Fuimos ayer a Las Cruces a visitar a Don Nica, el centenario antipoeta.
Recibió a mi amiga, que es joven y agraciada.
A mí, no: a mí me dejó esperando en la acera —intuyó que, como tantos otros, querría mirar al monstruo.
El VW de la foto es su antipoético carrito. De retirarle uno la piedra bajo la llanta, se iría rodando la cuesta, primero lento y agarrando vuelo, hasta llegar al mar… Me sentí, tras el despecho, mínimamente tentado. Estaba agradable el sol.
Una media hora más tarde salió mi amiga, que es esbelta y linda, con un recado para mí.
Por convencerlo de que me recibiera, ella arguyó mi nacionalidad. ¿El recado? Que le pasara sus agradecimientos a los mexicanos, porque con la plata que le dieron se compró esa casa en la playa.
Así pues, mexicanos de toda laya y ley, Nicanor les da las gracias.
¡Adiós Nicanor!
(ciudad de México, 1970) es escritor y cineasta. Publicó el libro Evocación de Matthias Stimmberg (Heliópolis) en 1995, traducido al francés y reeditado por Interzona en 2007.