En 2011, la socióloga Arlie Hochschild, profesora emérita en la Universidad de California de Berkeley, cogió su coche y se marchó al estado de Luisiana para entrevistar a los votantes del Tea Party. Quería conocer qué llevaba a esta parte de la población a votar a un partido radicalizado hacia la derecha que criticaba con firmeza al Estado y defendía cuestiones como la inexistencia del cambio climático. El resultado fue el ensayo Extraños en su propia tierra (Capitán Swing), que recoge el pensamiento de estos votantes, en su mayoría blancos y con una profunda fe religiosa. Y todo ello en el segundo estado más pobre de Estados Unidos, con una gran cantidad de población reclusa y con una de las tasas de contaminación más altas del país. Aquellos votantes lo fueron años después de Donald Trump. En esta entrevista, realizada por correo electrónico, Hochschild detalla la fuerza de Trump y la situación de fractura peligrosa en la que se encuentra EEUU. Y alerta a los demócratas: si se quiere hacer frente a Trump, es necesario salir de las burbujas universitarias y el menosprecio hacia sus votantes.
¿Por qué le interesó hablar con los votantes del Tea Party? ¿Imaginaba usted entonces, en 2012, que un candidato como Donald Trump llegaría a ganar las elecciones?
Ya en 2011, cuando comencé mi proyecto, no era difícil ver que la derecha estaba creciendo en fuerza. Obama era bloqueado en todo momento. El Congreso estaba paralizado. Y parecía cada vez más claro que esta corriente no iba a cambiar. Llegué a comprender el nivel de angustia y resentimiento que había en esta parte de la población y el poderoso atractivo de Trump: cubrí su mitin en Nueva Orleans a principios de 2016. Sentí como si hubiera estado estudiando un material muy inflamable durante cinco años, y ahora había sido testigo de cómo la mecha había prendido. Pero no pensé que realmente ganaría.
Como demócrata, ¿qué fue lo más difícil de entender de estos votantes?
Lo más difícil vino después de escribir el libro. Les volví a visitar –les gustó el libro y sentí que había sido justa con ellos– y vi, sobre todo, cuán desconfiados se habían vuelto hacia los medios de comunicación
En el libro habla mucho las guerras culturales, ¿por qué cree que están tan enraizadas en Estados Unidos? En Europa es un fenómeno que no existe con tanta virulencia, o por lo menos no existía hasta ahora, ya que todo está cambiando también.
Porque perdimos lo que solía unirnos: desde sindicatos donde se unían muchos trabajadores hasta escuelas públicas a las que existían niños de diferentes clases. Estos elementos, o han entrado en decadencia, como los sindicatos, o son atacados, como las escuelas públicas, o simplemente han cambiado, como los medios de comunicación.
En el libro aborda el asunto del medio ambiente y el cambio climático como una de estas guerras, pero ¿cuáles cree que son las siguientes?
La separación familiar y la inmigración. El derecho del FBI a investigar la intrusión rusa en la política estadounidense
¿Por qué esta radicalización de los votantes republicanos?
Está sucediendo en todo el mundo. Los nuevos “radicales” son la élite de los que sienten que se quedan atrás. Y votan a Trump en los Estados Unidos, otros muchos usan turbantes en Pakistán y otros piden educación religiosa en Turquía.
¿No cree que hay una cierta mirada condescendiente y de superioridad desde los demócratas con estudios universitarios y de las clases medias o medias altas hacia la clase media republicana?
Sí, y no me di cuenta de lo problemático que era esto hasta que comencé a hablar con los demócratas sobre Extraños en su propia tierra. Curiosamente, el libro fue bien recibido en la Universidad Estatal de Luisiana, un campus moderado en un estado rojo –o sea, republicano–, pero se recibió con un poco de sospecha en Pomona College, un campus progresista en un estado azul. Allí me encontré con gente que me decía: “no queremos hablar con esos racistas”.
Volverse hacia dentro, encerrarse dentro de los límites de las pequeñas burbujas políticas liberales, es trágico. Los liberales necesitan salir de sus burbujas, formar coaliciones, hablar con grupos más grandes para recuperar relevancia y crecer a partir de ella.
Lo que parece es que Trump entendió bien la “historia profunda” de la que usted habla en el libro: población blanca que está resentida con el Estado. ¿Cree que se le votó más desde la emoción que desde la ideología?
Trump tiene una comprensión intuitiva de esta “historia profunda”, pero sin ningún tipo de reflexión sobre ella. La emoción y la ideología están completamente conectadas a la hora de votar.
Usted es muy crítica con canales de televisión como Fox News, que es la más vista entre los votantes de Trump, pero ¿medios como CNN o The New York Times no menospreciaron a los votantes republicanos? Hillary Clinton lo hizo en algunas declaraciones y quizá fue una de las razones para que perdiera.
Estados Unidos está fracturado, por lo que debemos ocuparnos de los principales “pilares del activismo”, tal y como pido en el epílogo de Extraños en su propia tierra.
¿Es una casualidad que haya habido muchos tiroteos en los institutos últimamente?
No. La violencia de la extrema derecha ha aumentado en los últimos años, según muestran las estadísticas del FBI.
¿Es el racismo uno de los mayores problemas sociales en Estados Unidos ahora?
Es el primero de muchos peligros sociales. Pero el peligro es aún más amplio y más profundo que eso.
Hay voces a la izquierda que dicen que Trump y Hillary Clinton eran casi lo mismo…
Sí, bueno, los votantes de Bernie Sanders.
¿Vio la película Tres anuncios en las afueras? ¿Es una película que puede hacer entender mejor a los votantes de Trump?
Sí, la vi. Lo que representó de forma muy brillante fue la ira existente.
¿Podrían ganar los republicanos la presidencia en 2020? ¿Puede surgir un anti-Trump entre los demócratas?
Puede, pero tenemos que trabajar mucho para eso.
es periodista freelance en El País, El Confidencial y Jotdown.