Cuando los escritores cumplen 80 años dejan de dar entrevistas y participan más bien en homenajes. Los diálogos que mantienen con sus entrevistadores suelen ser un recuento de los éxitos obtenidos, toda esa historia personal que explica sus libros, menciones a sus amigos de generación con los que abanderó suficientes luchas culturales, si escribe con música o en silencio. De eso están hechas no pocas conversaciones con los novelistas que llegan a las ocho décadas: de un festejo con el engañoso formato de preguntas y respuestas.
Este año, Vicente Leñero llega a sus 80 en plena forma, y para nuestro número de abril Christopher Domínguez Michael ha mantenido una conversación con él que evade ese carácter celebratorio. En esta entrevista, Leñero se revela como uno de esos pocos autores capaces de transformar un diálogo en un ejercicio de autocrítica. Le importa poco hablar de los triunfos literarios como entender los contextos en que acontecieron. Respecto al prestigioso premio Biblioteca Breve que obtuviera después de Mario Vargas Llosa, cuenta lo siguiente:
“Para el premio de 1963 Joaquín Díez-Canedo mandó Los albañiles a concursar a un jurado del que él era miembro. Él mismo me avisó que la novela había ganado. Andando el tiempo me contó la verdad de por qué había ganado. Después Díez-Canedo me publicó Los periodistas y tuvo éxito. El golpe a Excélsior había armado un escándalo y cuando la novela iba en la doceava edición me dijo que ya no se seguiría publicando: ‘Ya la leyeron todos los que la tenían que leer.’ Entonces le menté la madre y me salí. Cuando llegué a casa mi esposa me dijo: ‘¿Pero cómo le mentaste la madre a Joaquín? Le debes todo. Él fue el primero que te reconoció y que te publicó una novela.’ Regresé al día siguiente a pedirle disculpas y fue entonces que me contó cómo había ganado el Premio Biblioteca Breve: ‘No se crea tanto. Ese premio se lo di yo, su novela es aceptable, pero había una disputa.’ Seix Barral quería expandirse y después de Vargas Llosa la editorial quería publicar latinoamericanos. Había dos candidatos: Benedetti y yo. ‘Lo que peleábamos en la reunión era si Uruguay era más fuerte para publicar libros que México y yo les gané, por eso no se lo dieron a Benedetti, las oportunidades de edición eran mejores en México.’ Me puso en mi lugar, de pronto uno se siente muy crecido por ganar un premio”.
“Vicente Leñero, el realista en el mundo” es nuestra entrevista de abril en Letras Libres.