Finalmente se aprobó la segunda parte del llamado Plan B, el paquete de reformas a diversas leyes y reglamentos relativos a lo electoral del presidente López Obrador. Las mexicanas y los mexicanos estamos a la espera de la publicación en el Diario Oficial de la Federación del más fiero asalto a la democracia mexicana desde aquella “caída del sistema” de 1988. Poco importaron las múltiples violaciones a las reglas que rigen el proceso legislativo, desde las deliberaciones que fueron omitidas en comisiones de ambas Cámaras del Congreso hasta la votación en fast track que orquestaron los legisladores del partido en el poder, para aprobar el cambio de reglas de juego contrarias a la Constitución, que como reforma constitucional fueron desechadas en diciembre del año pasado.
Pero, si bien es cierto que la voluntad del poder para ampliarse a costa de la disminución de los derechos de los ciudadanos es semejante a aquella que caracterizó al Partido Revolucionario Institucional durante la mayor parte del siglo XX, lo cierto es que la pulsión autoritaria tiene frente a sí nuevos diques en el México del siglo XXI. Hoy, las mujeres y los hombres en México tienen una renovada visión de sí mismos, del poder de su voz y de la acción colectiva, y se organizan en distintos grupos que en el fondo tienen un objetivo en común: el avance de la potestad ciudadana en todos los ámbitos del ejercicio del poder, desde la protección y garantía constitucional a los derechos humanos.
El escenario en el poder judicial también ha cambiado desde la designación por votación mayoritaria de la ministra presidenta, que es profesional de carrera y ha emprendido la decidida defensa de la autonomía judicial desde los criterios de la propia Corte. Desde esta parte de los Poderes de la República, el ministro Pérez Dayán ha concedido las primeras suspensiones con relación a la aplicación de la primera parte del plan B, con lo que resulta imposible que las nuevas reglas electorales que quiere imponer el poder sean las que rijan los procesos para la elección de gubernaturas en Coahuila y el Estado de México, que tendrá lugar este mismo año.
Los ciudadanos y las ciudadanas también están generando nuevas formas de intervención en los asuntos que son del interés de todos. Aprovechando todos los medios a su alcance, incluidas las redes sociales, se organizó la marcha ciudadana y libre más importante en la historia contemporánea de nuestro país. De la misma forma se prepara el llamado a la reunión en las plazas públicas de más de 80 ciudades en México y otros países, este domingo 26 de febrero a las 11 de la mañana. La ciudadanía busca recuperar así los espacios ganados por las luchas de años por la libertad y la democracia, espacios por excelencia para la deliberación colectiva política, lo que incluye el Zócalo de la Ciudad de México.
Las acciones ciudadanas también encuentran un cauce para expresar sus legítimas preocupaciones a la Corte a través de la opinión plural de los amigos de la Corte, o amici curiae, recursos que permiten a todos aquellos que no son parte de un juicio o controversia jurídica hacer llegar elementos para una ponderación judicial más amplia y enriquecida a los juzgadores. En la presente coyuntura, ciudadanos han propuesto un amicus curiae con el fin de que la SCJN conozca su opinión sobre el Plan B, que será presentado oportunamente a los ministros del Máximo Tribunal. Este documento es presentado para su firma y acompañamiento en este enlace. Si bien la plataforma no vincula al procedimiento por la falta de formalidad de ley, sí es demostrativo y respalda el documento que con el mismo contenido que se presenta en la plataforma será puesto a disposición de los asistentes a las protestas del domingo 26, para que quien lo desee firme físicamente.
A la intención del poder de reducir derechos, los ciudadanos mexicanos responden con más ejercicio de sus derechos. A la acotación de alternativas políticas, los mexicanos y las mexicanas responden abriendo nuevas rutas a la participación ciudadana. Esta es la conciencia que yace detrás de la firme defensa que establece la consigna “Mi voto no se toca”. Los millones de Amigos de la Corte serán una barrera natural que pondrá freno a la tormenta destructiva que se cierne sobre México. La semilla de la libertad protege así su derecho de seguir dando frutos hoy y también a futuro. ~
es licenciada en derecho con especialidad en derecho fiscal por la UDLAP. Activista en favor de la cultura de la legalidad.
