Italoamericano, nacido en Nueva York, y dado a tratar en su cine formas no ortodoxas del catolicismo, Abel Ferrara es, sólo por eso, el otro Martin Scorsese. A diferencia de éste, Ferrara se ha conservado como un director del subsuelo, y su cine es un gusto adquirido. La recién estrenada en México María Magdalena reivindica a la proverbial prostituta, sugiriendo que era una de las discípulas más preparadas de Jesús. Con Juliette Binoche, Mathew Modine y Forest Whitaker en los protagónicos, María Magdalena supera por mucho a la sosa El Código Da Vinci. El argumento imbricado (pero no absurdo), la estética estridente (pero no innecesaria) y personajes que provocan rechazo y atracción (pero no indiferencia) son el sello de un director que, a tres décadas de su primera película, recupera la capacidad de incomodar a su espectador. ~
es crítica de cine. Mantiene en letraslibres.com la videocolumna Cine aparte y conduce el programa Encuadre Iberoamericano. Su libro Misterios de la sala oscura (Taurus) acaba de aparecer en España.