“Las violencias contra las mujeres son múltiples” afirma Fernando Pérez Correa en la introducción del volumen colectivo Temáticas sobre violencia contra las mujeres en México y las posibilidades de su reformulación educativa, de lo público a lo privado, coordinado por él al lado de Gloria Luz Alejandre, ambos doctores en ciencias políticas y especialistas en el tema. Recientemente publicado por la UNAM, este libro aborda la violencia hacia las mujeres desde una perspectiva amplia que muestra cómo esta se ejerce en prácticamente todos los ámbitos de la vida social. Los casos de violencia física, sexual, emocional, política y simbólica –que, como sabemos, suelen estar entrelazadas– dan cuenta de esta multiplicidad. Además de analizar desde el punto de vista académico la violencia hacia las mujeres en sus distintas dimensiones, este libro ofrece una rica variedad de estrategias de investigación que pueden servir como un amplio abanico de opciones a los estudiantes de ciencias sociales.
Con un prólogo escrito por Carola García, Temáticas sobre violencia contra las mujeres en México… inicia con una investigación histórica en la cual Patricia Galeana nos recuerda cómo la discriminación está presente desde la antigüedad clásica y no ha sido ajena a los filósofos como Aristóteles, que consideraba un ser incompleto a la mujer. La autora hace un análisis de numerosos pensadores, para después dar a conocer los principales acontecimientos que enmarcan la lucha feminista, desde las sufragistas hasta la actualidad, tomando en cuenta las contribuciones de varias escritoras mexicanas como Hermila Galindo.
En el segundo ensayo, Gloria Luz Alejandre hace énfasis en los conceptos de “patriarcado” y “exclusión” y enfatiza que, si alguna responsabilidad tiene las ciencias sociales actuales, es la reflexión sobre el origen y desarrollo histórico de las categorías de análisis como las anteriores, a fin de lograr el lenguaje objetivo y preciso que es propio de las comunidades científicas. Coincido con la autora ya que, si bien estos términos no pueden perder su contenido normativo y de denuncia social, es frecuente utilizarlos más bien como adjetivos y al hacerlo perdemos la rigurosidad del lenguaje académico. Como lo muestra también Lourdes Enríquez, en su análisis histórico conceptual y de retórica, las palabras se vuelven muy importantes. En particular algunas recientemente acuñadas como el concepto “feminicidio” que surge de la necesidad de nombrar una violencia letal y qué está “lleno de contenido y de significantes”.
Además de los enfoques históricos y conceptuales, los ensayos de este libro adoptan diversas estrategias de investigación empíricas tanto de corte cuantitativo –por ejemplo, el dedicado a la violencia económica– como de investigación cualitativa –así el texto de María Eugenia Covarrubias Hernández, centrado en la experiencia del noviazgo a partir de un estudio de caso–. Otros artículos recurren al análisis de testimonios y a los fundamentos jurídicos sobre la cuestión.
De una forma inusual, ya que es un tema que, en términos generales, no suele tratarse, Temáticas sobre violencia contra las mujeres en México… incluye dos capítulos sobre violencia económica. El primero de ellos, escrito por mí, presenta una interpretación de los datos estadísticos sobre la violencia económica y patrimonial que las mujeres sufren en el ámbito familiar y laboral en distintos países y cómo esta se incrementó durante la pandemia. A pesar de que se trata de un tipo de violencia que se ejerce de forma cotidiana, muchas veces es difícil detectarla porque permanece invisibilizada, y a menudo únicamente se reconoce cuando viene acompañada de otro tipo de agresiones como la emocional, la simbólica, la física y la sexual. En el ámbito laboral, la violencia se manifiesta como falta de equidad de oportunidades, discriminación en el trabajo y lo que se conoce como “techo de cristal” que alude a los obstáculos con los que se enfrentan las mujeres para ascender en el ámbito organizacional.
El segundo artículo sobe la violencia económica, escrito por Andrea Samaniego Sánchez y Leonor Gómez Ortegui, aborda el tema desde un punto de vista más teórico, recordándonos que las contribuciones de Flora Tristán precedieron a las de Carlos Marx. Al leerlo no pude dejar de pensar en la novela de Mario Vargas Llosa El paraíso en la otra esquina, que explora la relación ficticia entre esta luchadora por los derechos de las mujeres en Francia y su nieto, el pintor Paul Gauguin
Más allá del contenido al cual se ciñe este volumen, la lectura de Temáticas sobre violencia contra las mujeres en México… me remitió a la importancia de otras pensadoras y luchadoras sociales que han sido invisibilizadas en los ámbitos de la teoría política y sociológica. Entre ellas, Harriet Martineau, a quien, por estar fuera del ámbito de su análisis, no se alude en este libro. Esta autora, traductora de Comte y contemporánea de Alexis de Tocqueville, escribió en 1838 una brillante obra sobre la sociedad en Estados Unidos, How to observe morals and manners, que a diferencia de La democracia en América [1835-1840] del célebre pensador francés, permaneció por mucho tiempo fuera del radar de las ciencias sociales y solo ahora empieza a ser incorporada gracias al empuje del movimiento feminista.
Por su parte, Georgina Cárdenas Acosta analiza la violencia política con relación al capital simbólico. A propósito de las obras clásicas, la autora nos remite a Jean-Jacques Rousseau, cuando afirmó que “la obligación social de las mujeres se limitaba a hacer “un sujeto de otros”. Junto con otros pensadores como Condorcet, estos teóricos de la política sin duda contribuyeron a las concepciones de las mujeres como “asistentes del hombre”.
Este tipo de preconcepciones –y así lo señala Patricia Galeana– se encuentran también en autores mexicanos como el positivista Horacio Barreda. En mi libro Sociology in Mexico. An intellectual and institutional history (2023), mostré que Andrés Molina Enríquez, una figura fundacional para la sociología mexicana, recuperó en Los grandes problemas nacionales (1909) una tesis de Schopenhauer, cuando afirmó que la superioridad del hombre frente a la mujer resultaba evidente y que “hay razones científicas que demuestran la incapacidad de la mujer para luchar con el hombre” por lo cual, a juicio de Molina, “el feminismo es un verdadero absurdo”. Otro autor europeo considerado clásico de la época como Émile Durkheim, en su libro La división del trabajo social, concibe a las mujeres como “seres orgánicos similares a los niños” y considera que ellas tienen que llevar una vida distinta al hombre y limitar sus funciones al ámbito doméstico.
Entre los textos compilados en Temáticas sobre violencia contra las mujeres en México…, Adriana Báez Carlos y Érika García Méndez abordan las predisposiciones legales con relación a la violencia de género, y realizan un interesante análisis comparativo sobre la inclusión de la violencia de género en las leyes estatales, y la existencia en las predisposiciones en las leyes de los partidos. Por su parte, Andrea Samaniego Sánchez, Sandra de los Santos Chandomí y Eduardo Torres Alonso analizan la violencia política con relación al género a partir de una revisión teórica de la normatividad y una serie de testimonios de mujeres que practican la política local en el estado de Chiapas.
En su trabajo “Violencia ejercida hacia las mujeres en el noviazgo”, María Eugenia Covarrubias Hernández señala que, de cada diez mujeres, cinco sufren este tipo de violencia y estudia el caso particular de Alma, que resulta similar al de tantas otras mujeres que soportan y normalizan este tipo de violencia en sus relaciones amorosas. Por su parte, Luis Fernando Gutiérrez Domínguez analiza a un grupo de universitarios de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla, a fin de evidenciar la resistencia que tienen los varones a hablar, tratar o participar en este tipo de investigaciones.
En “Pensar la violencia en el cuerpo de las mujeres en confinamiento”, último texto de la compilación, Martha Chávez Torres y Karina Arreola Ávalos estudian a las personas que han ingresado a los Centros de Reinserción Social (Cereso). Para el desarrollo de su tesis, este trabajo acude a referentes como Pierre Bourdieu –de quien retoma los términos de socialización como incorporación al “habitus”– y se apoya en autores clásicos que han hablado del encierro, como Erving Goffman y Michel Foucault.
Finalmente, no está de más señalar que de las dieciséis voces que participan en este volumen, trece son de mujeres y tres de hombres, incluyendo uno de los coordinadores. Esperamos que, en libros próximos sobre el mismo tema, más hombres se sumen a participar porque, como se ha hecho cada vez más evidente, la lucha contra la violencia hacia las mujeres y la erradicación de la misma es un asunto de todas y todos. ~
El libro puede descargarse gratis aquí.
es doctora en Sociología y profesora-investigadora definitiva de tiempo completo de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM.