En el número de junio de Letras Libres aparecieron varios artículos sobre la UNAM, entre ellos una entrevista que me hizo Luisa Bonilla que se puede leer aquí. A fines de julio apareció en el diario La Jornada un editorial del Dr. Javier Flores que luego de (digamos) leer esa entrevista llegaba a una conclusión intrépida: en lo que atañe a la UNAM, yo y la revista Letras Libres en general le hacemos “segunda” al PAN. (El artículo del Sr. Flores y mi respuesta se pueden leer aquí.)
Luego, el domingo 29 de agosto apareció otro editorial sobre el mismo asunto, en el mismo periódico, ahora firmado por el Dr. Arnaldo Córdova, que se debe leer aquí si se desea entender lo que sigue.
(Antes permítame recomendarle la lectura, ahí mismo, de los comentarios al calce aportados por algunos lectores. No salgo muy bien parado. Todo parece indicar que represento a la “derecha antiacadémica”; soy un “ignorante ilustrado”, un “ratoncilllo de biblioteca con pretensiones mundanas”, un “voraz troglodita”, un “retrógrada”, un “señor burguesillo del alma y la cabeza”, un “maquilador del pensamiento”, un “miserable malagradecido” y –este es mi preferido— un “mequetrefe promotor de élites parasitarias serviles de la extranjerización”).
Mi respuesta, aparecida el sábado 4 de septiembre, fue la siguiente
Precisiones de Guillermo Sheridan
Respondo al editorial de Arnaldo Córdova, en La Jornada del domingo, sobre mi participación en el número de julio de Letras Libres. El desprecio de Córdova a la UNAM es curioso: su planta académica “tiene muchos rezagos por encima de lo bueno que puede ofrecer” (sic); la enseñanza está en “desorden”, sus planes de estudio “no sirven para nada”, la investigación está “desarticulada”, para atreverse a discutir con un director “y más todavía con el rector, hay necesidad de mucho prestigio personal y de mucho valor” (como en una dictadura, pues). En suma, que luego de 43 años dedicados a ella, Córdova dice que “los vicios de la UNAM se antojan insolubles”.
Acto seguido, juzga que soy yo quien “detesta” a la UNAM.
A diferencia de usted, señor Córdova, creo que esos “vicios” tienen remedio; que 27 mil millones de pesos anuales exigen remedios. Usted, intelectual de “izquierda”, dice que los vicios son insolubles; yo, según usted “de derecha”, sostengo lo contrario. (Supongo que, para usted, soy de “derecha” por publicar en Letras Libres. Pregunto: los muchos artículos que he publicado sobre la UNAM en La Jornada y en Proceso ¿me hacen de “izquierda”? o, más gracioso aún, ¿hacen a esas publicaciones de “derecha”?)
Repito: fue el rector Narro quien se refirió a la necesidad que tiene la UNAM de patentar. Moléstese con él, ármese de valor, dígale que las patentes son “chatarra”, táchelo de “derechista”. Quien sostiene que las autoridades de la UNAM entregaron direcciones y cargos al PRD fue Díaz Barriga, estudioso de la UNAM. Ya lo llamó usted “tonto”, ahora refútelo con argumentos “de izquierda”.
Y finalmente me acusa de “mal universitario” porque ignoro “la precariedad en que vivimos los académicos universitarios”. Le recomiendo visitar al administrador de su instituto. Tiene que haber un error: usted recibe de la UNAM y del SNI por lo menos un millón y medio de pesos al año. Son muchas razones para seguir combatiendo por la igualdad, lo que, según usted, es lo que diferencia a un intelectual de “izquierda” de uno de “derecha”.
Agradeceré a La Jornada (diario fundado y dirigido por intelectuales empresarios, como los que tanto irritan a Córdova) la publicación de esta nota.
Guillermo Sheridan
(Esto de los intelectuales empresarios obedece a que el Dr. Córdova –como se lee en su editorial– juzga que un intelectual que labora en el sector privado lo hace porque piensa que “un intelectual pobre es un pobre intelectual”, a diferencia del intelectual intelectual, que sólo trabaja en el sector público o en la universidad.)
Esas “precisiones” merecieron una nueva
Respuesta de Arnaldo Córdova
De verdad que es chistoso Guillermo Sheridan: si uno no critica a la UNAM es acrítico, siendo un crítico de lo que está fuera de nuestra casa de estudios; si uno critica a la universidad, entonces la “desprecia”. Mis lectores deberán leer el artículo de Sheridan para ver quién está en cada trinchera. Yo señalé los vicios que aquejan a la UNAM, pero no dije que fueran insolubles (aunque a veces se antojen como tales). No lo califiqué de loco. Sólo dije que ni loco dejaría la UNAM. Y no lo califiqué de derechista porque escribe en Letras Libres; podrá escribir donde sea, incluso en La Jornada, y no dejará de ser un derechista. Una opinión que comparten incluso muchos colegas suyos en el instituto donde trabaja.
Yo mismo dije que estaba utilizando un discurso del rector Narro y no por eso refuté al rector. Sólo dije que él lo utilizó. Como también citó a uno que dijo una idiotez, vale decir, que la universidad estaba gobernada por su burocracia en pacto con el PRD. Y no debe esconder la mano: si cita a alguien en apoyo de sus opiniones, la responsabilidad no es del que se cita, sino de él mismo.
Sobre mi sueldo, no le voy a decir cuánto gano, pero es mucho menos de lo que supone. Yo hablé por la situación de más de 35 mil colegas (entre ellos, él mismo). Yo sólo soy un pobre emérito.
Sobre que es un mal universitario porque ni siquiera entiende a la UNAM, se lo sostengo cuando guste.
Arnaldo Córdova
En las entregas siguientes de este blog comentaré más sobre este asunto.
Es un escritor, editorialista y académico, especialista en poesía mexicana moderna.