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Seguimos conociendo las impresiones de una muestra de gente sobre la relación tan extraña que hemos venido a tener últimamente con el tiempo. ¿Se está evaporando? ¿Por qué no da tiempo a hacer nada? ¿Por qué parece diseñado a una escala diferente de la humana? Nos referimos al tiempo cotidiano, al que debería bastarnos para las actividades del día a día.
“Las personas tenemos mucha información en nuestras cabezas, muchas imágenes, muchos conceptos, muchas conexiones, y todo eso es un producto de seis mil años de civilización y es como una enorme nube de información… más que información, porque no tiene que ser información válida, ni tener una conexión con la realidad. Digamos que son inputs de datos, y que es tan grande esa nube que no nos deja ver la realidad. En esa falta de conexión con lo que nos rodea vivimos en una especie de locura y vamos como gallinas sin cabeza. Y todo eso con internet ha estallado por los aires, y las personas quizá ya no sabemos ni siquiera cuáles son nuestros verdaderos deseos y perseguimos fantasías creadas previamente. Pero esas ilusiones son tantas, y tan variadas, que son la escapatoria más fácil para no ver la debacle que se nos viene encima. Entonces es como una huida para no ver la realidad, y la realidad creo que es más fuerte o más trascendental de lo que podamos llegar a procesar.” [B]
“Una cosa que me pasa últimamente, o tengo esa sensación, es que la gente, cuando te escribe o te manda un audio, siempre añade una coletilla que es me imagino que estás liadísima, me imagino que estás a tope… y bueno, a veces no, ¿no? A veces estoy normal. No sé por qué se ha puesto esa coletilla a todo.” [N]
“La primera vez que empecé a pensar en el ritmo de vida que llevamos fue cuando empecé a trabajar. Mi jornada termina a las tres y a partir de ese momento puedo dedicar el resto del día a lo que me apetezca, porque tampoco tengo grandes responsabilidades. Y, sin embargo, cada semana que pasa acabo preguntándome ¿cómo lo hará la gente con un trabajo que termina a las seis o siete de la tarde, si a mí solo me da tiempo a ir al gimnasio, y casi ni consigo hacer todas las tareas de la casa y recados que quiero? ¿Cómo va la gente a tener un hobby o una actividad que le permita desarrollarse más allá del trabajo? ¿Cómo va la gente a saber qué hobby o qué actividad concreta le gusta y le ayuda, si no pueden hacer más que trabajar y cumplir con sus tareas?
Este año lo he pensado bastante y he llegado a una conclusión: es cuestión de prioridades, consciencia y adicción al entretenimiento tan extremadamente accesible del que disponemos.
Es cuestión de prioridades porque elijo comer viendo una serie y descansar ‘un ratito que vengo de trabajar’, convirtiéndose el ‘ratito’ en 45-60 minutos, en lugar de comer tranquilamente, disfrutando de lo que cocino durante el tiempo que haga falta, y empezar con mis recados o las actividades que me propongo al terminar.
También elijo acudir al móvil como recompensa tras completar una de las tareas previstas. Esto no es malo necesariamente, pero si dejas que te consuma y no cumples el límite que te hayas propuesto de, por ejemplo, diez minutos, la parada de descanso acaba convirtiéndose en veinte, treinta, cuarenta minutos que podrías estar dedicando a lo siguiente.
Al final no haces todo lo que querías y necesitabas (poner lavadoras, tender, ordenar, ir a una tienda porque te falta un pantalón, ir a la compra) y, por supuesto, no te queda tiempo para pensar qué te apetecería hacer si ya hubieras terminado todos los recados ‘esenciales’.
Creo que esta falta de tiempo es grave por lo anterior: la gente dedica su vida a tareas y recados y queda poco espacio para el aburrimiento y la creatividad y autoconocimiento que lo acompañan.
La segunda opinión se basa también en las redes. IG, Pinterest, FB, TikTok… son una fuente maravillosa de inspiración y ofrecen posibilidades que antes no se tenían. Lo malo es que, por la misma razón, son una fuente de frustración y traen la sensación de no tener tiempo. Ves una receta, un plan chulo, un vídeo que explica cómo hacerte un collar, un bolso, un plato que te encanta… Y te lo guardas, pero sigues mirando el móvil y pasando vídeos pensando ‘lo haré en otro momento’. Ese momento nunca llega, porque tienes tu vida de tareas y tus descansos de móvil y televisión, no tienes tiempo para nada. Con cada vídeo que guardas, la sensación de no tener tiempo aumenta, porque piensas ‘tengo mil vídeos guardados y nunca los hago’ y concluyes que no tienes tiempo.
Lo último: también hay mucha autoexigencia porque se quiere llegar a todo.” [C]
Como en la entrega anterior, traemos aquí una selección hecha por [B] de entre sus chats personales, en los que, en esta ocasión, ha hecho una búsqueda de las palabras infierno, infernal.
“Déjame verlo pero lo veo posible al menos para mi agenda infernal; Yo tengo agenda infernal; En un rato te aviso o mañana a partir de las 16h porque tengo como tres reuniones infernales seguidas en viernes; He tenido día infernal. Ahora es tardísimo; Tengo una semana infernal y lunes y martes de la que viene estaré fuera; Soy la persona más feliz del mundo en este momento!!! Ha sido un camino infernal llegar hasta aquí pero la alegría de haberlo conseguido compensa todas dificultades; A ver si encuentro un hueco. Pero mi agenda es infernal; Salgo ahora de la oficina. Día infernal; Acabé las jornadas infernales; Es infernal. Me va a dar algo pronto; Perdona, pero he tenido una semana infernal y al revisar los mensajes reencuentro el tuyo; Salió quemada porque esto es un infierno; Bien! Superando el infierno de trabajo, nos vamos a Galicia el viernes!!!; Los viernes son un infierno; La verdad es que en viernes todo es un poco infierno; Lidiar con un infierno familiar; Yo aquí, en el infierno [y foto de una mesa y el ordenador]; Olé! Planazo. Un alveolo del cielo en el infierno del día a día; Miro mi agenda del infierno y te propongo opciones”.
Es escritora. Su libro más reciente es 'Lloro porque no tengo sentimientos' (La Navaja Suiza, 2024).