Vasconcelos: libros, aulas, artes

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El โ€œMaestro de Amรฉricaโ€ nunca dio clases. El rector que diseรฑรณ el emblema y el lema de la Universidad creรญa que โ€œlas escuelas no son instituciones creadorasโ€. โ€œNo he venido โ€“dijoโ€“ a gobernar a la Universidad sino a pedir a la Universidad que trabaje para el pueblo.โ€ Y para lograrlo โ€“tanto en la Universidad como posteriormente en la Secretarรญa de Educaciรณnโ€“ Vasconcelos actuรณ en dos ejes principales, los libros y las artes, y uno subsidiario, las aulas.

I

Para que la instituciรณn โ€œderrame sus tesoros y trabaje para el puebloโ€, una de sus ideas iniciales fue traducir libros clรกsicos y distribuirlos gratuitamente. Deslumbrada por Vasconcelos, la nueva generaciรณn acudรญa a su oficina para incorporarse a la nueva cruzada que se anunciaba. Daniel Cosรญo Villegas fue uno de esos jรณvenes: โ€œMire, amigo โ€“le dijoโ€“, yo no pienso gobernar la Universidad con el Consejo Universitario, ni me importa; yo voy a gobernar la Universidad de un modo directo y personal. Si usted tiene interรฉs de participar en ese gobierno, vรฉngase desde maรฑana y aquรญ, entre Mariano Silva, usted y yo, resolvemos los problemas de la Universidad.โ€ Cosรญo Villegas se presentรณ a la cita y Vasconcelos le encomendรณ, junto con sus amigos Samuel Ramos y Eduardo Villaseรฑor, la traducciรณn de su libro de cabecera: las Enรฉadas de Plotino.

En unos aรฑos, Vasconcelos publicรณ decenas de autores con el sello de la Universidad. Dirigรญa la colecciรณn Julio Torri, el fino escritor del Ateneo de la Juventud. Eran hermosas ediciones empastadas en verde que se regalaban en sitios pรบblicos, por ejemplo en la Fuente del Quijote del Bosque de Chapultepec. El presidente Obregรณn (que en octubre de 1921 lo llamarรญa a la Secretarรญa de Educaciรณn Pรบblica) verรญa ese empeรฑo con indulgencia irรณnica: ยฟQuรฉ sentido tenรญa para los campesinos analfabetos y miserables editar los Diรกlogos de Platรณn? Todo el sentido, pensaba Vasconcelos: โ€œPara hacer una obra de verdadera cultura โ€“apuntรณ en el prรณlogo a las Lecturas clรกsicas para niรฑos, que editarรญa despuรฉsโ€“ es menester comenzar con los libros, ya sea escribiรฉndolos, ya sea editรกndolos, ya traduciรฉndolos.โ€ Por primera vez Mรฉxico se sintiรณ responsable de la producciรณn masiva de libros y se planteรณ la idea de crear una industria editorial.

Tratรกndose de una labor de redenciรณn, es significativo que Vasconcelos no editara libros humanistas sino libros de revelaciรณn, de anunciaciรณn profรฉtica. No privaban criterios clรกsicos sino los gustos mรญsticos del ministro:

Se comienza con la Ilรญada de Homero, que es la fuerte raรญz de toda nuestra literatura, y se da lo principal de los clรกsicos griegos… Se incorpora despuรฉs una noticia sobre la moral budista, que es como anunciaciรณn de la moral cristiana y se da enseguida el texto de los Evangelios, que representan el mรกs grande prodigio de la historia y la suprema ley entre todas las que norman el espรญritu; y La divina comedia, que es como una confirmaciรณn de los mรกs importantes mensajes celestes. Se publicarรกn tambiรฉn algunos dramas de Shakespeare, por condescendencia con la opiniรณn corriente, y varios de Lope, el dulce, el inspirado, el magnรญfico poeta de la lengua castellana, con algo de Calderรณn y el Quijote de Cervantes, libro sublime donde se revela el temperamento de nuestra estirpe. Seguirรกn despuรฉs algunos volรบmenes de poetas y prosistas hispanoamericanos y mexicanos… y libros sobre la cuestiรณn social que ayuden a los oprimidos, y que serรกn seรฑalados por una comisiรณn tรฉcnica junto con libros sobre artes e industrias de aplicaciรณn prรกctica. Finalmente se publicarรกn libros modernos y renovadores, como el Fausto y los dramas de Ibsen y Bernard Shaw y libros redentores como los de Tolstoi y los de Rolland.

Aquella fue, dirรญa despuรฉs Vasconcelos, โ€œla primera inundaciรณn de libros que registra la historia de Mรฉxicoโ€. La labor se multiplicรณ en la Secretarรญa de Educaciรณn Pรบblica.

Como motores de la redenciรณn, Vasconcelos querรญa que la educaciรณn fuese tarea de โ€œcruzadosโ€, de โ€œfervorosos apรณstolesโ€ plenos de โ€œcelo de caridadโ€ y โ€œardor evangรฉlicoโ€. El apostolado comenzaba por la alfabetizaciรณn:

Y nos lanzamos a enseรฑarles a leer โ€“recordaba Cosรญo Villegasโ€“ […] y habรญa que ver el espectรกculo que domingo a domingo daba, por ejemplo, Carlos Pellicer […] llegaba a cualquier vecindad de barrio pobre, se plantaba en el centro del patio mayor, comenzaba a palmear ruidosamente, despuรฉs hacรญa un llamamiento a voz en cuello, y cuando habรญa sacado de sus escondrijos a todos, hombres, mujeres y niรฑos, comenzaba su letanรญa: a la vista estaba ya la aurora del Mรฉxico nuevo, que todos debรญamos construir, pero mรกs que nadie ellos, los pobres, el verdadero sustento de toda sociedad […] Y en seguida el alfabeto, la lectura de una buena prosa, y al final versos, demostraciรณn inequรญvoca de lo que se podรญa hacer con una lengua que se conocรญa y se amaba. Carlos nunca tuvo un pรบblico mรกs atento, mรกs sensible, que llegรณ a venerarlo.

Pedro Henrรญquez Ureรฑa โ€“el โ€œSรณcratesโ€ del Ateneo de la Juventudโ€“ llegรณ de su exilio acadรฉmico en la Universidad de Minnesota para hacerse cargo del Departamento de Intercambio y Extensiรณn Universitaria. Con el escritor dominicano y Vasconcelos, Cosรญo Villegas recordaba haber ido a los estados de Mรฉxico, Michoacรกn y Puebla a obsequiar lotes de libros constituidos en buena medida por los clรกsicos. En el Mรฉxico de 1920 (paรญs de 15 millones de habitantes) existรญan apenas 70 bibliotecas (39 de ellas pรบblicas); en 1924 โ€“cuando dejรณ el Ministerioโ€“ habรญa ya 1,916 y se habรญan repartido por todo el paรญs 297,103 libros. Habรญa cinco tipos de bibliotecas: pรบblicas, obreras, escolares, diversas y circulantes. La colecciรณn mรกs sencilla se componรญa de doce volรบmenes, que ademรกs de las materias habituales (aritmรฉtica, fรญsica, biologรญa, etc.) incluรญa Los Evangelios, El Quijote y la antologรญa de las Cien mejores poesรญas mexicanas. A Vasconcelos le importaba mucho arraigar la biblioteca pรบblica, tal como las habรญa visto operar en sus largas temporadas de exilio y estudio en Estados Unidos, como un centro eficaz de vitalidad intelectual y conocimiento.

El departamento que dirigiรณ Henrรญquez Ureรฑa fue el heredero de la Universidad Popular. Sรณlo durante los meses de julio a noviembre de 1922, los 35 profesores del departamento impartieron casi tres mil conferencias a obreros: en la fรกbrica de calzado Excรฉlsior, la Federaciรณn de Sociedades Ferrocarrileras, el Hospicio de Niรฑos, el Sindicato de Mรกrtires de Rรญo Blanco, la Uniรณn de Artes Grรกficas y muchos otros lugares. Los temas no podรญan ser mรกs variados: patriรณticos (los niรฑos en nuestra historia patria), profilรกcticos (cรณmo atiende el Estado las necesidades de higiene), matemรกticos, gramaticales, cรญvicos, geogrรกficos, astronรณmicos, morales, vidas ejemplares, historia, divisiรณn del trabajo, juegos infantiles. La Universidad Popular Mexicana mil veces amplificada.

Vasconcelos creรญa que โ€œla biblioteca complementa a la escuela, en muchos casos la sustituye y en todos los casos la superaโ€. โ€œLa idea โ€“pensabaโ€“ nace en la soledad o en la lucha; en la congoja o en la dicha, pero nunca o casi nunca en la quietud de las aulas.โ€ La labor del maestro, las escuelas rurales y urbanas y la enseรฑanza de toda รญndole (cientรญfica, tรฉcnica, elemental, normal, indรญgena) tenรญan, a su juicio, una importancia menor. โ€œEn las escuelas se nos educa para que aprendamos a distinguir y a juzgar, para que sepamos apreciar quรฉ es lo que vale entre toda la multiplicidad de esfuerzos humanos; pero sรณlo en el vehรญculo generoso de los libros encontramos el tesoro de la cultura humana. La escuela nos alecciona en los mรฉtodos y en seguida los libros nos dan las ideas, la riqueza, la prodigalidad entera de la conciencia.โ€ En su Ministerio creรณ la figura de los โ€œmaestros misionerosโ€ que recorrรญan el paรญs llevando (como nuevos franciscanos o dominicos) la nueva de un gobierno preocupado por su poblaciรณn mรกs necesitada, y ansioso de darle las luces de la cultura. Esa buena nueva no era una prรฉdica profesoral sino un paquete de libros. Los maestros traรญan consigo โ€œbibliotecas ambulantesโ€ compuestas โ€“segรบn explicaba Jaime Torres Bodet, secretario particular de Vasconcelosโ€“ de โ€œcincuenta volรบmenes que se hacen circular en una caja de madera que puede ser acarreada a lomo de mula, a fin de que llegue a regiones a donde no alcanza el ferrocarrilโ€.

La palabra โ€œmisioneroโ€ tenรญa una deliberada connotaciรณn evangรฉlica y se inspiraba en el apostolado espiritual de los frailes franciscanos y dominicos durante los primeros aรฑos de la Conquista. Pero la huella de la conquista espiritual estaba en todas partes. El edificio que se construyรณ para albergar a la nueva Secretarรญa de Educaciรณn tenรญa โ€“en sus palabrasโ€“ una โ€œunciรณn como de temploโ€, no sรณlo por haber alojado en su origen al Convento de las Religiosas de la Encarnaciรณn (fundado a fines del siglo xvi), sino por representar una vuelta a la tradiciรณn urbana del virreinato, con sus vastos corredores, sus columnas y arquerรญas: โ€œSalas muy amplias para discurrir libremente y techos muy altos para que las ideas puedan expandirse sin estorbo. ยกSรณlo las razas que no piensan โ€“agregรณ el ministro, en un tรญpico desplanteโ€“ ponen los techos a la altura de la cabeza.โ€ โ€œEl patio del fondo โ€“recordarรญa aรฑos despuรฉs, en El desastre, tomo tercero de sus memoriasโ€“ era uno de los mรกs bellos ejemplares del Renacimiento espaรฑol de la Colonia.โ€ Seguir ese mismo estilo en toda la obra era lo indicado. Vasconcelos dispondrรญa las figuras que decoran los tableros del patio nuevo, como una expresiรณn de su utopรญa de fusiรณn universal:

Grecia, madre ilustre de la civilizaciรณn europea de la que somos vรกstagos, estรก representada por una joven que danza y por el nombre de Platรณn que encierra toda su alma. Espaรฑa aparece en la carabela que uniรณ este contingente con el resto del mundo, la cruz de su misiรณn cristiana y el nombre de Las Casas […] La figura azteca recuerda el arte refinado de los indรญgenas y el mito de Quetzalcรณatl, el primer educador de esta zona del mundo. Finalmente, en el cuarto tablero parece Buda envuelto en su flor de loto, como una sugestiรณn de que en esta tierra y en esta estirpe indo ibรฉrica se han de juntar el Oriente y el Occidente, el Norte y el Sur en una nueva cultura amorosa y sintรฉtica.

Un Ministerio de Educaciรณn que se limitara a fundar escuelas, pensaba Vasconcelos, serรญa โ€œcomo un arquitecto que se conformase con construir las celdas sin pensar en las almenas, sin abrir las ventanas, sin elevar las torres de un vasto edificioโ€. Por eso ordenรณ el rescate y conversiรณn de antiguos recintos religiosos en bibliotecas. โ€œInauguramos una biblioteca al costado de la Secretarรญa, en la antigua y hermosa nave de un templo que de otro modo hubiese ido a dar a manos de los militares.โ€ Se referรญa a la Biblioteca y la Sala de Banderas Hispanoamericanas, que con el tiempo se conocerรญa como โ€œBiblioteca Iberoamericanaโ€. La decoraba un mural de Roberto Montenegro, con el tema de โ€œLa uniรณn de los pueblos latinoamericanosโ€.

โ€œEl departamento de Bibliotecas โ€“explicรณ detalladamente, en su discurso inaugural, el 22 de julio de 1922โ€“ cuenta con sus oficinas y su almacรฉn y en los bajos dispone de local para una biblioteca de mรกs de diez mil volรบmenes, todos realmente รบtiles y de sistema eficaz, no como el de nuestras antiguas instituciones donde sรณlo la polilla tiene acceso a la letra impresa. Una sala anexa se dedicarรก especialmente a biblioteca infantil de tipo norteamericano, con colecciones de estampas fotogrรกficas y mapas de instrucciรณn y el recreo de los niรฑos. Estarรกn estos salones abiertos de tarde y noche para todos los que sufren sed del espรญritu y contendrรกn ademรกs colecciones de duplicados para hacer prรฉstamos a los que gusten de tener por compaรฑero el libro en la soledad.โ€

II

La educaciรณn, bajo la mirada de Vasconcelos, debรญa tener como propรณsito ayudar a los mexicanos โ€“a todos, no sรณlo a los niรฑosโ€“ a redescubrir su paรญs, no sรณlo en las aulas sino sobre todo en las calles. Proponรญa una educaciรณn bรกsica con buena carga de formaciรณn tรฉcnica: โ€œLa escuela del trabajo, la escuela de la acciรณn que dice: crea y disfruta y que tu hermano trabaje y sea feliz.โ€ Desde 1922, la Secretarรญa de Educaciรณn estableciรณ escuelas normales regionales donde la formaciรณn de los maestros partirรญa de las actividades agrรญcolas e industrias rurales del entorno, y los alumnos dedicarรญan tres horas diarias al aprendizaje de tรฉcnicas agrรญcolas e industriales.

En octubre de 1922, con el apoyo de la Universidad, se crearon los โ€œcursos de inviernoโ€, cuyo objetivo fue el perfeccionamiento cultural y profesional de todos los maestros de primaria del paรญs. Estos cursos comprendรญan tres ciclos dedicados a las โ€œpequeรฑas industriasโ€ (que los maestros divulgarรญan al regresar a su lugar de origen) y que incluรญan jardinerรญa, apicultura, conservas de fruta y verdura, lecherรญa, fabricaciรณn de mantequilla y queso, etc. Los participantes pidieron que se les impartieran clases de economรญa domรฉstica, corte y confecciรณn e incluso baile. Aunque tuvieron gran รฉxito y una nutrida participaciรณn, al aรฑo siguiente fueron reemplazados por cursos mรกs teรณricos.

Vasconcelos quiso que la educaciรณn elemental fuese mรกs prรกctica y accesible a mรกs alumnos. Querรญa armonizar sus etapas (desde el jardรญn de niรฑos hasta la escuela tรฉcnica profesional), creando escuelas en lugares apartados, con programas y mรฉtodos uniformes. El doble principio que debรญa regir el sistema educativo era โ€œenseรฑanza elemental y educaciรณn tรฉcnicaโ€. Los establecimientos de educaciรณn primaria urbana incluรญan materias de trabajos manuales, economรญa domรฉstica y puericultura. En las escuelas primarias rurales las actividades escolares deberรญan girar alrededor de los problemas del campo (trabajos y productos agrรญcolas, irrigaciรณn, ganaderรญa, uso de fertilizantes, etc.). La escuela primaria debรญa perder su carรกcter โ€œverbalistaโ€ y adoptar en cambio una orientaciรณn basada โ€œen las ocupaciones manuales, en las pequeรฑas industrias caseras, en las prรกcticas agrรญcolas y en las ocupaciones del hogarโ€.

El proyecto planteaba una disyuntiva: la escuela primaria ยฟdebรญa preparar directamente al alumno para un oficio que ejercerรญa al salir de la escuela? ยฟO bien debรญa permitir el desarrollo integral y armonioso del niรฑo, sin preocuparse del futuro? Los partidarios de la โ€œescuela activaโ€ admitรญan que la escuela no debรญa convertirse en un taller, pero era fundamental que apoyara la revaloraciรณn del trabajo manual, la cooperaciรณn entre obreros e intelectuales, la formaciรณn de tรฉcnicos, etc.

 

Sus tres objetivos debรญan ser: 1) la preparaciรณn del individuo para el ejercicio de un oficio (sin tomar el lugar de una escuela profesional), 2) proporcionar una base cultural en estrecho contacto con la vida y 3) acostumbrar al alumno al papel social que despuรฉs deberรญa desempeรฑar en la comunidad nacional.

Los principios fundamentales de la escuela activa fueron codificados y ordenados en noviembre de 1923 y aplicados de manera sistemรกtica y oficial a partir de enero de 1924. Las dificultades econรณmicas impidieron su aplicaciรณn efectiva: los sueldos de los maestros tardaban hasta 60 dรญas, y la provisiรณn muy esporรกdica de materiales para los talleres provocaba que las clases se interrumpieran por largos perรญodos. En muchas escuelas, fueron los propios maestros y los padres de familia quienes solventaron la compra de รบtiles y materiales.

Tras esa enseรฑanza primaria con sentido prรกctico, debรญa seguir una enseรฑanza media tรฉcnica que la continuara. La intenciรณn de Vasconcelos era transformar las antiguas escuelas de artes y oficios en institutos tรฉcnicos en los que se formarรญan โ€œperitos mecรกnicos, industriales de todo gรฉnero y trabajadores en las artes de la ciencia aplicada, con la esperanza de reducir la carga del proletariado profesionista, que constituye entre nosotros una verdadera calamidad pรบblicaโ€. Esto significaba una transformaciรณn de las opciones educativas tradicionales: โ€œEn vez de abrir liceos, en vez de abrir facultades de letras, en vez de hacer fรกbricas de abogados y mรฉdicos, compramos maquinaria y establecemos escuelas de mecรกnica, electricidad e industrias quรญmicas.โ€ Esta idea tuvo un efecto real: la matrรญcula de la Facultad de Derecho bajรณ de 400 a 200 inscritos en 1922; la escuela de industrias quรญmicas pasรณ de 40 a 600 inscripciones.

Bajo el impulso del quรญmico Roberto Medellรญn y siguiendo el ejemplo de Alemania, la enseรฑanza tรฉcnica se propuso transformar las escuelas tรฉcnicas en centros de cultura y de producciรณn. Medellรญn propuso a Vasconcelos la creaciรณn de varias escuelas: de ferrocarrileros, de textiles, de artes y oficios para hombres (que sustituirรญa a la antigua escuela de Artes y Oficios que habรญa sido transformada en la Escuela
de Ingenierรญa Mecรกnica y Elรฉctrica), de maestros constructores, de artes grรกficas (orientada a la impresiรณn de libros), de taquimecanรณgrafos, la escuela Gabriela Mistral de economรญa domรฉstica y una escuela tecnolรณgica para maestros.

A juicio de Vasconcelos, antes de 1920 la enseรฑanza mexicana funcionaba muy lejos de la realidad y de las necesidades nacionales. La Facultad de Ciencias Quรญmicas, por ejemplo, operaba en una casa modesta y tenรญa sรณlo 40 alumnos. Para 1923 tenรญa 13 pabellones y 700 alumnos, prueba de que se habรญa comenzado a โ€œcrear industria nacional con elementos mexicanosโ€. El 30 de abril de 1923, sรณlo en el df habรญa 20,713 alumnos inscritos en instituciones tรฉcnicas (en marzo de 1924 eran ya 31,300). Al abrir los โ€œcursos sabatinosโ€ destinados a la formaciรณn tecnolรณgica a los maestros, la capacidad de los locales habรญa aumentado considerablemente. Los centros industriales nocturnos de cultura popular, que proporcionaban instrucciรณn elemental a las obreras enseรฑรกndoles algรบn oficio o industria, alcanzaron tambiรฉn un รฉxito considerable. Se abrieron ademรกs 15 escuelas nocturnas para obreros y 10 para obreras. Sin embargo, sรณlo en Guadalajara y Orizaba se realizรณ un esfuerzo comparable.

โ€œSรณlo fui un cristiano tolstoianoโ€, dijo al final de su vida. Estaba confesando una verdad de oro, pero el tiempo y el mito distorsionarรญan el sentido de su misiรณn. Vasconcelos, el abogado que ejerciรณ apenas su profesiรณn, el pensador autodidacta que aprendiรณ mรกs en los โ€œlibros para leer de pieโ€ y en las veladas del Ateneo de la Juventud que en las aulas de la Escuela Nacional Preparatoria, creรญa que el mejor modo de que la Universidad sirviera al pueblo era hacer de Mรฉxico un paรญs de lectores. Y en el campo y la ciudad, desde la enseรฑanza primaria hasta la educaciรณn media, quiso que las aulas fuesen laboratorios para la vida prรกctica que convivieran creativamente con su entorno inmediato.

III

La otra palanca educativa eran las artes. Los exilios de Vasconcelos no habรญan sido sรณlo polรญticos o amorosos, sino intelectuales y sobre todo estรฉticos. Habรญa recorrido con detalle los museos ingleses y norteamericanos. En sus ensayos filosรณficos interpretaba el mundo como una danza del espรญritu que se eleva hasta alcanzar una armonรญa musical, โ€œpitagรณricaโ€. Sin ser poeta, novelista o ensayista, era todo ello en una sรญntesis literaria muchas veces desvariada, pero siempre poderosa y genuina. Amaba la escultura (como atestigua la simbologรญa del edificio de la sep) y tenรญa la mirada de un constructor renacentista. Se veรญa a sรญ mismo como un restaurador estรฉtico. En cuanto al estilo arquitectรณnico, quiso volver a la vieja tradiciรณn colonial, al siglo xviii. A Diego Rivera le encomendรณ ciertas soluciones fundamentales para concluir el estadio que se edificรณ en la ciudad de Mรฉxico, junto a la escuela Benito Juรกrez. La palabra construcciรณn era clave: โ€œHagamos que la educaciรณn nacional entre en el perรญodo de la arquitectura.โ€

Este impulso debรญa provenir del Estado: โ€œNo obstante que un criterio estrecho pudiera afirmar que esta rama de la cultura no debe corresponder al Estado, es innegable que no hay un solo pueblo que haya dejado huella en la historia o represente algo en la civilizaciรณn, donde no se encuentre el Gobierno ejerciendo una acciรณn tenaz y decisiva con el objeto de fomentar el arte en todas sus manifestaciones. El Estado, es claro, no puede juzgar de la obra del artista; nadie puede juzgar esa obra sino el artista mismo; pero, en cambio, el Estado debe exigir del artista que trabaje y no que al amparo de algรบn efรญmero triunfo inicial se convierta en un pensionado perpetuo que ya no se afana en reproducir.โ€ Esta actitud era tambiรฉn la del hombre renacentista, en este caso, del mecenas.

La estรฉtica dominaba todo su proyecto. โ€œEl Departamento de Bellas Artes โ€“escribe en El desastreโ€“ tomรณ a su cargo, partiendo de la enseรฑanza del canto, el dibujo y la gimnasia en las escuelas, todos los institutos de cultura artรญstica superior, tal como la antigua Academia de Bellas Artes, el Museo Nacional y los Conservatorios de Mรบsica.โ€ La pedagogรญa para pรกrvulos incluรญa cantos, recitaciones, dramatizaciones y dibujo. Muy ligados a esta concepciรณn estaban los conservatorios, orfeones, el teatro popular, los mรฉtodos indรญgenas para la enseรฑanza del dibujo. Dos ideas afines eran el aseo obligatorio de los niรฑos en las escuelas โ€“jabรณn y alfabetoโ€“ y la ocurrencia de que escucharan mรบsica de Palestrina en la escuela. El teatro al aire libre que se escenificarรญa en el nuevo estadio tendrรญa un papel estelar. Vasconcelos imaginaba fastos romanos: โ€œUn gran ballet, orquesta y coros de millares de vocesโ€, un arte colectivo que expresara las aspiraciones de redenciรณn estรฉtica de la humanidad. En esos dรญas pensaba que la รณpera โ€“con algunas excepcionesโ€“ tendรญa a desaparecer. La mรบsica y la danza โ€“Isadora Duncan interpretando a Beethovenโ€“ serรญan el arte unificado del futuro.

Pero el arte que reflejรณ mรกs estrechamente su proyecto de redenciรณn por la vรญa de la estรฉtica fue la pintura mural. El mรฉrito de conjuntar a los pintores fue todo suyo. Los pintores tuvieron su รฉpoca de oro. Algunos hicieron vitrales, otros figuras ocultistas. Para โ€œdecorarโ€ los muros centenarios de la Escuela Nacional Preparatoria (edificio que habรญa alojado al antiguo Colegio de los Jesuitas) Vasconcelos habรญa contratado a Josรฉ Clemente Orozco, el poderoso pintor de temperamento anarquista que habรญa sido testigo directo de la Revoluciรณn mexicana. Sus dramรกticos murales, casi libres de fe ideolรณgica, reflejarรญan la tragedia que Orozco habรญa presenciado, dรกndole sรณlo por momentos un aire de redenciรณn. Para los lienzos del corredor de la Secretarรญa, Vasconcelos necesitaba una visiรณn opuesta: festiva, esperanzada, y para eso habรญa invitado a โ€œnuestro gran artista, Diego Riveraโ€. โ€œLa plรกstica โ€“escribiรณ en De Robinson a Odiseoโ€“ no es un asunto sino una de las maneras de expresar asuntos; una de las voces del ser y no el ser. Esto hace indispensable que el mecenas no sรณlo dรฉ mรกs monedas, sino tambiรฉn el plan y el tema.โ€ En ese sentido, Rivera tenรญa ya dibujadas โ€œfiguras de mujeres con trajes tรญpicos de cada estado de la Repรบblica y habรญa ideado para la escalinata un friso ascendente que, partiendo del nivel del mar con su vegetaciรณn tropical, se trasformaba en el paisaje de la altiplanicie y terminaba en los volcanesโ€. Esas pudieron haber sido las pautas iniciales, algo inocentes, que el mecenas Vasconcelos habรญa sugerido al artista.

Tras pintar el Anfiteatro Bolรญvar anexo a la Escuela Nacional Preparatoria, Diego Rivera aceptรณ ocuparse del primer patio de la Secretarรญa, mientras Jean Charlot, Xavier Guerrero y Amado de la Cueva tenรญan a su cargo el segundo. Por su parte, Carlos Mรฉrida trabajรณ en los muros de la biblioteca infantil y Roberto Montenegro en las oficinas principales. Al poco tiempo, Diego avasallรณ con su fuerza y productividad a Charlot y De la Cueva, y absorbiรณ la obra completa: 239 tableros que abarcan una superficie de 1,585 metros cuadrados. Los temas especรญficos que Diego fue hilvanando, desde 1923 hasta la culminaciรณn del conjunto en 1928, no pudieron haber sido dictados por Vasconcelos por las razones que รฉl mismo da en uno de sus opรบsculos, El pesimismo alegre: โ€œLas mejores รฉpocas artรญsticas son aquellas en que el artista trabaja con libertad personal, pero sujeto a una doctrina filosรณfica o religiosa claramente definida.โ€

Esa doctrina era la Revoluciรณn mexicana, interpretada por Diego con una intensa carga de idealismo social y materialismo histรณrico (y estรฉtico) que, a la distancia, no parece muy afรญn al talante de Vasconcelos. El mundo del trabajo (la hilanderรญa, la agricultura, la minerรญa, la tintorerรญa), las fiestas mexicanas con todo su estruendo y colorido, no eran temas afines al temple mรญstico del ministro, que condescendรญa poco, aun en sus memorias, a la descripciรณn de los escenarios sociales. Los suyos parecรญan ser sรณlo el cielo y la naturaleza, escenarios de Dios, intocados por el hombre. O un solo hombre, รฉl mismo, tocado por la pasiรณn y el absoluto. Pero no hay que olvidar que en aquella รฉpoca Vasconcelos vivรญa su momento tolstoiano, con sus ideales de simplicidad laboral y sus modestas utopรญas anarquistas. Por eso entre Rivera y Vasconcelos existiรณ una profunda corriente de simpatรญa que luego se malogrรณ debido a los fanatismos de la identidad (racial e ideolรณgico) en que ambos, en sentido opuesto, por desgracia incurrieron. Con todo, al filรณsofo y el artista los uniรณ siempre la fe en el arte como camino de redenciรณn social.

Como arquitecto espiritual, Vasconcelos tocรณ una fibra profunda en la historia mexicana. La llamada conquista espiritual, la conversiรณn de los indios, se habรญa llevado a cabo en el siglo xvii no a travรฉs de sermones o libros sino a travรฉs de la vista. La pintura mural que los franciscanos y dominicos habรญan plasmado en tantos conventos de Mรฉxico fue una fuente explรญcita de inspiraciรณn para Vasconcelos. Sabรญa muy bien que los indรญgenas de Mรฉxico habรญan aprendido la historia sagrada en esas pinturas y, posteriormente, en las suntuosas fachadas y retablos del barroco. Vasconcelos no querรญa fundar, propiamente, una religiรณn, pero sรญ pretendรญa llevar a todo el paรญs la cultura universal (tanto occidental como oriental) complementรกndola con una extraordinaria valoraciรณn de la cultura mexicana en todos sus pasados: indรญgena, virreinal y liberal. La revoluciรณn educativa representaba, por asรญ decirlo, una catolicidad cultural.

โ€œQue la luz de estos claros muros sea como la aurora de un Mรฉxico nuevo, de un Mรฉxico esplรฉndidoโ€, concluyรณ Josรฉ Vasconcelos aquella maรฑana de julio de 1922, cuando inaugurรณ el edificio de la Secretarรญa de Educaciรณn. Lo cierto es que nunca sospechรณ la tremenda significaciรณn histรณrica y polรญtica que adquirirรญa esa obra. En esos murales, Vasconcelos propiciรณ y acaso creรณ el mito mรกs poderoso del siglo xx: el mito de la Revoluciรณn mexicana. La historia mexicana apareciรณ por primera vez, a todo color y a la vista pรบblica, como una historia sagrada: la arcadia indรญgena, el trauma de la Conquista, los oscuros siglos virreinales, la primera redenciรณn de la Independencia con respecto a Espaรฑa, la segunda redenciรณn de la Reforma (contra la Iglesia), la dictadura de Porfirio Dรญaz y el advenimiento redentor de la Revoluciรณn. Aunque la obra de Orozco es menos lineal, mรกs ambigua y pesimista en su contenido, en la riquรญsima floraciรณn histรณrica de Rivera la Revoluciรณn se convierte no en lo que fue (bandos distintos de ideologรญas distintas, enfrentados entre sรญ) sino en lo que hubiera querido ser, en lo que buscaba ser: un solo movimiento histรณrico, por encima de todas las diferencias, una epopeya en la que el pueblo mexicano habรญa tomado en sus manos su destino para corregir los errores del pasado y construir un orden de justicia social en el campo y las ciudades, democracia, nacionalismo sano, educaciรณn universal y orgullo cultural por las raรญces.

Lo que en aquellos tiempos se nos pedรญa hacer, explicaba Cosรญo Villegas refiriรฉndose a toda su generaciรณn, encabezada por el caudillo cultural Vasconcelos:

Correspondรญa a toda una visiรณn de la sociedad mexicana, nueva, justa, y en cuya realizaciรณn se puso una fe encendida, sรณlo comparable a la fe religiosa. El indio y el pobre, tradicionalmente postergados, debรญan ser un soporte principalรญsimo, y ademรกs aparente, visible, de esa nueva sociedad; por eso habรญa que exaltar sus virtudes y sus logros; su apego al trabajo, su mesura, su recogimiento, su sensibilidad revelada en danzas, mรบsica, artesanรญas y teatro.

Este mensaje atrajo a intelectuales y artistas de toda Amรฉrica y aun de Europa para atestiguar o tomar parte en el renacimiento de un pueblo a travรฉs de los libros, las artes, la cultura y la educaciรณn. Mรฉxico, por unos aรฑos, fue el lugar de la utopรญa. ~

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Historiador, ensayista y editor mexicano, director de Letras Libres y de Editorial Clรญo.


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