistar las palabrasโ para entretejerlas con su corazรณn, ยฟquรฉ sentido tendrรญa el escribir? En las siguientes dos dรฉcadas, Borges escribirรญa muy poca poesรญa. Recurriรณ en cambio a la prosa y probรณ su mano en la ficciรณn, para encontrar un medio de expresarse desde dentro de la prisiรณn del lenguaje.
En la dรฉcada de 1930 sufriรณ por insomnio, pesadillas, depresiรณn, incluso pensamientos suicidas.
{{Sobre sus tribulaciones de la dรฉcada de 1930, vรฉase Williamson, Borges. Una vida, capรญtulos 14-17.}}
En enero de 1938, despuรฉs de que su padre contrajo una enfermedad terminal, obtuvo un trabajo pagado miserablemente como asistente en una biblioteca municipal de un barrio pobre. Lo sorprendiรณ descubrir que โรฉramos alrededor de cincuenta empleados, haciendo lo que podrรญan haber hecho quince con facilidadโ, dado que la colecciรณn de la biblioteca era tan reducida que casi no era necesario catalogarla.
{{Autobiografรญa 1899-1970, p. 105.}}
Sus colegas pasaban su tiempo hablando de futbol y carreras de caballos, o contรกndose chistes verdes. Nadie mostraba ningรบn interรฉs en los libros: un dรญa un compaรฑero se encontrรณ una nota biogrรกfica en una enciclopedia sobre un tal Jorge Luis Borges y le seรฑalรณ a Borges la coincidencia de sus nombres, sin darse cuenta de que eran la misma persona. Se sintiรณ humillado y consternado por haberse hundido a tales profundidades. Su situaciรณn empeorรณ aรบn mรกs cuando su padre moribundo hizo una peticiรณn muy curiosa. El doctor Borges no podรญa resignarse al fracaso literario, de modo que le pidiรณ a su hijo que reescribiera El caudillo, la รบnica novela que habรญa logrado publicar (si bien a coste propio), โde una manera sencilla, sacando todos los pasajes grandilocuentes y floridosโ y padre e hijo intentaron buscar formas de mejorar la obra.
{{Ibid., p. 52.}}
La peticiรณn debiรณ llevar a un punto crรญtico el tema de โcumplir un destino literario que las circunstancias habรญan negado a mi padreโ, pues ยฟcรณmo podrรญa el hijo salvar a su padre del fracaso literario cuando รฉl mismo habรญa estado atascado en el fracaso los รบltimos diez aรฑos?
En los meses que siguieron a la muerte de su padre, Borges elaborรณ una idea para una ficciรณn sobre las implicaciones de reescribir la novela de otra persona. โPierre Menard, autor del Quijoteโ es una reseรฑa acerca de las obras del epรณnimo escritor francรฉs recientemente fallecido, cuyo proyecto mรกs ambicioso era reescribir la obra maestra de Cervantes. No se trataba de copiar la novela sino de repetirla, de โllegar al Quijote a travรฉs de las experiencias de Pierre Menardโ โesto es, de reescribirla desde cero sin consultar directamente la versiรณn mรกs temprana de Cervantes y no obstante haciendo que su nueva versiรณn coincidiera โpalabra por palabra y lรญnea por lรญneaโ con el texto del espaรฑolโ.
{{โPierre Menard, autor del Quijoteโ, en Obras completas 1923-1972, p. 446.}}
Antes de su muerte, Menard solo habรญa logrado โreconstruirโ dos capรญtulos de la primera parte del Quijote (capรญtulos 9 y 38) y un fragmento del capรญtulo 22. Aรบn asรญ, de haber sido exitosa su empresa de reescritura, habrรญa disminuido la posiciรณn รบnica de Cervantes como el autor del mayor clรกsico de la lengua espaรฑola. Despuรฉs de todo, reescribir la novela de otra persona anularรญa la personalidad creativa de cada uno de los escritores y destruirรญa con eficacia la idea de la autorรญa original. Es mรกs, cuando Menard repitiรณ el texto de Don Quijote en el siglo XX, sus palabras adoptaron un sentido muy diferente respecto de la versiรณn de Cervantes. El tiempo habรญa cambiado el sentido del texto anterior, lo cual sugiere que los lectores inventan sus propios significados conforme leen. Por aรฑadidura, la reescritura de Menard de Don Quijote, en tรฉrminos estrictos, habrรญa sido un tipo de relectura de la novela, de modo que la empresa de Menard, de hecho, confundรญa los dos papeles, convirtiendo al autor en un tipo de lector y viceversa.
En โPierre Menardโ Borges nos presenta un concepto de escritura que parece anunciar algunas ideas que mรกs tarde desarrollarรญan teรณricos franceses, especialmente el rechazo de Roland Barthes en โLa muerte del autorโ a la creencia de que un texto comunica un mensaje de lo que รฉl llama el โAutor-Diosโ, quien pone lรญmites a los significados posibles de un texto.
((Roland Barthes, โLa muerte del autorโ, en El susurro del lenguaje. Mรกs allรก de la palabra y la escritura, trad. de C. Fernรกndez Medrano, Barcelona, Paidรณs, p. 69.))
Es el lector, argumentaba Barthes, quien otorga el sentido a un texto: cada lector, podrรญamos decir, es un Pierre Menard que repite las palabras del texto que estรก leyendo y cambia su sentido conforme las ajusta a su propia subjetividad. Barthes concluรญa su ensayo con su ahora famosa declaraciรณn: โEl nacimiento del lector se paga con la muerte del Autor.โ
((Ibid., p. 71.))
En el caso de Borges, sin embargo, el โnacimiento del lectorโ no era motivo de celebraciรณn, ya que en โPierre Menardโ habรญa intencionalmente destruido el ideal supremo de su juventud: la justificaciรณn por la escritura. Si un texto podรญa ser โreconstruidoโ por un autor subsecuente, y, peor aรบn, si el tiempo cambiaba el sentido de sus palabras, entonces la escritura no podrรญa tener una conexiรณn confiable con la experiencia o los sentimientos personales y serรญa entonces imposible para un autor โconfesarโ sus verdaderos sentimientos a un lector, no se diga descubrir con su pluma su destino รบnico. Y si la escritura creativa era un ejercicio fรบtil, ยฟquรฉ sentido tendrรญan las bibliotecas? Ninguna biblioteca podrรญa satisfacer el deseo de lograr una comprensiรณn del misterio del mundo o de la relaciรณn de uno mismo con รฉl.
Apenas tres meses despuรฉs de que โPierre Menardโ apareciera en Sur, Borges publicรณ un ensayo en la misma revista literaria llamado โLa biblioteca totalโ.
{{โPierre Menard, autor del Quijoteโ fue publicado en Sur, nรบm. 56, mayo de 1939; โLa biblioteca totalโ, en Sur, nรบm. 59, agosto de 1939.}}
Su punto de partida era la idea de que, dado un tiempo ilimitado y un nรบmero limitado de signos lingรผรญsticos, esos signos podrรญan recombinarse infinitamente para abarcar โtodo lo que es dable expresar: en todas las lenguasโ.
{{โLa biblioteca totalโ, en Sur, agosto de 1939, p. 15.}}
Introduce despuรฉs la nociรณn de una biblioteca que contendrรญa todos los libros alguna vez escritos o que podrรญan ser escritos. En semejante biblioteca habrรญa โmillones de insensatas cacofonรญas, de fรกrragos verbales y de incoherenciasโ; en realidad, generaciones enteras de la humanidad podrรญan vivir y morir sin encontrarse una sola pรกgina inteligible. El ensayo termina en tonos de horror y repugnancia:
Uno de los hรกbitos de la mente es la invenciรณn de imaginaciones horribles. Ha inventado el Infierno, ha inventado la predestinaciรณn al Infierno, ha imaginado las ideas platรณnicas, la quimera, la esfinge, los anormales nรบmeros transfinitos (donde la parte no es menos copiosa que el todo), las mรกscaras, los espejos, las รณperas, la teratolรณgica Trinidad: el Padre, el Hijo y el Espectro insoluble, articulados en un solo organismo… Yo he procurado rescatar del olvido un horror subalterno: la vasta Biblioteca contradictoria, cuyos desiertos verticales de libros corren el incesante albur de cambiarse en otros y que todo lo afirman, lo niegan y lo confunden como una divinidad que delira.
โLa biblioteca totalโ, en Sur, agosto de 1939, p. 16.
En 1941 desarrollรณ la idea central de โLa biblioteca totalโ en โLa biblioteca de Babelโ, donde describiรณ el universo como una biblioteca infinita que contendrรญa un nรบmero finito de libros con solamente veinticinco sรญmbolos ortogrรกficos cada uno. Una caracterรญstica notable es la uniformidad geomรฉtrica de la estructura de la biblioteca, consistente en โun nรบmero indefinido, y tal vez infinito, de galerรญas hexagonalesโ, todas arregladas de la misma manera: โcada anaquel encierra treinta y dos libros de formato uniforme; cada libro es de cuatrocientas diez pรกginas; cada pรกgina, de cuarenta renglones; cada renglรณn, de unas ochenta letras de color negroโ.
{{โLa biblioteca de Babelโ, en Obras completas 1923-1972, p. 465.}}
Sin embargo, las cubiertas de los libros โno indican o prefiguran lo que dirรกn las pรกginasโ; de hecho, casi todos los libros son de โnaturaleza informe y caรณticaโ, en vista de que por cada โlรญnea razonableโ hay โleguas de insensatas cacofonรญas, de fรกrragos verbales y de incoherenciasโ.
En su Autobiografรญa Borges observaba: โMi cuento kafkiano โLa biblioteca de Babelโ fue concebido como una versiรณn pesadillesca o una exageraciรณn de aquella biblioteca municipalโ (donde seguรญa empleado en el momento de su escritura). En el texto anterior, โLa biblioteca totalโ, Borges habรญa remedado el estilo de un ensayo acadรฉmico con un despliegue irรณnico de erudiciรณn fingida, pero โLa biblioteca de Babelโ tenรญa una forma mรกs narrativa y un narrador en primera persona, los cuales permitรญan un cierto grado de pathos: dado su diseรฑo exacto, la biblioteca solo podรญa ser โobra de un diosโ, pero el hombre, en contraste, era un โimperfecto bibliotecarioโ que โpuede ser obra del azar o de los demiurgos malรฉvolosโ. Mucho del interรฉs de esa historia reside en su descripciรณn de los esfuerzos de los bibliotecarios en busca de propรณsito, de significado, de algรบn tipo de salvaciรณn. Hay un indicio, ademรกs, de que el narrador es una versiรณn del mismo Borges: como โtodos los hombres de la bibliotecaโ, nos dice, โhe viajadoโ en sus dรญas juveniles โen busca de un libro, acaso del catรกlogo de catรกlogosโ, pero su vista estรก fallando, se estรก preparando โa morir a unas pocas leguas del hexรกgono en que nacรญโ y ha resultado imposible โpercibir la distancia que hay entre lo divino y lo humanoโ.
{{Ibid., p. 466.}}
Termina agarrรกndose a la hebra mรกs frรกgil de todas, pretendiendo haber encontrado una โsoluciรณnโ al acertijo de la biblioteca sin sentido: dado que es infinita y la cantidad de libros es limitada, los mismos volรบmenes se repetirรกn en el mismo orden, el cual, repetido, se convierte en un tipo de Orden. โMi soledadโ, dice, โse alegra con esa elegante esperanzaโ.
En la combinaciรณn de precisiรณn y desorientaciรณn que caracteriza a la biblioteca de Babel, Borges cayรณ sobre el tema del laberinto y, al dar a ese antiguo artefacto una significaciรณn metafรญsica, le infundiรณ un pathos universal. La figura del laberinto reaparecerรญa subsecuentemente de varias maneras en la ficciรณn y la poesรญa de Borges y terminarรญa por considerarse el sello distintivo de su peculiar imaginaciรณn.
*
Algo mรกs de una dรฉcada despuรฉs, en 1955, Borges fue nombrado director de la Biblioteca Nacional de Argentina. Era un nombramiento polรญtico, una recompensa por su oposiciรณn al rรฉgimen autoritario de Juan Domingo Perรณn, pero, en realidad, su ascenso era una magra compensaciรณn por el fracaso de sus aspiraciones creativas en tanto escritor; a decir verdad, era un honor agridulce, pues aunque ahora sostenรญa: โyo, que me figuraba el Paraรญso / bajo la especie de una bibliotecaโ (โPoema de los donesโ), el hecho era que habรญa perdido el impulso creativo incluso como escritor de ficciones (su รบltimo cuento, โEl finโ, habรญa sido publicado en 1953), estaba a punto de romper con una mujer mucho mรกs joven (Estela Canto) y, para colmo, un accidente en 1954 habรญa daรฑado sin remedio su vista, ya de por sรญ dรฉbil, y lo ha- bรญa dejado incapaz de leer o escribir.
{{Sobre su oposiciรณn a Perรณn y su concomitante relaciรณn con Estela Canto, vรฉase Williamson, Borges. Una vida, capรญtulos 19-23.}}
Su suerte parecรญa haber sido echada: no habรญa logrado encontrar el amor, no habรญa logrado comprometerse plenamente con la vida, no habรญa logrado definir su verdadero โyoโ con su pluma โy ahรญ estaba: una vez mรกs en una biblioteca.
Si en โLa biblioteca de Babelโ habรญa imaginado el universo como una vasta metamorfosis laberรญntica de la espantosa biblioteca municipal en la que trabajรณ por aรฑos, esta visiรณn horrenda asumรญa ahora en la Biblioteca Nacional una forma novedosa y aun mรกs destructora del alma. En el โPoema de los donesโ ponderaba โla maestrรญa / de Dios, que con magnรญfica ironรญa / me dio a la vez los libros y la nocheโ, entregando โesta ciudad de librosโ a โunos ojos sin luzโ que solo podรญan leer โinsensatos pรกrrafosโ, โlibros infinitosโ โen las bibliotecas de los sueรฑosโ:
yo fatigo sin rumbo los confines
de esta alta y honda biblioteca ciega.Enciclopedias, atlas, el Oriente
โPoema de los donesโ, en Obras completas 1923-1972, pp. 809-810.
y el Occidente, siglos, dinastรญas,
sรญmbolos, cosmos y cosmogonรญas
brindan los muros, pero inรบtilmente.
Recuerda a un director previo de la Biblioteca Nacional, Paul Groussac, quien tambiรฉn era ciego, y este precedente amenaza con minar su identidad personal:
Al errar por las lentas galerรญas
suelo sentir con vago horror sagrado
que soy el otro, el muerto, que habrรก dado
los mismos pasos en los mismos dรญas.ยฟCuรกl de los dos escribe este poema
de un yo plural y de una sola sombra?
ยฟQuรฉ importa la palabra que me nombra
si es indiviso y uno el anatema?
Con su sentido del yo disolviรฉndose, contempla โeste querido / mundo que se deforma y que se apaga / en una pรกlida ceniza vaga / que se parece al sueรฑo y al olvidoโ.
Y, sin embargo, aun ahora, por mรกs cautivo ciego que fuera en esa โciudad de librosโ, el deseo de crear algo vital con su pluma no se habรญa extinguido. En โEl otro tigreโ describe que, cuando โla penumbra exalta / la vasta Biblioteca laboriosaโ, piensa en un tigre merodeando en la jungla: โen su mundo no hay nombres ni pasado / ni porvenir, solo un instante ciertoโ; y sin embargo, โel tigre vocativo de mi verso / es un tigre de sรญmbolos y sombras, / una serie de tropos literarios / y de memorias de la enciclopedia / y no el tigre fatal, la aciaga joyaโ en Sumatra o Bengala; โel hecho de nombrarlo / y de conjeturar su circunstancia / lo hace ficciรณn del arte y no criatura / viviente โ; โBien lo sรฉ, pero algo / me impone esta aventura indefinida, / insensata y antigua, y persevero / en buscar por el tiempo de la tarde / el otro tigre, el que no estรก en el verso.โ
((โEl otro tigreโ, ibid., pp. 824-825.))
Lo doloroso de este dilema estรก contenido en โBorges y yoโ, donde separa su yo รญntimo de un yo pรบblico muy festejado llamado โBorgesโ, quien tiene la costumbre โde falsear y magnificarโ las cosas que tienen en comรบn: โHace aรฑos yo tratรฉ de librarme de รฉl y pasรฉ de las mitologรญas del arrabal a los juegos con el tiempo y con lo infinito, pero esos juegos son de Borges ahora y tendrรฉ que idear otras cosas (itรกlicas mรญas).โ
((โBorges y yoโ, ibid., p. 808.))
โBorges y yoโ deriva su fuerza de la paranoia que subyace a este recuento de auto-enajenaciรณn. โBorgesโ, el hombre pรบblico, persigue a su fugitivo โyoโ como una bestia voraz acorrala a su presa; no obstante, al igual que en el esfuerzo de capturar en su escritura al โotro tigreโ, el autor debe perseverar en su afรกn de expresar su verdadero ser, su autรฉntico โyoโ, en una obra que acaso finalmente atrape su destino. Pero ยฟquรฉ ocurrirรญa si esas โotras cosasโ tambiรฉn estuvieran condenadas a ser falsificadas por el charlatรกn โBorgesโ? Era tal el impasse que โno sรฉ cuรกl de los dos escribe esta pรกginaโ.
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En 1964 Borges publicรณ โLectoresโ (El otro, el mismo), el poema que citรฉ al principio de este ensayo. La figura central es Alonso Quijano, el provinciano hidalgo de La Mancha entrado en aรฑos que decidiรณ reinventarse como caballero andante a fin de restaurar con su espada el mundo de la antigua caballerรญa. En este poema, Borges considera la โconjeturaโ de que Quijano, en realidad, โno saliรณ nunca de su bibliotecaโ y las aventuras de don Quijote no fueron โmรกs que una crรณnica de sueรฑosโ. โTal es tambiรฉn mi suerteโ, observa Borges, recordando su propio confinamiento en la biblioteca paterna y sus sueรฑos de aventura en el mundo exterior. Esos sueรฑos infantiles, sin embargo, le parecen ahora aspiraciones quijotescas.
โLectoresโ marca el inicio de una reevaluaciรณn profunda de la poรฉtica que lo habรญa conducido a un impasse creativo. Algunos aรฑos despuรฉs, en el soneto โSueรฑa Alonso Quijanoโ (El oro de los tigres, 1972) regresรณ a la โconjeturaโ de que las aventuras de don Quijote no eran sino un โsueรฑoโ de Alonso Quijano. En esta instancia, sin embargo, es un sueรฑo doble, porque no solo sueรฑa Quijano con volverse don Quijote, sino que Quijano mismo es un sueรฑo de Cervantes. Tenemos asรญ tres personas con tres funciones distintas: primero, Cervantes, el soldado que peleรณ en la batalla de Lepanto; segundo, el viejo hidalgo Alonso Quijano, leyendo en su biblioteca y soรฑando con volverse un hรฉroe; y tercero, don Quijote, el hรฉroe ficcional soรฑado por Quijano. Dentro de esta trรญada Quijano funciona como un catalizador que transforma las memorias del viejo soldado Cervantes en el caballero andante don Quijote:
El hidalgo fue un sueรฑo de Cervantes
โSueรฑa Alonso Quijanoโ, en Obras completas 1923-1972, p. 1096.
y don Quijote un sueรฑo del hidalgo.
El doble sueรฑo los confunde y algo
estรก pasando que pasรณ mucho antes.
Quijano duerme y sueรฑa. Una batalla:
los mares de Lepanto y la metralla.
Podemos apreciar mejor el desarrollo del pensamiento de Borges si comparamos a Quijano con Pierre Menard. Para el nihilista Menard era imposible transmitir el sentimiento y la verdad a un lector, porque el tiempo cambiaba el sentido de las palabras; escribir, por ende, era ultimadamente fรบtil. Sin embargo, gracias al sueรฑo de Quijano la batalla de Lepanto no se perdiรณ en el tiempo: โalgo estรก pasando que pasรณ mucho antesโ. Aunque Quijano no haya puesto pie fuera de la biblioteca, su sueรฑo posee la virtud de ofrecer a Cervantes cierta posibilidad de vencer el tiempo, el olvido y la nada.
Cinco aรฑos despuรฉs Borges publicรณ un tercer poema, โNi siquiera soy polvoโ (Historia de la noche, 1977), en el que su identificaciรณn con Alonso Quijano era tan completa que lo escribiรณ en primera persona, como un texto veladamente autobiogrรกfico en el que reflexionรณ en tรฉrminos simbรณlicos sobre las varias etapas de su evoluciรณn como escritor. La primera secciรณn es anรกloga a la fase juvenil de su carrera, cuando soรฑรณ abandonar la โirrealidadโ libresca de la biblioteca para convertirse en un โhombre de acciรณnโ y forjar un destino รบnico con su pluma. Comienza con la declaraciรณn de Quijano, โNo quiero ser quien soyโ: el viejo hidalgo detesta su existencia rutinaria en una aldea somnolienta de la Castilla del siglo XVII, y entonces se aficiona a leer libros de caballerรญas que cuentan historias de cristianos caballeros que vindican el honor o imponen justicia con sus espadas. Pide entonces a Dios que mande a alguien que pueda restaurar las nobles maneras de la caballerรญa en este mundo degenerado. De pronto, declara: โYo, Quijano, / serรฉ ese paladรญn. Serรฉ mi sueรฑo.โ Pero tan pronto resuelve ser โese paladรญnโ, descubre ser tan insustancial como el polvo, puesto que no es mรกs que el sueรฑo de otra persona:
…Mi cara (que no he visto)
โNi siquiera soy polvoโ, en Obra poรฉtica, 1923-1977, Buenos Aires, Alianza Editorial/Emecรฉ, pp. 527-528.
no proyecta una cara en el espejo.
Ni siquiera soy polvo. Soy un sueรฑo
que entreteje en el sueรฑo y la vigilia
mi hermano y padre, el capitรกn Cervantes,
que militรณ en los mares de Lepanto…
En tรฉrminos autobiogrรกficos, esta secciรณn del poema corresponderรญa a la fase Pierre Menard en la carrera literaria de Borges, por decirlo asรญ, en la que un autor no puede alcanzar ninguna autodefiniciรณn duradera por medio de su escritura y simplemente se funde en la imaginaciรณn del lector como una especie de sueรฑo.
Alonso Quijano puede depender de Cervantes, pero resulta que se trata de una dependencia mutua, porque Cervantes, por su parte, necesita a Quijano tambiรฉn. Nรณtese la curiosa formulaciรณn: โmi hermano y padre, el capitรกn Cervantesโ. El sueรฑo de Cervantes puede haber โengendradoโ a Quijano, pero Quijano, a su vez, posee la virtud de engendrar a un tercero โdon Quijoteโ y este segundo sueรฑo los hace a ambos โhermanosโ, en la medida en que cada uno de ellos necesita al caballero de La Mancha para salvarse del olvido:
Para que yo pueda soรฑar al otro
cuya verde memoria serรก parte
de los dรญas del hombre, te suplico:
mi Dios, mi soรฑador, sigue soรฑรกndome.
En esta tercera secciรณn del poema encontramos una evoluciรณn decisiva en el pensamiento de Borges sobre el papel del autor y de la literatura misma. En el poema โSueรฑa Alonso Quijanoโ, lo que sobrevivรญa el paso del tiempo era la memoria de la batalla de Lepanto, pero en โNi siquiera soy polvoโ es el ficcional don Quijote de la Mancha quien permanecerรก โverdeโ en la memoria de la humanidad. En otras palabras, Borges otorga al sueรฑo de Quijano el poder de crear un personaje literario con una identidad propia tan poderosa que, paradรณjicamente, esta mera invenciรณn de un sueรฑo doble serรก capaz de mantener viva, y asรญ justificar, la experiencia originaria de Cervantes en tanto โhombre de acciรณnโ en Lepanto.
Por mucho tiempo, la biblioteca habรญa sido para Borges el lugar simbรณlico de una lucha interna por definir y afirmar su yo autรฉntico. Su confinamiento de niรฑo en una biblioteca habรญa engendrado un tipo de locura: la idea quijotesca de que debรญa escaparse de la biblioteca a fin de imitar a un hombre de acciรณn con su pluma. Esta lucha habรญa conducido al final a un punto muerto creativo, pero en โNi siquiera soy polvoโ los tรฉrminos antiguos se invierten: Cervantes โsueรฑaโ a Quijano, un hombre libresco que enloquece en una biblioteca, pero que, a su vez, โsueรฑaโ a un โhombre de acciรณnโ, don Quijote, que vivirรก para siempre jamรกs en la memoria de la humanidad. Y asรญ, en vez de ser un obstรกculo a la creaciรณn de โvidaโ por medio de la escritura, la biblioteca de Alonso Quijano se vuelve el sรญmbolo de la imaginaciรณn creativa misma en vista de que el โsueรฑoโ que engendra es capaz de transformar la experiencia histรณrica en memoria inmortal.
El poema termina con una plegaria: โmi Dios, mi soรฑador, sigue soรฑรกndomeโ. En esta referencia a Dios observo una evoluciรณn ulterior en las reflexiones de Borges sobre la creaciรณn literaria. Borges escribe la palabra Dios con mayรบscula, lo que sugerirรญa que tiene en mente alguna fuente original para el doble sueรฑo de Cervantes y Quijano que produjo a don Quijote. Y es tal vez este origen trascendental lo que da al โsueรฑoโ de la literatura la habilidad de superar la nada y justificar asรญ la vida del autor. Ya en este poema podemos vislumbrar la concepciรณn casi mรญstica de la escritura que Borges explorarรก en sus aรฑos finales: la creaciรณn literaria es esencial para la existencia humana porque apunta a la posibilidad de alcanzar a Alguien o Algo (las mayรบsculas son de Borges) que podrรญa salvarnos de la nada en la que el tiempo podrรญa sumergirnos.
((Sobre esta concepciรณn casi mรญstica de la escritura, vรฉase Williamson, Borges. Una vida, capรญtulo 33.))
Por otro lado, Borges a final de cuentas fue incapaz de superar su agnosticismo, de modo que estas รบltimas lรญneas del poema pueden leerse en otro sentido. El โDiosโ al que apela Alonso Quijano es el โcapitรกn Cervantesโ, su hermano y padre. Esto significarรญa que Quijano necesitaba la experiencia histรณrica de Miguel de Cervantes, el soldado que combatiรณ en Lepanto, como la materia prima a partir de la cual crear a don Quijote. La creaciรณn literaria, en otras palabras, no puede divorciarse enteramente de la realidad histรณrica; es la experiencia humana, en รบltima instancia, lo que provee el material para el โsueรฑoโ de la poesรญa o la ficciรณn. Y la metรกfora del sueรฑo que Borges repetidamente emplea en esta รบltima fase de su vida tiene una cierta precisiรณn: escribir, como soรฑar, estรก conectado con la vida del autor, pero de manera indirecta, gracias a un proceso que disfraza y transforma la experiencia vital de modos aรบn bastante misteriosos para nosotros. Las lรญneas finales de โNi siquiera soy polvoโ, ademรกs, implican el reconocimiento de una deuda con su padre. Del mismo modo que Alonso Quijano se refiere a Cervantes como su โDiosโ, asรญ tambiรฉn podrรญamos ver a Borges reconociendo a su padre como un tipo de creador-Dios, puesto que el sueรฑo no realizado del doctor Borges de โcumplir un destino literarioโ determinรณ el tipo de escritor en que su hijo se convertirรญa.
โNi siquiera soy polvoโ fue incluido en Historia de la noche (1977), y en un โEpรญlogoโ Borges observรณ que, de todos los libros que habรญa publicado, este era el โmรกs รญntimoโ por mรกs que abundara en โreferencias librescasโ; pero entonces, โยฟme serรก permitido repetir que la biblioteca de mi padre ha sido el hecho capital de mi vida? La verdad es que nunca he salido de ella, como no saliรณ nunca de la suya Alonso Quijanoโ.
{{โEpรญlogoโ, en Obra poรฉtica, 1923-1977, p. 558.}}
Por mucho que Borges haya aspirado a forjarse un destino literario huyendo de los confines de la biblioteca paterna, su fracaso en la empresa hubrรญstica de escapar de la sombra del padre fue lo que le permitiรณ, no solo consagrar su propio renombre de escritor, sino tambiรฉn satisfacer las expectativas familiares de cumplir โel destino literario que las circunstancias habรญan negado a mi padreโ. ~
Traducciรณn del inglรฉs de Andrea Martรญnez Baracs.
Publicado originalmente en Libraries in literature, editado por Alice Crawford y Robert Crawford (Oxford University Press, 2022).
es profesor de literatura hispรกnica en la Universidad de Oxford. En 2004 publicรณ su monumental biografรญa Borges. Una vida (Seix Barral, 2007).