Un populismo controlado: el peronismo

La victoria de Alberto Fernรกndez en las elecciones argentinas supone el regreso al poder del peronismo, una forma de populismo que, a pesar de sus resultados discutibles, ha mostrado un talento admirable para sobrevivir.
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Los resultados de la elecciรณn del 27 de octubre donde los votantes argentinos derrocaron el gobierno neoliberal de Mauricio Macri para sustituirlo con el ticket peronista de Alberto Fernรกndez como presidente y la expresidenta Cristina Fernรกndez de Kirchner como vicepresidenta no sorprendieron a casi nadie. Cuando se emitieron los primeros votos, prรกcticamente nadie en el campo de Macri, no digamos entre los peronistas o los votantes indecisos, desperdiciaba el aliento para defender su gestiรณn de la economรญa argentina por la sencilla razรณn de que era indefendible. Para ser justos, desde la reforma constitucional inspirada por el peronismo de 1994, las elecciones han estado en mayor o menor grado amaรฑadas contra cualquier candidato no peronista: el peronismo es el mayor grupo del paรญs y la reforma de 1994 permitรญa ganar a cualquier candidato presidencial en la primera vuelta con el 45% o mรกs del voto en vez de con la mayorรญa absoluta, y tambiรฉn vencer si tenรญa un 10% mรกs de votos que el segundo candidato: una posibilidad realista para un candidato peronista, pero rara en el mejor de los casos para un no peronista, cuya รบnica opciรณn es llegar a la segunda vuelta. Asรญ fue como Macri fue elegido por un estrecho margen en 2015, pero en 2019 no tenรญa prรกcticamente ninguna posibilidad de repetir esta hazaรฑa, aunque รฉl y sus asesores parecieron no darse cuenta hasta el final de la campaรฑa electoral.

Si hubo alguna sorpresa en el recuento final, fue que tras haber sido aplastado en las primarias, que son la primera fase de la votaciรณn en la elecciรณn de un presidente argentino, Macri protagonizรณ algo similar a una recuperaciรณn en las elecciones generales, donde pasรณ de una desventaja del 15% en la primaria a recuperar los votos de unos 2,2 millones de argentinos y perder en las generales por un margen del 8%. El resultado fue celebrado por sus partidarios como una especie de revancha, al igual que la elecciรณn de 119 diputados de Cambiemos, de Macri, en la Cรกmara de los Diputados, que tiene 257 miembros, solo uno menos que los que obtuvieron los peronistas. A pesar de la posterior partida de los diputados de Cambiemos que formaron su propio grupo โ€œindependienteโ€ el centro derecha mantenรญa una minorรญa de bloqueo, lo que impedรญa el tipo de cambios constitucionales radicales que durante la campaรฑa al menos parte de los peronistas habรญa prometido o amenazado (esto depende de tu punto de vista) realizar, sobre todo en el sistema judicial, un objetivo que requiere una mayorรญa de dos tercios en las dos cรกmaras parlamentarias.

Que la transiciรณn posterior haya parecido tan ordenada y, salvo para quienes estรกn obsesionados con la polรญtica, tan tranquilizadoramente desprovista de interรฉs es una seรฑal externa tanto de Macri como de Alberto Fernรกndez. A diferencia de la anterior elecciรณn presidencial de 2015, donde Cristina Fernรกndez boicoteรณ la investidura de Macri, ha habido un grado de contenciรณn muy poco argentino en el traspaso del poder, que en buena medida es mรฉrito de Macri. Las inevitables expresiones histรฉricas de triunfo por parte de los peronistas que llegaban y las tambiรฉn inevitables predicciones de apocalipsis inminente por parte de los macristas quedaron en general confinadas a los editorialistas, los intelectuales literarios (aunque, como era previsible, Macri cuenta con pocos de ellos entre sus filas) y personalidades mediรกticas de sus respectivos campos. Tambiรฉn, puesto que la transiciรณn se ha producido sobre el telรณn de fondo de las crisis que se desarrollan en Chile, Bolivia y Colombia y amenazan el actual orden constitucional de los tres paรญses, las habituales predicciones ominosas sobre Argentina, y sobre todo la convicciรณn argentina de que las profundas divisiones polรญticas y filosรณficas que se conocen en el paรญs como โ€œla grietaโ€ representan un peligro existencial para el futuro de la naciรณn, parecen todavรญa mรกs desatinadas que de costumbre.

Pero, sin minimizar la importancia de que Macri aceptara con elegancia su fracaso, al menos tras superar el arrebato temperamental con el que respondiรณ inicialmente a la derrota en las primarias, y de la disposiciรณn de Alberto Fernรกndez a reunirse amistosamente con รฉl, encuentros que culminaron con los dos hombres, junto a un gran nรบmero de sus respectivos ministros, asistiendo a una misa el dรญa de la Virgen en la ciudad de Lujรกn, 48 horas antes del traspaso de poderes el 10 de diciembre, no hay muchas dudas de que la principal razรณn por la que la transiciรณn argentina ha sido tan tranquila no tiene nada que ver con que el paรญs haya โ€œpasado pรกginaโ€ polรญtica y culturalmente. El motivo es el peronismo. Si los peronistas hubieran perdido, las escenas ahora familiares de Santiago, La Paz y Bogotรก probablemente se habrรญan repetido, aunque posiblemente en menor grado. Resulta muy poco verosรญmil que una segunda investidura de Macri hubiera podido celebrarse sin enormes manifestaciones en las calles. En otras palabras, con respecto a la transiciรณn, es importante no dar a los peronistas un crรฉdito que no merecen.

Lo que es cierto, sin embargo, es que mucho antes, el 18 de mayo, cuando Cristina Fernรกndez anunciรณ en las redes sociales que Alberto Fernรกndez y no ella encabezarรญa la candidatura peronista, ya estaba claro que las federaciones sindicalistas del peronismo pensaban que lo mejor para el paรญs era que Macri terminara su tiempo en el cargo. Los lรญderes de los movimientos sociales compartรญan este punto de vista, segรบn varias personas de esos movimientos con las que he hablado por extenso. En quรฉ medida se debe esto a la influencia del papa Francisco, cuyo peronismo es una importante subtrama del actual estado del juego polรญtico en Argentina, estรก poco claro, pero obviamente tuvo un papel. Y ese es el genio del peronismo: es populismo controlado, como siempre ha sido. Pero lo que esto significa en la prรกctica es que la idea tan extendida en el resto de Amรฉrica Latina de que las รฉlites no representan a los marginados y los vulnerables, y en general son indiferentes si no activamente despectivas hacia los pobres, simplemente no funciona del mismo modo en Argentina. Los antiperonistas pueden (y de hecho lo hacen) enfurecerse ante esta falsa interpretaciรณn del peronismo, y ante la idea de que el mito de Eva Perรณn, โ€œla abanderada de la pobrezaโ€ en sus propias palabras, sea solo eso: un mito.

Cuando Macri resultรณ elegido en 2015, muchos de sus partidarios pensaron que su victoria marcaba el final de la idea extendida de que el peronismo era la posiciรณn polรญtica por defecto del paรญs. Argentina, decรญan, habรญa evolucionado y habรญa escapado de eso. En cambio, lo que los argentinos habรญan votado era un futuro individualista, meritocrรกtico: la revoluciรณn de la alegrรญa, como la denominaron el jefe de campaรฑa de Macri, Jaime Durรกn Barba, y Alejandro Rozitchner, el intelectual de cabecera de Macri, un lugar donde, para Rozitchner, โ€œel pensamiento crรญtico es un valor negativoโ€. Ciertamente, no se podรญa acusar a los macristas de falta de ambiciรณn. โ€œMe gusta pensar en el objetivo de la presidencia como una mutaciรณn psicolรณgica de Argentina. Hay que curar un paรญs que histรณricamente estรก muy acostumbrado al autoritarismo, la corrupciรณn, al ventajismo. Ahora estamos en una Argentina nuevaโ€, dijo Rozitchner. La realidad, sin embargo, fue que en los cuatro aรฑos de Macri en el cargo Argentina sufriรณ una mutaciรณn econรณmica que se puede considerar catastrรณfica.

Ante la burbuja de farfulleo psicologista autocelebratorio en la que Macri y sus asesores se han amurallado, su evidente desdรฉn por los pobres del paรญs y el hecho de que de las veinte promesas de campaรฑa que Macri hizo en 2015 solo dos se habรญan cumplido por completo cuando llegรณ la elecciรณn de 2019, lo รบnico que sorprende de la victoria de Alberto Fernรกndez es que solo ganara por ocho puntos de margen. Pero en su discurso de la victoria, el nuevo presidente electo combinรณ clรกsicos populistas como โ€œel gobierno volviรณ a manos de la gente, volviรณ a manos de la genteโ€ con una retรณrica de obediencia a los misterios del peronismo donde los ilustres muertos del movimiento โ€“el propio Perรณn, Evita y Nรฉstor Kirchner, el difunto marido de Cristina y su predecesor como presidente argentinoโ€“ dominan los sueรฑos de los vivos. Alberto Fernรกndez seรฑalรณ rรกpidamente que la elecciรณn se habรญa celebrado el 27 de octubre, el dรญa en que habรญa muerto Nรฉstor Kirchner. โ€œGracias Nรฉstor adonde estรฉsโ€, gritรณ. Pero eso era poca cosa en comparaciรณn con uno de los cรกnticos que saludaron a Cristina Fernรกndez cuando apareciรณ en el escenario del cuartel general para celebrar la victoria: โ€œNรฉstor no se muriรณ, Nรฉstor no se muriรณ, Nรฉstor vive en el puebloโ€ฆโ€, cantaban.

Los que observan desde fuera, incluso aquellos que conocen bien tanto Amรฉrica Latina como Argentina, pocas veces dejan de asombrarse de que un movimiento fundado en los aรฑos cuarenta, cuando Getulio Vargas era presidente de Brasil, Gabriel Gonzรกlez Videla era presidente de Chile y Miguel Alemรกn era presidente de Mรฉxico, no solo es parte de la historia polรญtica argentina en 2019 sino que sigue siendo su elemento central, en una รฉpoca en la que las otras figuras, que fueron tan importantes en la vida polรญtica de sus paรญses, ahora poseen un interรฉs prรกcticamente solo histรณrico. Por tanto, si existe un excepcionalismo argentino โ€“y en general el excepcionalismo argentino es una construcciรณn tan narcisista y dudosa como el estadounidense, aunque el primero haya presentado menos riesgos para el resto del mundoโ€“ es el peronismo. Y afecta a la vida argentina en cuestiones grandes y pequeรฑas, tambiรฉn a nivel simbรณlico. Por ejemplo, cuando Macri llegรณ al poder mandรณ apagar las luces de las gigantescas esculturas de Eva Perรณn โ€“una que parece mirar hacia las zonas mรกs pobres de la capital y se conoce como โ€œEva de los humildesโ€ y otra, mรกs severa y que mira hacia las zonas mรกs ricas y se llama solamente โ€œEvaโ€โ€“ encargadas por Nรฉstor Kirchner, difunto marido de Cristina y predecesor en su cargo, para adornar el ministerio de desarrollo social en el centro de Buenos Aires. Alberto Fernรกndez, ya se ha anunciado, volverรก a encender la luz.

Esto no significa que todos los movimientos sociales estรฉn controlados por el peronismo. Al contrario, estos grupos, que han cobrado nuevas energรญas en buena parte gracias a una nueva generaciรณn de lรญderes jรณvenes, capaces y carismรกticos โ€“el mรกs interesante de los cuales es Juan Grabois, a quien se considera objeto del apoyo del papa Franciscoโ€“, no ocultan que ven su alianza con los peronistas como una cuestiรณn de conveniencia y como mucho solo intermitentemente se sometieron a la disciplina peronista durante la presidencia de Macri. Por mucho que saluden con alivio el gobierno de Fernรกndez, el nuevo ejecutivo es totalmente consciente de que si no realiza una cantidad significativa de las transformaciones sociales y econรณmicas que han pedido los movimientos (y que muchos de ellos creen que el gobierno les ha prometido), es casi seguro que estรฉn de regreso en las calles en un aรฑo. Pero por ahora, al menos, tanto los sindicatos peronistas como los movimientos de izquierda han prometido dar al nuevo rรฉgimen un periodo de gracia y, si no se produce algรบn acontecimiento catastrรณfico โ€“el mรกs obvio serรญa la hiperinflaciรณn, que ya ha ocurrido dos veces en la historia argentina, una vez en el llamado โ€œRodrigazoโ€de 1973, y despuรฉs en 1989-1990โ€“, no es probable que renieguen de esos compromisos, que en todo caso pocas veces han sido explรญcitos.

Alberto Fernรกndez, asumiendo que sea รฉl quien gobierna desde la Casa Rosada, el palacio presidencial, y no Cristina Fernรกndez entre bambalinas โ€“y aunque los argentinos especulan sin cesar sobre el asunto, es obvio que nadie, probablemente ni los protagonistas, conoce con seguridad la respuesta (mi predicciรณn, en todo caso, es que serรก Alberto quien decida)โ€“, necesitarรก todo el respiro que pueda. En pรบblico, รฉl y sus colaboradores culpan a los cuatro aรฑos de Macri de todo lo que ha ido mal en Argentina. Por el bien de Argentina, uno solo puede esperar que en privado les vaya mejor. Sin duda, Macri deja el paรญs mucho peor en 2019 que cuando lo heredรณ de Cristina Fernรกndez en 2015, y eso es decir mucho porque estaba en graves aprietos. A pesar de algunas inversiones importantes en proyectos de renovaciรณn urbana en las barriadas, las llamadas villas miserias, el gobierno de Macri no actuรณ cuando una crisis de desnutriciรณn invadiรณ y conquistรณ la vida diaria de los pobres de Argentina, y sobre todo sus hijos. Por citar solo un ejemplo, Macri degradรณ el ministerio de salud a una secretarรญa del ministerio de desarrollo social y despuรฉs recortรณ los gastos en salud pรบblica. Permaneciรณ impasible cuando unas cincuenta mil pequeรฑas empresas, conocidas como PYMES, cerraron, a pesar de las reiteradas advertencias de activistas como Juan Grabois y muchos sacerdotes catรณlicos que dirigen los centros de alimentaciรณn en รกreas afectadas por la pobreza del conurbano de Buenos Aires, apoyados por las estadรญsticas oficiales y los estudios publicados por el Observatorio de Deuda Social Argentina de la Universidad Catรณlica Argentina. Uno de los ministros de Macri me dijo que Macri era el equivalente argentino de Adolfo Suรกrez, la figura de la transiciรณn en la polรญtica espaรฑola que fue un especie de puente entre un pasado fascista y un futuro democrรกtico, o, en el caso argentino, un pasado peronista corporativista y autoritario y su futuro moderno (si no posmoderno). Al observar el fracaso del gobierno de Macri a la hora de ver cรณmo sus decisiones y omisiones polรญticas habรญan provocado una crisis para los pobres, la Marรญa Antonieta de Argentina habrรญa sido una comparaciรณn mucho menos fantasiosa. Porque puesto que la informaciรณn era tan fรกcilmente accesible, si el equipo de Macri ignoraba el caos que estaba provocando, eran una panda de imbรฉciles, y si no, eran tan malvados como los seguidores mรกs radicales de Cristina Fernรกndez en el movimiento juvenil del kirchnerismo, la Cรกmpora, y sus aliados de facto de la izquierda intelectual de Buenos Aires que dominan la escena cultural argentina decรญan que eran desde el principio.

Pero que te horroricen los fracasos de Macri es una emociรณn y una conclusiรณn moral; en la oposiciรณn, puede hasta ser una polรญtica. Pero no es una receta para el gobierno. Y sin embargo no estรก del todo claro que Alberto Fernรกndez tenga respuestas para los problemas estructurales y sistรฉmicos que afronta Argentina. Si uno lee los รณrganos del peronismo de izquierdas, como el periรณdico Pรกgina 12 o la ediciรณn argentina de Le Monde Diplomatique, encuentra muchas cosas sobre el modo en que Macri prรกcticamente llevรณ a Argentina al naufragio e incluso mรกs sobre el tipo de sociedad que deberรญa ser Argentina, pero muy poco acerca de cรณmo llegar desde el agua a las colinas soleadas. Alberto Fernรกndez no es un peronista de izquierdas, por supuesto, o, para decirlo con mรกs precisiรณn, por mucho que a algunos cristinistas les gustarรญa que fuera de otro modo, no es un Hรฉctor Josรฉ Cรกmpora, no solo en el sentido de que es poco probable que se aparte para que Cristina Fernรกndez pueda gobernar, como hizo Cรกmpora por Juan Perรณn en 1973, sino en el sentido de estar comprometido con la izquierda latinoamericana en cualquier cosa que no sea pura retรณrica, y por tanto libre de costes. Cuando Cรกmpora restaurรณ las relaciones diplomรกticas con Cuba y amnistiรณ a luchadores de varios grupos guerrilleros argentinos, estaba asumiendo un riesgo. Cuando Alberto Fernรกndez ofrece un apoyo retรณrico a Evo Morales, y posiblemente incluso le dรฉ la bienvenida para que se instale en Argentina en vez de en Mรฉxico, o cuando rechaza cualquier insinuaciรณn de que la dictadura de Maduro en Venezuela es, bueno, una dictadura, no estรก entregando nada. Porque, incluso cuando ha hecho eso, tambiรฉn ha mandado seรฑales inconfundibles a Washington de que no tiene nada que temer de su gobierno y al Fondo Monetario Internacional de que quiere renegociar el prรฉstamo de 57 mil millones de dรณlares que Macri negociรณ en tรฉrminos mรกs que desfavorables.

Es cierto que hay peronistas de izquierda en la coaliciรณn de gobierno de Alberto Fernรกndez, en especial Axel Kicillof, que fue ministro de economรญa de Cristina Fernรกndez y es ahora el nuevo gobernador de la provincia de Buenos Aires, donde residen aproximadamente 17 millones de personas, mรกs de un tercio de la poblaciรณn total de Argentina, y que rodea (y empequeรฑece) la capital que tiene una poblaciรณn de menos de tres millones. A partir de sus declaraciones pรบblicas, Kicillof parece tener una visiรณn de las posibilidades de la reindustrializaciรณn de Argentina que no habrรญa parecido inapropiada a un ministro de planificaciรณn en uno de los paรญses del Pacto de Varsovia en los aรฑos sesenta. En una รฉpoca en la que China puede fabricar hasta condones y venderlos en Argentina mรกs baratos que una fรกbrica argentina, lo que ha provocado el cierre de dos de las principales fรกbricas locales, las posibilidades de producir bienes de alta gama en una planta industrial desde cero o reconstruirlos prรกcticamente desde cero para que puedan no solo competir en el mercado domรฉstico โ€“que teรณricamente, al menos, puede protegerse un poco de la competiciรณn internacional a travรฉs de medidas que tomaron en el pasado otros gobiernos peronistasโ€“ sino resultar atractivos para el mercado regional requiere un grado de pensamiento ilusorio que, a la manera del niรฑo del proverbio cuya cara รบnicamente podrรญa amar una madre, solo un intelectual argentino podrรญa encontrar creรญble.

En todo caso, Cristina Fernรกndez en realidad tampoco era tan de la izquierda peronista. Logrรณ congraciarse con la izquierda mientras mantenรญa lazos igualmente estrechos con varias multinacionales, en especial el gigante petrolero estadounidense Chevron. Ya desde Juan Perรณn, los presidentes peronistas siempre han tenido que hacer malabares con las muchas facciones de su partido. Perรณn, que era un mago polรญtico, manejaba con maestrรญa esos malabarismos, pero es una hazaรฑa que sus sucesores no siempre han sido capaces de realizar con el mismo รฉxito. El gobierno de Alberto Fernรกndez es una coaliciรณn con esteroides, empezando por la complicada historia de los dos Fernรกndez. Alberto Fernรกndez, cuya carrera polรญtica empezรณ como protegido de Domingo Cavallo, el ministro de economรญa del gobierno de la derecha peronista de Carlos Menem en los aรฑos noventa, pasรณ a servir como jefe de gabinete de Nรฉstor Kirchner durante su presidencia y retuvo brevemente el puesto durante los primeros tiempos del gobierno de Cristina Fernรกndez. Pero tras dimitir en 2008, Alberto Fernรกndez intentรณ primero distanciarse de Cristina Fernรกndez, luego la atacรณ en tรฉrminos cada vez mรกs virulentos, y finalmente gestionรณ la campaรฑa de primarias de Sergio Massa, un peronista de derecha, que se presentaba en las primarias contra Daniel Scioli, el candidato que Cristina Fernรกndez habรญa elegido a dedo.

โ€œParรญs bien vale una misaโ€, dicen que dijo Enrique, el rey protestante de Navarra, para justificar su conversiรณn al catolicismo que era la condiciรณn para que lo coronaran rey de Francia en 1589. Alberto Fernรกndez debiรณ de tener una idea similar cuando aceptรณ reconciliarse con Cristina Fernรกndez en 2018, una reuniรณn que en Argentina se considera orquestada por el papa Francisco, y se confirmรณ el aรฑo siguiente, cuando ante la sorpresa general pero para desesperaciรณn de los partidarios de Macri, Cristina Fernรกndez desafiรณ la sabidurรญa convencional y decidiรณ no presentarse a presidenta ella misma y propuso a Alberto Fernรกndez que asumiera la tarea mientras ella se unรญa como candidata a la vicepresidencia. El Frente de Todos, como llamaban a su coaliciรณn polรญtica, tenรญa una denominaciรณn adecuada, porque unรญa todas las facciones peronistas desde Sergio Massa en la derecha hasta los gobernadores presidenciales peronistas, muchos de los cuales no eran ni de izquierda ni de derecha sino que mรกs bien encarnaban las formas mรกs retrรณgradas del caudillismo y latifundismo latinoamericano tradicional, hasta La Cรกmpora en la izquierda. A diferencia de 2015, cuando la desuniรณn peronista permitiรณ a Macri vencer por un margen estrecho, la unidad peronista en 2019 posibilitรณ que Alberto Fernรกndez ganara con un margen mucho mรกs cรณmodo.

Lo que ocurra ahora es otro asunto por completo. Como mostraron demasiado bien los cuatro aรฑos en el cargo de Macri, una campaรฑa electoral exitosa y una presidencia exitosa tienen poco que ver entre sรญ. Para Alberto Fernรกndez, el รฉxito o el fracaso dependerรก en buen grado de su capacidad de reconciliar las tres mayores tendencias de su coaliciรณn gobernante o, como un periodista amigo mรญo dijo en Buenos Aires con mรกs cinismo (y probablemente con mรกs precisiรณn), lo bien que se le dรฉ enfrentar a esos grupos entre sรญ. No estรก claro lo difรญcil que serรก. Hay un viejo chiste argentino que dice que los peronistas son como los gatos: puede parecer que luchan pero en realidad se estรกn reproduciendo. Pero esa es una broma para los buenos tiempos econรณmicos, y estos no son buenos tiempos econรณmicos en Argentina. El prรฉstamo del FMI puede acabar resultando el menor de los problemas del nuevo gobierno. Llegar a un pacto no serรก fรกcil, por supuesto, pero no hay ningรบn desacuerdo entre Buenos Aires y Washington en que el tesoro argentino simplemente no tiene el dinero requerido para cumplir los plazos del reintegro y que esa devoluciรณn simplemente habrรก de posponerse, probablemente unos aรฑos. La alternativa es una suspensiรณn de pagos, que, en muchos sentidos, el FMI se puede permitir todavรญa menos que Argentina.

El nuevo ministro de economรญa es Martรญn Guzmรกn, experto en deuda internacional y protegido de Joseph Stiglitz. Las visiones de Guzmรกn son sin duda un anatema para los neoliberales y muchos otros, aunque, de forma interesante, en modo alguno para todos los mรกnagers de los fondos de alto riesgo que tienen inversiones en Argentina, pero no es Kicillof. Al contrario, solo porque vivimos en un mundo en el que, pese al crash de 2007-2008, el sector financiero mรกs o menos se ha salido con la suya en las รบltimas tres dรฉcadas, resulta posible sugerir que Guzmรกn es un peligroso radical. Aunque muchos argentinos sienten alarma por algunos de los ministros del nuevo gobierno, que consideran participantes entusiastas de la corrupciรณn aparentemente ilimitada de las presidencias de Nรฉstor Kirchner y Cristina Fernรกndez o cristinistas de la lรญnea dura. Y es innegable que varios leales a Cristina han recibido importantes puestos en el nuevo gobierno, notablemente Carlos Zannini, que muchos ven como uno de los mรกs leales defensores de Cristina Fernรกndez, su โ€œsostรฉn polรญtico y emocional despuรฉs de la muerte de su esposoโ€, como escribiรณ en una columna reciente de La Naciรณn Joaquรญn Morales Solรก, un periodista muy partidario del establishment y antiperonista. Como procurador del tesoro, Zannini tiene una posiciรณn que le darรก una influencia enorme sobre el sistema de justicia argentino, incluyendo, por supuesto, los muchos casos de corrupciรณn contra la propia Cristina Fernรกndez, y tambiรฉn contra un nรบmero significativo de polรญticos kirchneristas y ejecutivos de negocios de los que aceptaron, por no decir solicitaron, sobornos enormes. Pero desde el punto de vista de Morales Solรก, aparte de Zannini, ni siquiera los nombramientos cristinistas de Alberto Fernรกndez son particularmente radicales.

En todo caso, Alberto Fernรกndez estรก condenado a ver a Axel Kicillof como su gran rival, sobre todo si la influencia de Cristina Fernรกndez es menor de lo que muchos argentinos esperan o temen que sea. La provincia de Buenos Aires estรก en condiciones econรณmicas lamentables y culpar a su predecesora como gobernadora, Marรญa Eugenia Vidal, de Cambiemos, es un enfoque con fecha de caducidad, y probablemente mรกs temprana de lo que debe esperar Kicillof. Y habrรก rivalidad con el hijo de Cristina Fernรกndez, Mรกximo Kirchner, ahora senador, para heredar el liderazgo del kirchnerismo. Eso deberรญa darle a Alberto Fernรกndez ventaja en la polรญtica interna del peronismo, esto es, si puede plantarle cara a Cristina, pero de forma aรบn mรกs importante, si las negociaciones de Guzmรกn con el FMI van razonablemente bien; si las necesidades de los pobres empiezan a ser afrontadas y si la economรญa mejora al menos lo bastante como para aislar a los gobiernos de la ira de los movimientos sociales (puesto que son peronistas, es poco probable que los sindicatos sean un problema por ahora); y si se puede evitar la hiperinflaciรณn.

Hay enormes desafรญos, y no estรก nada claro que el nuevo gobierno, o cualquier gobierno argentino, sea capaz de afrontarlos. Porque al final, los profundos problemas de Argentina no tienen que ver con una sola polรญtica o grupo de polรญticas especรญficas implementadas por un gobierno particular. Serรก difรญcil que Alberto Fernรกndez sea peor presidente que Macri, aunque por supuesto en Argentina ningรบn resultado, por poco probable que sea, puede descartarse por completo. Pero hay un gran espacio entre eso y restaurar la prosperidad y al menos cierto grado de cohesiรณn social. En una entrevista concedida poco antes de su elecciรณn, Alberto Fernรกndez se comparรณ con Hamlet al describir cรณmo era ser presidente electo. โ€œEstuve mucho tiempo organizando campaรฑas y un dรญa me tocรณ ser candidato, pasรฉ de ser director de la obra a ser Hamlet. Toda mi vida trabajรฉ para ser Hamlet.โ€ Pero como tuitรฉo el periodista argentino Andrรฉs Fidanza despuรฉs de leerlo: โ€œAlberto usa nuevamente la metรกfora de Hamlet. Entiendo el mensaje, pero mi humilde tip es que elija una obra en que al final no mueran casi todos.โ€ ~

 

Traducciรณn del inglรฉs de Daniel Gascรณn.

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David Rieff es escritor. En 2022 Debate reeditรณ su libro 'Un mar de muerte: recuerdos de un hijo'.


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