Tenía que suceder: el mundo escribió una wikinovela. Bueno, no todo el mundo: millar y medio de muchachos se abocaron a la labor, que sin duda consideraron heroica o aventurera, de coadyuvar a la redacción multitudinaria de un trozo de narrativa. El mecanismo de escritura fue el wiki: una página web que permite a sus usuarios modificar su contenido sin aparente necesidad de un moderador (su uso más célebre es la caótica Wikipedia). Auspiciaron el proceso la De Montfort University de Leicester y Penguin Books. Su historia, sus lineamientos y su texto más o menos definitivo pueden leerse en www.amillionpenguins.com.
El entusiasmo de los usuarios que en tres meses modificaron el texto más de once mil veces no deja de ser notable, pero nos sobran ejemplos históricos de entusiasmos descaminados. No es que participar en esta experiencia en aras de tener algo que contar a los nietos sea reprochable, lo que aturde es la desmesura del asunto. Examinemos lo que en español de administradores se conoce como “enunciado de la misión”. En el encabezado de la página electrónica se plantea la pregunta: “Can a community write a novel?” Las únicas dos palabras de esa oración que están empleadas con toda probidad son can y a. Write está enfundada en su acepción más incluyente (digamos, ecuménica). Pero las otras dos son imperdonables.
El principal contraejemplo que invoca la página de la wikinovela cuando algún crítico sensato afirma que “novela colectiva” es un contrasentido es la escritura grupal de guiones para cine y televisión. No obstante, el ejemplo obvia que el guión no sea el estadio último de una obra de esta naturaleza y que (por lo general) el guionista no considere su trabajo como pieza artística final sobre la que el director sólo realiza un trabajo modesto y secundario. El caso de la narrativa es totalmente distinto. Cierto, de vez en cuando se pergeñan y hasta se publican experimentos narrativos de grupo; pero saben entender su carácter, precisamente, experimental: son juegos o chistes que nunca dejan de asumir su papel de tales. Pero sucede que el novelístico es un medio que sirve a la expresión individual por encima de todo lo demás; y cualquier intento serio de volver colectivo lo que se acepta culturalmente como exclusivo del dominio individual está condenado a fracasar.
En la otra acera tenemos el fetichismo de la colectividad. Hoy día, basta tener acceso a internet y compartir con más de dos personas un padecimiento, pasatiempo, obsesión o razón de vida para considerarse parte de una comunidad. Los wikinovelistas no parecen haberse reunido bajo una bandera mejor que el prestigio automático y casi incomprensible de lo colectivo: la idea de que el solo hecho de que seamos muchos obvia el hecho de que estemos trabajando en una idiotez. Una fe tan grande en la acción colectiva lleva a creer que el bien común es una zanahoria que llevará a cualquier caballo a la meta del consenso y que, aun cuando estemos invadiendo, como una multitud de paracaidistas, el terreno de la expresión individual, llegaremos automáticamente a la autorregulación por así convenir a nuestro interés.
Esta última idea es la más ingenua: basta preguntarle a Jon Elek, uno de los responsables de este proyecto, que tiene ante sí la ingrata tarea de convertir ese amasijo de letras en un libro electrónico y que más de una vez expresó en su blog su exasperación casi depresiva frente al carácter caótico, inasible, caricaturesco, autorreferencial y finalmente ilegible de la “novela”. Todo lo cual era de esperarse, y sorprende que no se haya previsto desde los primeros días de planeación: si algo se va a estabilizar, lo hará en su mínimo común denominador. Elek es editor; como tal, representa lo opuesto al espíritu del wiki: éste cree que puede funcionar en tiempo real, con colaboradores anónimos y máxima libertad; aquél sabe que tarde o temprano una voluntad debe someter a las demás y convertir el entusiasmo infantil en orden adulto. Que me perdonen los más románticos, pero en términos de trabajo lo inesperado rara vez trae algo bueno: el que un plan sea flexible no quiere decir que cualquiera lo pueda cambiar sin decir agua va. El fomento de lo inesperado y la voluntad de los participantes de ser “graciosos”, “originales” o “impredecibles” volvieron más absurdo un ejercicio que ya tenía mucho de oligofrénico.
Quien de esto sabe mucho más que yo opina que la Wikipedia se va a autodestruir en poco tiempo y sólo va a ser recordada como un experimento fallido, precisamente por la incompatibilidad de la libertad de edición colectiva con el rigor mínimo indispensable para la transmisión responsable del conocimiento. La misma lección imparten experimentos como éste: dos cabezas piensan más que una, pero cinco piensan menos, y mil quinientas nomás no entienden lo que es pensar. ~