Señor director:
Naief Yehya hace un buen análisis sobre el ebook (Letras Libres 34). Sin embargo, creo que se olvida de un punto importante: lo efímero de las tecnologías electrónicas. Cada día se desarrollan nuevos microprocesadores y nuevos softwares; el conocimiento de los estudiantes de ingenierías en sistemas electrónicos y computacionales es casi obsoleto al recibir su título arman circuitos en clase con chips descontinuados; y quien haya tenido la desdicha de comprar muchos discos láser (no digamos discos de acetato) y se le haya descompuesto su reproductor, se ve condenado a no volver a ver ni escuchar sus flamantes laser discs, pues ya no existen los componentes en el mercado. Así, quien compre hoy un ebook puede tener la certeza de que en cinco años no le servirá de nada (aun si no se le descompone, pues sólo podrá leer ahí los títulos que haya grabado, ya que los nuevos títulos aparecerán en versiones incompatibles). Quien haga una biblioteca electrónica (maravillosa idea en principio) tendrá que invertir cada año o dos en actualizar su base de datos para que siga siendo compatible con los navegadores y demás softwares que utilizará el público para accesarla. Por tanto y otras razones y ejemplos que no caben en tan poco espacio no creo que el libro tradicional esté amenazado. –
Sus libros más recientes son El alivio de los ahogados (Cuadrivio, 2013), Indio borrado (Tusquets, 2014) y Okigbo vs. las transnacionales y otras historias de protesta.