Salve, Hugo I

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Muy grato ha sido leer las distintas crónicas de la fiesta que, en honor al fin de la concesión de Radio Caracas Televisión, organizó en elegante (por supuesto) rumbo de la Ciudad de México la embajada venezolana.

Es de agradecerse que los representantes del gobierno chavista hayan elegido “El Rey” – la más mexicana y macha de las canciones, favorita del Comandante Chávez – para celebrar lo que la encargada de negocios venezolana, Eloisa Lagonell, calificó como “el acto más democrático del mundo”.

Es de aplaudirse que, entre los enfiestados, estuvieran destacadísimos miembros de la vanguardia de la izquierda mexicana, como el Frente Popular Francisco Villa o representantes del CGH de la UNAM.

Mucho más loable es que diera un discurso Don Camilo Valenzuela, presidente del Consejo Nacional del PRD. Quizá envalentonado por la música ranchera o empachado de tanta arepa, don Camilo tuvo a bien señalar que la salida del aire de RCTV era sólo una muestra más de la muy chavista construcción de “instrumentos de comunicación populares, sociales, y participativos”, además de agregar que México tiene “mucho que aprenderle a Venezuela”.

Desde Cuba (por supuesto), Guadalupe Acosta Naranjo puso unos muy necesarios límites a esa incomodísima garantía que es la mentada “libertad de expresión”: “El día que una televisora pueda convocar al derrocamiento militar de un gobierno y participar en la estrategia de un golpe de Estado, y a pesar de eso pedir que le renueven la concesión en aras de la libertad de expresión, no sé si eso sea válido”.

Perlas de sabiduría, si no fuera por una minúscula salvedad: RCTV no hizo eso. Lo que hizo fue plantarle (modesta) cara al chavismo, asunto que –ese sí– no es muy “válido” en la triste Venezuela de hoy. De acuerdo con La Jornada, que (por supuesto) ha publicado notas que piden “no exagerar” sobre las implicaciones del cierre de RCTV, todos los convocados en la embajada venezolana se reunieron bajo el lema de “Amigos del proceso democratizador en Venezuela”.

¡Cuánta razón tienen! Y es que, en efecto, el de Chávez es un gobierno amigo de la democracia. Un gobierno a perpetuidad que modifica y maneja a placer constitución, poder legislativo, poder judicial, empresas públicas, tierras, empresas privadas, recursos energéticos, agenda informativa y hasta escudo nacional. Un gobierno que mantiene listas de quienes lo apoyan y reparte, en consecuencia, reprimendas o favores. Un gobierno que engaña, malgasta y miente. Un gobierno sólo interesado en su propia supervivencia. Todo un ejemplo a seguir. En fin, así es la izquierda mexicana, aunque no tenga trono ni reina, ni nadie quien la comprenda….

– León Krauze

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(Ciudad de México, 1975) es escritor y periodista.


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