Le dijo “racista”, “tramposo” y “bribón. Palabras que ya habíamos oído antes para describir a Donald Trump, pero nunca en la Cámara de Representantes refiriéndose a un presidente en funciones.
Lo que no salió en la comparecencia del ex consiglieri fue la famosa bala de plata que según la leyenda es necesaria para eliminar al hombre-lobo. Y por más que moralmente sus trampas y bribonadas sean reprobables, para castigarle hace falta probar los delitos que se le imputan.
Lo que Cohen ofreció fueron documentos que revelan la manera gansteril de operar de Trump, sus maquinaciones para defraudar, y sus mecanismos para mentir y para obligar a sus empleados a mentir para cubrir sus mentiras. Dejó además, un buen número de pistas para que los Congresistas, y los fiscales investiguen los cinco delitos que hasta el momento podrían imputársele:
– El delito de conspiración para defraudar a Estados Unidos. Cohen testificó bajo juramento haber estado presente durante una conversación telefónica en la que el amigo de Trump, Roger Stone, le dijo que Julián Assange, el maleante que se hace pasar por periodista, recién le había anticipado la descarga masiva de correos electrónicos que perjudicarían la campaña de Hillary Clinton. La descarga sucedió unos días después y las agencias de inteligencia nacional la identificaron como proveniente de agentes ligados al gobierno ruso.
– Mentirle al FBI y al Departamento de Justicia al declarar que él no sabía nada de la reunión en la torre Trump entre su hijo, su yerno y miembros de su campaña con operativos rusos.
– Persuadir a Cohen de cometer perjurio al enmendar el testimonio ante el Congreso para falsear las fechas de las negociaciones en Moscú para construir un edificio. Y todo esto sucedía justo cuando Trump abogaba por suavizar y mejorar las relaciones de Estados Unidos con el gobierno de Putin.
– Violar las leyes de financiamiento de campañas electorales al ordenarle a Cohen que le prestara dinero para pagarle a una actriz porno con la que tuvo relaciones sexuales, para que esta no revelara la infidelidad durante la campaña presidencial.
– Defraudación bancaria, al inflar el valor de sus bienes para obtener préstamos y devaluarlos para reducir sus impuestos. Cohen dijo también que había otros fraudes sobre los que no podía elaborar porque estaban siendo investigados por fiscales federales.
Durante toda la comparecencia, los representantes republicanos atacaron la credibilidad de Cohen pero nunca refutaron las acusaciones.Y mientras tanto, en Hanoi, Trump terminaba abruptamente su segunda Cumbre con Kim Jong Un sin lograr ningún acuerdo sobre la desnuclearización de la península Coreana. El año pasado, después de la primera Cumbre en Singapur, Trump ya había cantado victoria.
En Washington se revelaba que Trump intervino para otorgarle a su yerno Jared Kushner el acceso a información de seguridad nacional privilegiada contraviniendo las recomendaciones de sus principales asesores y mintiendo al asegurar que no había intervenido en el proceso.
Y para rematar la semana, Trump exculpó al dictador norcoreano en la muerte de Otto Warmbier el estudiante estadounidense asesinado en las cárceles norcoreanas, aduciendo, al igual que ya lo ha hecho antes con Putin y con el príncipe heredero de Arabia Saudita Mohamed ben Salman, que sus tres amigos le habían dicho que no se habían enterado de asesinatos que no pudieron suceder sin su consentimiento.
Hoy el predicamento de Trump me recuerda al San Sebastián de Andrea Mantegna, que sobrevive el martirio del cuerpo surcado de flechas pero sabe que su lapidación es ya solo cuestión de tiempo.
Escribe sobre temas políticos en varios periódicos en las Américas.