Las elecciones europeas siempre tienen algo plebiscitario. El sistema de elección es más proporcional que en las elecciones generales, municipales y autonómicas, porque se vota en una circunscripción única. No hay circunscripciones pequeñas provinciales donde se reparten muy pocos escaños y tienen mucho poder las agrupaciones regionales. En las elecciones europeas todo el mundo vota en el mismo sitio. Por eso los partidos pequeños usan las elecciones europeas como plataforma de promoción y primera entrada en las instituciones. En las elecciones europeas de 1989, la Agrupación Ruiz-Mateos, del empresario corrupto José María Ruiz-Mateos, obtuvo unos 600.000 votos y dos escaños; en las elecciones generales de dos años después no consiguió obtener representación. En 2014, Podemos entró a las instituciones también a través de las elecciones europeas. Se convirtió en cuarta fuerza con cinco escaños.
En las elecciones europeas de 2024 ha conseguido entrar la Agrupación de electores “Se acabó la fiesta”, una plataforma personalista del influencer de ultraderecha Alvise Pérez. Alvise no es una personalidad mediática al uso (no ha aparecido en ninguna televisión generalista), pero tiene un grupo de Telegram con medio millón de seguidores donde se ha dedicado a propagar bulos y conspiraciones de extrema derecha, robar información a otros medios y amenazar con la cárcel al presidente del gobierno y varios ministros. No tiene un programa claro y en algunas de sus listas de propuestas garantizaba “Éxito contra pederastas y pedófilos”. Ha obtenido 800.000 votos, 230.000 más que Podemos y un poco menos que Sumar.
Al no existir correcciones territoriales (nuestro sistema privilegia a los partidos con mucho poder regional), las elecciones europeas son también una especie de plebiscito sobre el gobierno, una especie de encuesta sobre su desempeño. En estas elecciones, el PSOE
ha sufrido una derrota leve o considerable según cómo se mire: solo pierde un escaño con respecto a 2019, pero su competidor, el Partido Popular, lo ha adelantado y ha aumentado 9 escaños. Se consolida (y mejora) el bipartidismo heterodoxo, o multipartidismo de bloques, en España: el PP y el PSOE suman el 65% de los votos y a su alrededor se reúnen varias opciones a su derecha o a su izquierda. En ese multipartidismo de bloques hay uno que claramente crece: PP sube 9 puntos, Vox sube 6, el partido de Alvise ha obtenido 3 escaños. No es un panorama muy distinto al de Europa en general, donde sube la extrema derecha moderadamente (del 20% al 25%), pero centroderecha y centroizquierda siguen dominando.
Lo verdaderamente preocupante es la importancia de aquellos países donde sube. En Francia, Agrupación Nacional, el partido de Marine Le Pen, ha obtenido 30 escaños y el 31,5% de los votos, el doble que la coalición de Emmanuel Macron, que se ha visto obligado a convocar elecciones legislativas. En Alemania, el partido populista de derechas Alternativa por Alemania es ya segunda fuerza y ha superado a los socialdemócratas (en regiones del este, donde más triunfa, ha sido la fuerza más votada; en Sajonia es primera fuerza y le saca 20 puntos a la CDU). Es un resultado esperable (Europa lleva ya años en esta deriva, endureciendo su discurso en temas de inmigración y seguridad) y a la vez sorprendente.
Ricardo Dudda (Madrid, 1992) es periodista y miembro de la redacción de Letras Libres. Es autor de 'Mi padre alemán' (Libros del Asteroide, 2023).