La lámpara de queroseno

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     La lámpara de queroseno. El sol mandelstamiano.
     Las lámparas de queroseno no alumbran hace tiempo.
     Hay poco pan y agua, poco juego y sal.
     Todo es muy aburrido, solitario, opaco y oscuro.
     El sol mandelstamiano inspiró y recompensó
     con su luz brillante señalando el camino hacia el cielo.
     En la miseria acrecienta la fortaleza y el fuego.
     A su lado no temo al hambre, al frío, al bochorno ni al tifo.
     Las lámparas de queroseno comenzaron a crujir bajo las piernas.
     Nuestro tiempo pasó, destelló, se marchitó.
     El viejo pianista se entristece por las canciones idas.
     Todo fue alegre y deslumbrante, ruidoso y calido… –
      
     Arseni Zamostiánov (1977): Publica desde los trece años en revistas y periódicos. Con la cabeza en la arena es su primer libro.
      
     — Traducción y notas de Jorge Bustamante García

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